«Tenemos grandes fuentes de energía, pero apenas 20 por ciento de la población accede a la electricidad porque la mayor parte se vende a otros países», dijo Georges Bokundu, empleado de la Iniciativa Sociedad Abierta para África Austral en la República Democrática del Congo.
"Los habitantes de la región de Bakongo ven instalar cables de electricidad que pasan sobre sus cabezas. Pero no es para ellos sino para la vecina República del Congo, Zambia y Zimbabwe", señaló.
"Durante muchos años han visto estos cables, pero nunca han visto una lámpara encendida", agregó.
En 2008, el gobierno de la República Democrática del Congo anunció su intención de privatizar varias empresas públicas, argumentando que la medida ayudaría a volverlas redituables. Pero la gran pregunta que se hacen los congoleños es si ellos también se beneficiarán de esas ventas.
"¿Acaso estamos privatizando simplemente por privatizar?", planteó a IPS Victor Nzuzi Mbembe, de la Plataforma para el Desarrollo, una organización por la justicia social con sede en Kinshasa.
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Para él, el país refleja la historia de África de un modo muy ilustrativo. Pese a que el continente es rico en recursos minerales, éstos no benefician a los africanos. Lo mismo ocurre en la República Democrática del Congo.
Los habitantes de esta nación padecen los vestigios de la era colonial, dado que "65 por ciento de los negocios del país son propiedad de empresas multinacionales", dijo.
Nzuzi acusó a su gobierno de no reformar las empresas públicas para hacerlas redituables y, en cambio estar preocupado por venderlas a compañías extranjeras que solamente están interesadas en desvalijar los recursos congoleños.
Actualmente hay una oposición cada vez mayor de las organizaciones de la sociedad civil en torno al propuesto traspaso y a proyectos de riesgo compartido que el gobierno del presidente Joseph Kabila negocia con firmas chinas.
La Plataforma para el Desarrollo destacó que el gobierno ya aceptó 9.000 millones de dólares en inversiones de China, para ser gastados en minería e infraestructura, pese a la oposición del Fondo Monetario Internacional y de organizaciones no gubernamentales congoleñas.
Según el acuerdo, China asumirá el control de algunas de las empresas públicas y trabajará en asociación con otras. En esta última situación se encuentra Sicomines Sarl, una asociación de riesgo compartido entre la productora estatal de metal La Générale des Carrières et des Mines (Gécamines) y varias mineras chinas.
Este nuevo emprendimiento conjunto, que quedará operativo en 2011, producirá hasta 400.000 toneladas de cobre y 19.000 de cobalto por año.
Otras varias empresas de la República Democrática del Congo también trabajarán en asociaciones similares con la Corporación de Ingeniería Ferroviaria de China y la Corporación Sinohydro. Éstas recibieron financiamiento del Exim Bank de China.
Bokundu dijo a IPS no estar satisfecho con este acuerdo. "Es una privatización bajo la fachada de asociaciones de riesgo compartido", opinó.
Su organización quiere que se revise las leyes que guían la privatización de las empresas públicas.
"Cuando reclamamos una reforma de las empresas públicas tenemos una razón. Nuestra Constitución dice que debemos salvaguardar nuestros recursos y que todo lo que se hace en Congo debe ser para beneficio del pueblo", sostuvo.
"Las leyes son claras en cuanto a cómo y cuándo pueden ser reformadas las empresas públicas, pero esto no se cumple", aseguró.
Bokundu dijo que algunas de las empresas de los sectores de inversiones, telecomunicaciones, finanzas, energía, transporte y minería, que fueron privatizadas desde 2002, están embolsándose enormes ganancias, de miles de millones de dólares.
"Se dice que estas organizaciones están paralizadas, cuando están haciendo dinero. El sector privado del país y funcionarios del gobierno están trabajando en confabulación con grandes firmas internacionales para saquear los recursos de Congo mediante las privatizaciones", planteó.
El marco legal existente es más favorable a que las firmas internacionales exploten la economía congoleña que a que beneficien a la población nacional, dijo. "Reclamamos que no se haga nada para nosotros sin nosotros", agregó.
Debería abordarse el sistema monopólico y el gobierno debería cancelar todos los contratos extendidos a empresas privadas antes de la creación del gobierno de unidad, en 2006, opinó Bokundu.
Actualmente el gobierno evalúa contratos mineros concedidos a empresas extranjeras durante la época de la guerra, y que muchos creen fueron obtenidos de un modo fraudulento, pero muchas de esas firmas internacionales se niegan a cooperar.
Cuando, a mediados de los años 90, se privatizaron minas estatales, grandes empresas transnacionales se apresuraron a reclamar su parte de la riqueza mineral de Congo, que incluye cobalto, cobre, diamantes, oro, plata, estaño y coltán, esencial para la fabricación de teléfonos celulares.
La ruta de estos minerales ha quedado claramente documentada en las guerras más recientes que atravesó el país, cuando combatientes de todas las tendencias consiguieron alimentos, dinero y maquinaria militar a cambio de recursos contrabandeados.