Aunque ante los ojos de sus vecinos latinoamericanos parecen menos conservadores, los brasileños también tienen miedo y pudores a la hora de hablar de sexo. Por eso el Ministerio de Salud se planteó combatir esos mitos con una campaña contra la expansión de enfermedades venéreas.
La médica infectóloga Karla Ronchini, lidia con esa realidad cotidianamente en el hospital universitario Graffe Guinle, de Río de Janeiro. Se trata de casos de enfermedades de transmisión sexual, entre otras, sífilis, tricomoniasis, papilomavirus humano (HPV), gonorrea y herpes, donde todavía escucha argumentos como "me la agarré en un baño público" o "sentada en un ómnibus".
"Lamentablemente Brasil es un país sumamente machista donde la gente tiene vergüenza de hablar de sexo. No saben manejar naturalmente este tema y la enfermedad de transmisión por esta vía es exactamente donde el problema queda en evidencia", relata a IPS.
El Ministerio de Salud asegura que cerca de 10 millones de brasileños y brasileñas ya tuvieron alguna señal o síntoma de alguna enfermedad de transmisión sexual, aquí conocidas como DST por sus siglas en portugués.
También especifica que de ese total 6,6 millones son hombres. Pero "lo más preocupante" es que 18 por ciento de ellos y 11,4 por ciento de las mujeres afectadas no han buscado ningún tipo de tratamiento, advierte.
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Sin embargo, esto "no es una característica sólo brasileña", acota el psicoanalista George de Gouveia, coordinador del no gubernamental "Grupo por la Vida".
"La dificultad de lidiar con la sexualidad es inherente a toda sociedad, porque el sexo es tabú desde tiempos ancestrales. Es el lugar donde las personas no llegan, no se permiten mirar, tocar, conversar", indicó.
Preocupado por esa realidad y basado en un estudio de comportamiento de los brasileños, el Ministerio de Salud decidió invertir en una campaña destinada a combatir la expansión de las enfermedades de transmisión sexual.
Según la investigación titulada "Conocimientos, actitudes y prácticas de la población brasileña de 15 a 64 años de edad", los problemas causados por las DST pueden aumentar 18 veces el riesgo de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
La campaña "Mucho placer, sexo sin DST", está dirigida especialmente a los hombres y el objetivo es que la población reconozca las señales y síntomas de las enfermedades de transmisión sexual, y alerte a su pareja o compañeros sexuales casuales, sobre sus riesgos.
Fabiano Zortea, un joven administrador de empresas del sureño estado brasileño de Rio Grande do Sul, narra a IPS que 20 por ciento de sus conocidos "admiten un problema de ese tipo". Un límite que atribuye a la vergüenza, a los prejuicios y al miedo de que lo excluyan de su medio.
La campaña incluye desde la distribución de millones de panfletos hasta un jingle grabado por cantantes folclóricos populares, como el dúo Chitaozinho e Xororó, difundido en radios de todo el país.
Una de las novedades en la estrategia de comunicación es lo que el Ministerio de Salud llama "hot site" (http://www.aids.gov.br/muitoprazer) con informaciones generales sobre prevención y tratamientos de las enfermedades de transmisión sexual.
Pero el punto de la campaña que más polémica a levantado es una especie de tarjeta postal virtual, disponible en el "hot site", que en su versión femenina o masculina sirve para contarle a la pareja o compañero sexual casual, sin necesidad de identificarse, el descubrimiento de alguna DST y la necesidad de que busque tratamiento.
"Hola, no sé si ésta es exactamente la mejor manera de decírtelo… Pero descubrí que tengo una enfermedad de transmisión sexual. Fui a una unidad de salud, busqué un médico y ya estoy tratándome. Creo que deberías hacer lo mismo", dice una de las tarjetas virtuales, que al dorso contiene el dibujo de una sensual mujer u hombre.
Mariángela Simao, directora del departamento de DST y Sida del Ministerio de Salud, justifica el método por "la dificultad que muchas personas tienen para decir que están infectadas".
De esta manera, las tarjetas contribuirían, "a través de las nuevas tecnologías de comunicación, a enfrentar esas enfermedades de forma directa y con el mínimo nivel de exposición".
Gouveia opinó que cualquier método es válido si su objetivo es prevenir las DST que habitualmente "son puerta de entrada para la infección de VIH".
"Trabajando la cuestión de las DST se actúa también de forma indirecta en la prevención de VIH", subrayó.
Lo que el activista contra el sida cuestiona es "el dudoso gusto" de las tarjetas virtuales, en un mundo donde, según destaca, existen tantas otras tecnologías de comunicación para informar sobre una DST, como el teléfono móvil o los correos electrónicos.
Ronchini y Gouveia temen que, por ser anónimas, las tarjetas virtuales se conviertan en una broma pesada para vengarse de un ex compañero-compañera, o que al recibirlas sean confundidas con un virus pero de computadora.
La médica defiende en cambio otro tipo de campaña "durante todo el año" y "más osada", que enseñe a la población desde la infancia" de forma natural como es el sexo, como prevenirse y tratarse", y que sobre todo enseñe a hablar sin tapujos y de manera sincera de sexo.
El Ministerio de Salud conoce a fondo esos mitos y pudores que, por ejemplo, también llevan a la automedicación.
Según el informe citado sobre el comportamiento sexual brasileño, el "mal hábito" predomina entre los hombres. Mientras 99 por ciento de las mujeres que buscan tratamiento recurren primero a un médico, un cuarto de los hombres busca solución en la farmacia.
Otras informaciones alertan que los hombres tienen 31,2 por ciento chances más que las mujeres de tener alguna señal o síntoma de DST alguna vez en la vida.
Asimismo observan que la relación sexual con un compañero del mismo sexo más que duplica esa probabilidad, o que los individuos que ya tuvieron más de 10 parejas tienen 65 por ciento más de riesgo.
Además de los alertas, la campaña indica y orienta los caminos hacia la solución del problema. Informa que el tratamiento para las DST es simple, en su mayor parte con chance de cura, y que está disponible en toda la red pública de salud.