DDHH-SERBIA: Amenaza de prohibición contra ultranacionalistas

La justicia de Serbia podría disolver grupos ultranacionalistas cuya prédica está detrás de actos de violencia como el asesinato del francés Brice Taton en Belgrado, a donde había viajado para disfrutar un partido de fútbol del club del que era hincha, Toulouse.

La Fiscalía de este país solicitó a la Corte Constitucional la prohibición de esas organizaciones, entre ellas Obraz y Movimiento 1389, que suelen interrumpir violentamente espectáculos artísticos o manifestaciones de activistas de derechos humanos a los que consideran "antiserbios".

Taton, de 28 años, fue atacado por enmascarados a plena luz del día en un café del centro de Belgrado el 17 de septiembre, poco antes de un partido de la Liga Europea entre el club serbio Partizan y Toulouse. Días después, hubo agresiones similares contra un australiano y un turista libio.

Diez de los hinchas del Partizan fueron arrestados y dos serán juzgados por el crimen.

Luego de estos actos de violencia, se canceló la edición local de la Marcha del Orgullo Gay programada para el 20 del mes pasado. Uno de los grupos había declarado que "no puede haber en la nación serbia pura personas cuya orientación sexual difiera de lo normal".
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Las dos organizaciones se proclaman "patrióticas" y reivindican su derecho a promover "los valores tradicionales serbios a todo costo, incluido el uso de la violencia", según indican sus líderes, sus programas y sus sitios en Internet.

"Hemos pedido la prohibición de Obraz y del Movimiento Popular 1389", dijo a la prensa el fiscal Slobodan Radovanovic el jueves pasado, luego de presentar la demanda ante la Corte Contitucional. "Sus actividades están en directa contradicción con la Constitución."

Al mismo tiempo, Radovanovic consideró probable la prohibición de ciertos grupos de hinchas de fútbol, en especial de los clubes Crvena Zvezda, Partizan y Rad, sobre los que hay "pruebas de involucramiento en actividades del crimen organizado".

Fanáticos de Crvena Zvezda causaron destrozos en pubs y cafés de Praga en septiembre, poco antes de un partido contra un club local. En Belgrado, las actividades de los hinchas de fútbol suelen ser violentas. Unos cuantos del club Rad, por ejemplo, realizaron ataques con cuchillos.

El artículo 55 de la Constitución serbia indica que la Corte Constitucional puede prohibir organizaciones cuyas acciones alienten una ruptura violenta del orden institucional, violen los derechos humanos, incluidos los de las minorías, o instiguen el odio racial, étnico o religioso", dijo a IPS el profesor de derecho internacional Vojin Dimitrijevic.

"La pregunta es por qué la acción se inicia ahora y no antes. ¿Debimos llegar al asesinato o a la golpiza de extranjeros para darnos cuenta de que la justicia debe actuar?", se preguntó el jurista.

El analista político Bozo Prevelevic atribuye tal tardanza a varias razones. "No es ningún secreto que los clubes de fútbol más fuertes de Serbia son dirigidos por políticos, policías y empresarios influyentes, y también por prominentes miembros del sistema judicial. De esos ámbitos procede la protección de los hinchas", explicó a la emisora de televisión Belgrado B92.

Prevelevic recordó, en ese sentido, el caso de Uros Misic, de 20 años. El año pasado, cuando hinchas se disponían a incendiar el estadio del club Crvena Zvezda, Misic fue detenido al intentar insertar una antorcha prendida en la boca del policía Mebojsa Trajkovic.

Fuentes policiales dijeron a IPS que existe una fuerte conexión entre el crimen organizado, incluidas organizacioens de narcotraficantes, y clubes de fútbol donde los cabecillas de las pandillas reclutan los denominados "soldados".

"Los jóvenes deben probar su lealtad a los jefes haciendo trabajos sucios o participando en actos de violencia. A cambio, obtienen dinero, automóviles nuevos o incluso drogas. Así, jóvenes pobres, desempleados y sin educación logran cierto prestigio y relevancia social", dijo una fuente policial que solicitó reserva.

El presidente de Serbia, Boris Tadic, dijo que la violencia social es consecuencia de la violencia política de los años 90, cuando Serbia estaba inmersa en las guerras de la secesión de la antigua Yugoslavia y la prepotencia era considerada sinónimo de "valentía".

Luego de una manifestación en homenaje al francés Taton, Tadic prometió que "el Estado hará todo lo que esté a su alcance para detener la violencia, que puede conducir al fascismo".

La acusación de la fiscalía encendió la alarma en los partidos derechistas.

El líder del nacionalista Partido Progresista Serbio, Tomislav Nicolic, dijo que "la prohibición representaría un precedente peligroso y derivaría en la proscripción de los movimientos derechistas, que tienen derechos a existir después de 20 años de sistema multipartidario".

El presidente de la Corte Constitucional, Bosa Nenadic, anunció que la sentencia del caso iniciado por el fiscal Radovanovic se conocerá "en los próximos meses".

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