La visita de 48 horas a Cuba del canciller de España, Miguel Ángel Moratinos, permitió tomar el pulso al desarrollo de las relaciones bilaterales dos años y medio después de restablecido el diálogo político y la cooperación.
Moratinos concentró el grueso de su agenda en la víspera, que comenzó con una reunión oficial con su par cubano, Bruno Rodríguez, en la cual ambos se mostraron satisfechos de comprobar que el diálogo entre los dos países está funcionando y de la buena marcha de los vínculos.
Poco antes de emprender el regreso, la noche del lunes, el ministro español fue recibido por el presidente de Cuba, Raúl Castro. Un escueto reporte de la televisión local dijo que en el encuentro "se abordó el estado actual de las relaciones bilaterales y las vías para su futuro desarrollo".
Según fuentes españolas, la conversación de casi tres horas se llevó a cabo poco antes de la cena de despedida ofrecida al canciller anfitrión en la residencia del embajador de España en la isla, Manuel Cacho.
El propio Moratinos marcó el comienzo de la nueva postura española hacia Cuba cuando en abril de 2007 acordó con sus anfitriones, en su primer viaje a La Habana, abrir un cauce normal para conversaciones periódicas sobre todos los temas de la agenda común, incluido el de los derechos humanos.
[related_articles]
En su opinión, el cambio logrado con esa política es muy positivo y tiene que ver fundamentalmente con la colaboración, que hace algunos años era inexistente, o si la había era "a escondidas". "Hoy día se hace una cooperación abierta, solidaria, comprometida", señaló.
Como expresión de los nuevos tiempos, el titular de Asuntos Exteriores y Cooperación inauguró la Oficina Técnica de Cooperación de España (OTC), instalada en la Lonja de Comercio, un centenario y remozado edificio del casco histórico de La Habana Vieja.
Según datos brindados a IPS por Juan Diego Ruiz, director de la OTC, la ayuda española para el desarrollo destinada a Cuba creció de 17 millones de euros (25,5 millones de dólares) en 2007 a los más de 34 millones (50,1 millones de dólares) con los que se espera cerrar 2009. "Es decir que se ha duplicado la cooperación bilateral en estos dos años", confirmó.
"La cooperación con un país tan próximo, cercano, tan importante para los españoles, como es Cuba, no podía ser menos en el afán de ir construyendo juntos una sociedad mejor", remató Moratinos, quien llegó a La Habana la noche del sábado y al día siguiente se entrevistó con el cardenal Jaime Ortega, arzobispo católico capitalino.
En su opinión, el diálogo político abrió la posibilidad no sólo de apoyar y acompañar los esfuerzos de las autoridades cubanas, sino también hacerlo desde el compromiso que la sociedad española siempre tiene muy presente con la situación en Cuba.
El canciller español también confirmó la decisión de su país de contribuir al logro de los Objetivos de Desarrollo para el Milenio (ODM), que proponen de manera prioritaria con plazo en 2015 erradicar la pobreza extrema y el hambre, garantizar la educación universal de niños y niñas y reducir la mortalidad infantil.
Fijados en una sesión especial de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en septiembre de 2000 en Nueva York, en presencia de numerosos jefes de Estado y de gobierno, los ODM incluyen mejorar la salud materna, combatir el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades, y garantizar la sostenibilidad ambiental, teniendo como base de los indicadores los registrados en 1990.
Al parecer, los temas espinosos de la agenda cubano-española no llegaron a empañar la decisión de Madrid, que volverá a la presidencia temporaria de la Unión Europea (UE) el primer semestre del año próximo, de fortalecer la normalidad de las relaciones bilaterales y trabajar por la mejoría de los vínculos entre ese bloque y La Habana.
El principal escollo en esa intención está en conseguir el consenso de los 27 países miembros de la UE para abolir la llamada posición común, que fuera promovida en ese ámbito en 1996 por la administración del centroderechista José María Aznar con el propósito declarado de inducir cambios democráticos en la isla caribeña.
La Habana considera esa postura una inaceptable injerencia en sus asuntos internos y un obstáculo para la plena normalidad en sus vínculos con la UE. En ese sentido, estima que sólo con la eliminación de la posición común se podrá avanzar en el diálogo constructivo abierto con Europa en 2008, luego de varios años de distanciamiento.
Para analistas, la postura de España es clave en ese proceso de acercamiento, que se lleva a cabo, además, en un contexto de distensión con Estados Unidos tras la llegada al gobierno de ese país de Barack Obama, del Partido Demócrata, y de plena reinserción cubana en América Latina y el Caribe, su entorno geográfico natural.
Moratinos mantuvo su agenda en los cauces oficiales y se abstuvo de reuniones con sectores de la oposición interna, considerados mercenarios a sueldo de la política hostil de Washington hacia Cuba. Sin embargo, en sus pláticas privadas puso sobre la mesa todos los temas de su agenda.
Entre los puntos "delicados" de las relaciones figura la deuda de 2.000 millones de dólares que Cuba intenta renegociar. Durante las conversaciones, las autoridades dieron seguridades de que el país honrará sus compromisos pese a sus dificultades financieras, agravadas por la crisis económica global en curso, nacida en Estados Unidos.
La situación de los derechos humanos fue abordada, pero de manera "general". Al parecer, los detalles quedaron para Madrid en febrero próximo, cuando se reúna nuevamente el mecanismo sobre esa materia acordado como parte del diálogo político vigente desde abril de 2007.