AMBIENTE-EEUU: Lago Michigan sufre el cambio climático

El estado del tiempo era ideal para nadar en las aguas del estadounidense lago Michigan este verano boreal. Pero, por muchos días, las gaviotas fueron los únicos seres vivos que habitaron la playa, arrancando mejillones cebra de un cieno verde y grueso que lo cubría todo.

Científicos a bordo del buque Lake Guardian se preparan para tomar muestras del agua del lago Michigan. Crédito: Adrianne Appel/IPS
Científicos a bordo del buque Lake Guardian se preparan para tomar muestras del agua del lago Michigan. Crédito: Adrianne Appel/IPS

La formación de este raro tapiz se debió a la Cladophora, alga nativa que en los últimos años sufrió una metamorfosis, pasando de ser una especie de comportamiento dócil a un monstruo verde que contamina agua potable y playas, y que obstruye las cañerías de insumo industrial en el Michigan, uno de los cinco Grandes Lagos.

Hasta ahora los científicos no han descubierto la razón del crecimiento excesivo de la Cladophora. El lago está tan presionado desde el punto de vista ambiental que cualquiera de una serie de factores, juntos o separados, puede ser la causa, sostienen.

«Es fácil ver lo que está ocurriendo. Es difícil comprender por qué», dijo para este artículo J. Val Klump, director del Instituto de Tecnología Acuática e Investigaciones Ambientales de Wisconsin (conocido por sus siglas en inglés Water, que también significa «agua») de los Grandes Lagos.

Los principales sospechosos son el cambio climático —que elevó la temperatura del lago y bajó los niveles del agua— y los cambios generalizados en el ecosistema lacustre, creados por los invasores mejillones cebra y los mejillones «quagga», millones de los cuales ahora cubren el fondo del lago.
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«Estos sistemas son muy sensibles al cambio climático», dijo Klump.

Ésta no es la primera vez que la Cladophora, cuyo crecimiento es estimulado por el fósforo y otros nutrientes, se transforma en una planta fastidiosa. También creció excesivamente en los años 60 y 70, hasta que dejó de verterse al lago el excedente de fósforo, producto derivado de la industria y los hogares. Con el fósforo bajo control, lo estuvo también la Cladophora, hasta hace unos cinco años.

«Algo ha cambiado», dijo a esta periodista Paul Horvatin, director de controles de la federal Agencia de Protección Ambiental de los Grandes Lagos, mientras estaba a bordo del buque de investigaciones Lake Guardian en el lago Michigan.

El gobierno de Barack Obama se ha comprometido a aportar 5.000 millones de dólares a lo largo de 10 años para recuperar los Grandes Lagos, y parte de la primera cuota de 475 millones de dólares se usará para investigar a las especies invasoras, dijo Horvatin.

Los cinco Grandes Lagos ocupan 244.000 kilómetros cuadrados, que se extienden por Estados Unidos y Canadá, a apenas 2.400 kilómetros de la plataforma helada polar. Los lagos permiten el paso de embarcaciones hacia el océano Atlántico, y mantienen algunas de las más ricas reservas pesqueras comerciales del mundo. Además, alrededor de 40 millones de personas obtienen agua potable de los Grandes Lagos.

Al mismo tiempo, los lagos están contaminados con productos químicos y metales pesados, particularmente los sedimentos del fondo, tras siglos de industrialización. Los lagos son sistemas cerrados y conservan los contaminantes. Se considera que 43 bahías de los Grandes Lagos son vertederos altamente tóxicos.

«La buena noticia es que estamos viendo una reducción de los (compuestos tóxicos) bifenilos policlorados y los diclorodifeniltricloroetanos. La mala es que no se han reducido lo suficiente», dijo Horvatin.

Incluso hoy, grandes cantidades de aguas residuales fluyen desde áreas urbanas como la norteña Milwaukee hacia el lago Michigan, por causa de drenajes sobrecargados durante lluvias muy fuertes. En un día normal, 30 por ciento de los desagües de Milwaukee dan positivo en los análisis de contaminación con heces humanas, dijo Klump.

Los desbordes de aguas servidas hacia los lagos van en aumento, a medida que el cambio climático hace que haya más días de lluvias torrenciales en el Medio Oeste, según el Instituto Nelson de la Universidad de Wisconsin.

