La grasa animal es la segunda materia prima más usada para hacer biodiésel en Brasil, con 14,62 por ciento del total en julio, después del aceite de soja (78,7 por ciento). Ambas materias primas provienen de la gran ganadería y del monocultivo, lo que contraviene el programa oficial del biodiésel, que pretende fomentar la agricultura familiar.
Por lo menos cinco fábricas adquieren sebo vacuno de fuentes involucradas en la deforestación y en irregularidades laborales como trabajo esclavo y otros delitos, según el recién concluido informe de Repórter Brasil, una organización no gubernamental conocida por denunciar la esclavitud moderna.
Eso “pone en jaque el discurso de la sustentabilidad” del biodiésel como mitigador del cambio climático, ya que la ganadería es la actividad que más deforesta la Amazonia, señaló a Tierramérica Thais Brianezi, del Centro de Monitoreo de Agrocombustibles de Repórter Brasil.
