Protegido del sol ardiente por un sombrero de junco, uno de los principales dirigentes del Frente Nacional Contra el Golpe de Estado en Honduras declaró: la única salida a la crisis política es el retorno de Manuel Zelaya a la Presidencia antes del 30 de septiembre.
Pero también se requiere el establecimiento de una asamblea nacional constituyente para promulgar una nueva Constitución que permita refundar Honduras como una nación progresista de América Central, agregó a IPS Rafael Alegría, dirigente del Frente.
Esa nueva Constitución debe contemplar el fin de los "grupos tradicionales del poder" mediante una profunda reforma del sistema de gobierno, la reelección presidencial, la ampliación del mandato a cinco años, la disolución de las Fuerzas Armadas y una total reorganización de la policía, enumeró Alegría antes de iniciar la marcha del día 82 de la protesta contra el golpe de Estado, en una zona de barrios pobres en el norte de Tegucigalpa.
Mientras, el gobierno que se instaló con el golpe del 28 de junio dice que la solución son las elecciones generales del 29 de noviembre para escoger una nueva administración.
"Los comicios generales serán boicoteados por el Frente, porque ocurren bajo una administración golpista que solo tiene la opción de aceptar el plan de mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, en consonancia con el gobierno de Estados Unidos", agregó Alegría, portavoz del Frente y dirigente de La Vía Campesina, una red internacional de organizaciones de pequeños agricultores y trabajadores rurales.
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Con este proyecto político y social, el FNR ha sostenido el movimiento de protesta pacífica más prolongado de la historia reciente de Honduras, al superar la formidable huelga de millares de trabajadores de las plantaciones bananeras controladas por dos empresas de Estados Unidos en la norteña costa atlántica de este país, que se extendió entre el 1 de mayo y el 10 de julio de 1954.
"La historia de Honduras se escribía antes y después de la huelga de los trabajadores de 1954, pero ahora se debe consignar que hay una nueva nación hondureña antes y después del 28 de junio, fecha en que se capturó y se sacó del país al presidente Zelaya, en un golpe de Estado que requiere de una asamblea constituyente para restablecer la institucionalidad del país", subrayó Alegría.
Según el periodista y analista Manuel Torres, en 1954 los trabajadores luchaban por normas que regularan las relaciones laborales, un sistema de seguridad social y una reforma agraria.
La huelga comenzó el 1 de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, en las instalaciones de la empresa bananera United Fruit Company (hoy Chiquita Brands), y rápidamente se sumaron a ella los obreros de la Standard Fruit, además de otras organizaciones laborales en la costa atlántica.
"Estamos cosechando la lucha de los camaradas del 54. Ellos lucharon por un nuevo código del trabajo, seguridad social y la reforma agraria. Ahora nosotros tenemos que luchar por un proyecto político más ambicioso", subrayó Alegría.
Mientras, en la Casa de Gobierno, el presidente de facto Roberto Micheletti, asesorado por expertos en imagen israelíes y centroamericanos, dijo que el FNR está integrado por "un grupo vagos y corruptos que estamos a punto de desenmascarar, al informar de la gran cantidad de millones de dinero que recibieron para defender el proyecto político de Zelaya de la creación de una asamblea constituyente".
Buscaban "disolver los poderes del Estado y crear las condiciones para continuar el poder, al igual que los actuales presidentes de Venezuela, Bolivia y Ecuador", agregó.
El diputado Marvin Ponce, del izquierdista partido Unificación Democrática (UD), apuntó que la huelga de 1954 se concentró en la zona norte y sus reivindicaciones de carácter económico se concretaron años después, cuando el presidente Ramón Villeda Morales (1957-1963) promulgó el Código del Trabajo, la Ley de Reforma Agraria y la creación del Instituto Hondureño de Seguridad Social.
Hay una coincidencia histórica entre Villeda Morales y Zelaya, ambos fueron derrocados por golpes de Estado y expulsados a Costa Rica, dijo Silvia Mendieta, de 25 años, estudiante de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras y activa participante en las demostraciones de "la resistencia", como se llama comúnmente al Frente.