El Medio Oeste se está calentando en general, con días de calores más extremos en verano, inviernos más cálidos con menos nieve y menos hielo en los Grandes Lagos.

Según el Instituto Water, ahora los inviernos en Wisconsin —que limita con el lago Michigan— son 16 grados más calurosos que antes de 1980.

En 2030, la cantidad de nieves primaverales se habrá reducido a la mitad, y el lago Michigan podrá estar despojado de hielo durante buena parte del invierno, según modelos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica.

El agua del lago Michigan ya está 58 centímetros por debajo de lo normal, cerca de su nivel más bajo, a causa de la evaporación causada por el calor estival, según el Instituto Nelson.

El lago Superior solía tener una cobertura helada en 60 por ciento de su superficie durante la mayor parte del invierno, pero actualmente ese hielo ocupa 20 por ciento, dijo Klump.

«Lo primordial es que para mediados a fines del siglo estaremos en una zona climática diferente», dijo Klump. El clima del Medio Oeste será como el del más sureño estado de Arkansas, señaló.

Según el zoólogo Brian Shuter, del Ministerio de Recursos Naturales de la meridional provincia canadiense de Ontario, estos cambios pueden hacer que peces de agua fría, como el salmón, la trucha de lago y la trucha de arroyo, se trasladen al norte, y que sean reemplazados por peces de agua cálida como la carpa y el bagre.

Actualmente, la autóctona mariposa azul de Karner, una especie amenazada que prospera en el hábitat natural del Parque Nacional Dunas de Indiana, en el extremo sureño del lago Michigan, está en problemas, según la Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Comprometidos).

La nieve aísla los huevos de la mariposa en los inviernos gélidos, pero ahora sobreviven menos porque hay menos nieve.

La temperatura, el nivel del agua y otros cambios en el lago Michigan han creado el hábitat perfecto para que nuevas especies como la totora híbrida reemplacen a las praderas de juncias que rodean Green Bay, una de las reservas pesqueras más ricas del mundo, según el Instituto Water.

Los mejillones cebra y quagga, originarios de Rusia y Ucrania, abundan en el lago Michigan, a tal punto que en los últimos 19 años alteraron drásticamente ese ecosistema.

Los mejillones son agresivos comedores de filtros, y en los últimos cinco años su actividad cambió las aguas típicamente barrosas y ricas en plancton, aclarándolas. Ahora la luz penetra el lago, llegando a zonas donde nunca antes había estado.

A los buzos les encanta este cambio, igual que a la Cladophora, cuyo crecimiento es estimulado por la luz.

Mientras filtran, los mejillones secretan altas cantidades de fósforo, lo que también puede estar alentando el crecimiento de la Cladophora.

La variedad quagga secreta aún más fósforo a medida que aumenta la temperatura, como viene ocurriendo en el lago Michigan, dijo Harvey Bootsma, científico del Instituto Water.

El plancton es una rica fuente de alimento para muchos peces nativos. Como los mejillones consumen grandes cantidades del mismo, «los peces están adelgazando», dijo Bootsma a esta reportera.

Cualquiera que esté cerca de una playa obstruida por la Cladophora puede decir que hay algo que no está bien con el lago Michigan.

Cuando las algas se descomponen «hieden como un chiquero», según Bootsma.

Y eso no es todo. Los montones de algas muertas en la playa amenazan la calidad del agua. Las arrastra la corriente, y con ellas llegan, adheridos, los mejillones cebra. Gaviotas y otras aves se pasean sobre las algas, comiendo los mejillones y depositando materia fecal con altas concentraciones de bacterias tóxicas Escherichia coli.

Todo ese caos se pudre bajo el sol y apesta, y las bacterias contaminan el agua, explicó Bootsma.

Los pájaros también sufren. En 2007, más de 17.000 de ellos murieron de botulismo, causado por un bacilo que habitualmente vive en pequeñas cantidades en la arena del lago, sin causar daños, pero que los mejillones concentran, dijo Horvatin.

Él y otros investigadores esperan encontrar respuestas pronto. «Estamos intentando mirar toda la cadena alimentaria y ver cómo ha cambiado con el tiempo», señaló.

* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org).

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