AMBIENTE-COLOMBIA: Los extremos se acentúan

Los efectos del cambio climático se acentúan en Colombia por su ubicación geográfica, que incluye la costa de 1.300 kilómetros sobre el océano Pacífico, una «influencia directa que puede causar impactos más fuertes que en el resto de América», según el experto Ricardo Lozano.

Crédito: Helda Martínez/IPS
Crédito: Helda Martínez/IPS
La afirmación hecha a IPS por Lozano, director del gubernamental Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), va en línea con adjudicar al fenómeno climático periódico de La Niña los desastres naturales que afectaron a casi dos millones de personas el año pasado.

También atribuiría al regreso de El Niño el aumento de temperaturas muy por encima de la media entre agosto y comienzos de este mes, lo cual ha ocasionado incendios forestales que arrasaron más de 4.600 hectáreas, según datos oficiales.

La Niña se caracteriza por el enfriamiento atípico de las aguas superficiales del Pacífico y el incremento de los vientos alisios en el área cercana al ecuador. Su contracara es El Niño, la fase cálida de la llamada Oscilación del Sur (ENOS). Ambos fenómenos afectan a buena parte del planeta, en especial a la zona andina sudamericana.

El calor disminuyó el cauce de los ríos en Colombia y los gobiernos locales anunciaron racionamientos de agua y energía eléctrica en la sudoccidental ciudad de Cali y en la costa del mar Caribe, mientras las autoridades de Bogotá aseguraban tener reservas para siete meses, aunque no se registren lluvias en este lapso.
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La época de lluvias se prolongó esta vez hasta mayo por la presencia de La Niña. El Sistema Nacional de Emergencia informó entonces que 124.000 personas habían resultado damnificadas por sus efectos como deslizamientos, inundaciones o vendavales.

Pero en agosto, sólo tres meses después, el excesivo aumento de las temperaturas provocó incendios forestales en el sudoccidental Valle del Cauca, donde ha causado la muerte de dos bomberos, mientras que en la caribeña Barranquilla murió una mujer de 62 años porque el calor afectó su tensión arterial, según afirmación médica.

En esa ciudad, capital del norteño departamento de Atlántico, donde la temperatura promedio oscila entre 28 y 32 grados, alcanzó a fines de agosto y comienzos de este mes los 42 grados. En proporciones similares aumentó la temperatura en todo el país.

"Colombia no está exenta del recalentamiento global, por una parte, pero además por algunas semana disminuyó la nubosidad de manera considerable, aumentando la radiación solar", explicó a IPS Miriam León, meteoróloga del Ideam.

Las altas temperaturas afectaron incluso los cerros tutelares de Bogotá, situada a 2.600 metros sobre el nivel del mar, con incendios forestales menores.

Cuando el calor de agosto y septiembre estaba en su punto más alto, las nubes reaparecieron produciendo de nuevo lluvias parciales en la mayoría de regiones. Los meteorólogos entienden que es el preámbulo de una nueva etapa de invierno tropical, que se prolongaría hasta diciembre.

"Se pronostica un invierno leve, porque las aguas del océano Pacífico empiezan a calentarse por efecto del fenómeno de El Niño", reiteró León. Su afirmación supondría menos damnificados durante la inminente etapa de lluvias.

LEY PARA CUMPLIR

Ayudaría también a mitigar los efectos de los cambios climáticos el cumplimiento de la legislación ambiental, cuyas bases se asientan en una ley de 1993 por la que se creó el hoy llamado Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial.

La norma "reordena el sector público encargado de la gestión y conservación del ambiente y los recursos renovables, y reorganiza el Sistema Nacional Ambiental", según reza en su introducción.

Incluye aspectos como que "el desarrollo económico y social del país se orientará según los principios universales sostenibles". Agrega que "la biodiversidad del país, por ser patrimonio nacional y de interés de la humanidad, deberá ser protegida prioritariamente y aprovechada en forma sostenible".

Asegura que "las políticas de población tendrán en cuenta el derecho de los seres humanos a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza (…) así como que las zonas de páramos, subpáramos, nacimientos de agua y de recarga de acuíferos serán objeto de protección especial".

"En la utilización de los recursos hídricos, el consumo humano tendrá prioridad sobre cualquier otro uso", añade.

Pero la ley no siempre se cumple, como ha sido el caso del agua. El parlamento rechazó en primera instancia el referendo del agua a través del cual se busca evitar la continuidad de la privatización "en los que hay intereses particulares muy claros", recordó a IPS el activista Hernán Darío Correa.

La movilización social logró, empero, que se revirtiera esa decisión, por lo cual los legisladores deberán retomar el tema en próximas sesiones.

En la conservación del medio ambiente y el respeto por la ley influyen también tradiciones campesinas no erradicadas del todo como la quema de campos antes de programar el siguiente cultivo.

También influye negativamente que sean concedidas licencias para exploración minera, como es el caso de la aurífera Colosa, en la cordillera central, a cargo de de la firma Anglo Gold Ashanti. La intervención de la Corporación Regional de Tolima logró limitar la exploración argumentando daño ambiental.

"Los cambios y la aplicación correcta de la ley está sujeta a procesos lentos, paulatinos y generacionales, porque hay que cambiar muchos parámetros", reconoce León, destacando los beneficios de la legislación y el empoderamiento que han alcanzado en los últimos años algunas Corporaciones Autónomas Regionales.

Además, agrega, "la población del país aumenta, en muchos casos bajo condiciones económicas desfavorables, lo cual incide en la explotación de recursos naturales no siempre en condiciones apropiadas", anotó León.

Es que la pobreza, según datos emitidos en agosto por los estatales departamentos Nacional de Estadística y de Planeación Nacional, alcanza a casi 48 por ciento de los 42 millones de colombianos, ocho millones de los cuales están en la indigencia.

"La pobreza, el saneamiento básico, la degradación de las cuentas, y el uso de los recursos naturales en general influyen en dimensionar o controlar los efectos del cambio climático", dijo a su vez Lozano.

Agregó que el trabajo que se adelanta con las comunidades locales, "fundamentales para el desarrollo de nuestros programas".

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