La lucha del Frente, iniciada en las afueras de la Casa de Gobierno tres horas después de que militares capturaran y expulsaran a Zelaya del país, comenzó encabezada por Alegría, César Ham, candidato presidencial de la UD, dirigentes de sindicatos magisteriales y de las tres centrales obreras.
Al día siguiente, 29 de junio, comenzaron las protestas callejeras cerca de la Casa de Gobierno, donde se dieron violentos enfrentamientos con policías y soldados que pronto se convertirían en un acto cotidiano en Tegucigalpa y en otras grandes ciudades, como la noroccidental San Pedro Sula y la sureña Choluteca.
El 5 de julio, cuando el depuesto Zelaya intentó aterrizar en el aeropuerto Toncontín de Tegucigalpa a bordo de un avión del gobierno de Venezuela, millares de personas llegaron a la terminal.
Cuando intentaron ingresar a la pista de aterrizaje, bloqueada por vehículos militares, fueron repelidas a tiros por fuerzas combinadas del ejército y la policía. Allí murió de un balazo en el cráneo el joven Isis Obed Murillo, de 19 años y originario del nororiental departamento de Olancho.
Luego, "la resistencia" se lanzó a la toma de carreteras estratégicas, aduanas, centros educativos e instituciones estatales descentralizadas, donde cuenta con apoyo de poderosos sindicatos de trabajadores.
Además de las marchas, comenzaron las caravanas de automóviles, y los actos culturales los sábados y domingos en la Plaza Central de Tegucigalpa, donde está la estatua del héroe nacional Francisco Morazán, quien luchó por la creación de la Federación de Naciones Centroamericanas pocos años después de la independencia de España, en 1821.
En esos actos se destaca una serie de conciertos de nuevos grupos que han creado canciones de protesta que exaltan a Zelaya y condenan a Micheletti. También varios poetas han divulgado escritos sobre el golpe, la resistencia y la necesidad de un cambio político profundo.
En la radioemisora Globo han aparecido programas como "Gabinete Constitucional", donde participan funcionarios del gobierno de Zelaya, espacios para la juventud de "la resistencia" e informativos del poderoso movimiento sindical.
En sus 82 días de vida, "la resistencia" realiza marchas por barrios pobres y zonas marginadas de Tegucigalpa e invita a sus pobladores a unirse al movimiento. En esas demostraciones los militantes pintan con aerosoles consignas como "Morazán está en las calles", "El pueblo vencerá" y el término "golpista" aplicado a una serie de ex presidentes y jerarcas de las iglesias Católica y Evangélica, en particular al cardenal Óscar Rodríguez y al pastor Evelio Reyes.
Para Ponce, este proyecto de refundación se puede materializar con la convocatoria de una multitudinaria asamblea popular, como ocurrió en Bolivia, o bien mediante un proceso electoral.
En forma paralela, también se han realizado multitudinarias marchas de la Unión Cívica Democrática en apoyo al gobierno de Micheletti.
El martes 15, Día de la Independencia de América Central de España, tanto "la resistencia" como el gobierno organizaron multitudinarios desfiles en los que exhibieron las fuerzas casi parejas de ambas posiciones, en una polarización extrema.
Esta polarización podría atenuarse si se establece un diálogo entre Zelaya y Micheletti, contemplado en el plan del presidente Arias, quien se reunió el miércoles durante tres horas en San José con cinco de los seis candidatos presidenciales de los partidos políticos legales, que se comprometieron a impulsar conversaciones de paz.
La propuesta de Arias incluía el retorno de Zelaya a su cargo, la conformación de un gabinete de unidad nacional, una amnistía para los delitos políticos vinculados al golpe, el adelantamiento de los comicios y su supervisión por parte de un comité de notables internacionales. Pero el primer punto fue rechazado por Micheletti y su gobierno.
Arias se reunirá este lunes 21 con la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, y posiblemente con Zelaya, para analizar una salida a la crisis hondureña en Nueva York, donde coincidirán por la 64 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.