Tras el juramento de Sonia Sotomayor como jueza asociada de la Suprema Corte de Estados Unidos, expertos legales debaten sobre lo que se aprendió en los cuatro días de testimonios ante el Comité Judicial del Senado, y si de hecho sirvieron para algo.
La designación de la tercera mujer y primera de origen hispano para integrar el máximo tribunal de la nación fue confirmada por el Senado el viernes pasado por 68 votos contra 31. Todos los legisladores del gobernante Partido Demócrata apoyaron la moción, con el respaldo de otros nueve del opositor Partido Republicano. Sotomayor, de 55 años, prestó juramento el sábado ante el juez presidente de la Corte Suprema, John Roberts.
La opinión más aceptada entre los expertos es que las audiencias para la confirmación de Sotomayor tuvieron más que ver con la campaña política que con una real evaluación de sus condiciones para ejercer el cargo.
En medio de un torrente de acusaciones republicanas de que sus pasadas declaraciones públicas sugerían que podría convertirse en una "jueza activista" en la Suprema Corte —temperadas sólo por el temor a ofender a los votantes hispanos—, a Sotomayor se le pidió opinión sólo sobre dos casos judiciales.
Mientras, los demócratas hacía preguntas benignas, elogiando el desempeño de la jueza y su filosofía legal.
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Entonces, los republicanos, ante la imposibilidad de cuestionar a Sotomayor sólo refiriéndose a los casos judiciales, acudieron al béisbol. La analogía con ese deporte ha sido ampliamente usada por los candidatos desde que el ahora juez presidente dijo durante su propia audiencia de confirmación: "Los magistrados son como árbitros. Los árbitros no hacen las reglas, las aplican. El papel de un árbitro y un juez es clave. Garantizan que todos respeten las reglas".
Pero varios expertos legales contactados por IPS lamentaron el uso de esta analogía para definir la tarea de un jurista. Para muchos, es simplificar la labor jurisprudencial.
No obstante, la metáfora del béisbol persistió durante todas las audiencias y en la votación en el Senado. El blog de la Suprema Corte informó que los congresistas usaron frases relacionadas con ese deporte en por lo menos 11 ocasiones, y la palabra "árbitro" 16 veces.
Por ejemplo, el senador Jeff Sessions, el republicano de más alto rango en el Comité de Asuntos Judiciales, dijo que si un juez tuviera una agenda política o personal en su forma de hacer justicia "sería como un árbitro que no es neutral, y que se siente con poder de favorecer a un equipo antes que a otro".
Pero el senador Sheldon Whitehouse respondió: "Yo particularmente rechazo la analogía de un juez con un árbitro ( ) Si juzgar fuera mecánico, no habría necesidad de nueve miembros de la Suprema Corte de Justicia".
El argumento de Whitehouse se fortalece por el hecho de que los fallos durante más de dos siglos de la Corte Suprema han alcanzado diferentes conclusiones en casos similares, y la mayoría de las decisiones han sido luego revisadas.
Sólo la categoría de derechos civiles y hay decenas de categoríasprovee más que una amplia ilustración.
Por ejemplo, en un caso de derechos civiles llamado Dred Scott versus Sandford, en 1857, la Suprema Corte falló que las personas de ascendencia africana traídas a territorio de Estados Unidos y retenidas como esclavas no estaban protegidas por la Constitución y nunca serían ciudadanos. Pero luego, el tribunal concluyó que al menos una parte de la decisión en ese caso había sido revertida en 1868, con la Cuarta Enmienda, que le dio igual protección legal a todos.
Quizás el ejemplo más revelador en la esfera de los derechos civiles es el fallo de la Corte en el caso Plessy versus Ferguson, en 1886. Por ocho votos contra uno, los magistrados concluyeron que los estados podían obligar a las compañías ferroviarias a excluir de los asientos de primera clase a pasajeros negros. Esto privaba a los afroestadounidenses de la protección de la Cuarta Enmienda y daba sanción judicial a la doctrina de "separados pero iguales".
No sería sino hasta mediados del siglo XX que esas decisiones empezaron a ser revertidas. El más drástico cambio lo supuso el veredicto unánime de 1954 en el caso Brown versus la Junta de Educación de Topeka. Echando por tierra el fallo del caso Plessy, el máximo tribunal concluyó que la doctrina de "separados pero iguales no tiene lugar en el campo de la educación pública". Los jueces indicaron que las instalaciones educativas separadas son "inherentemente desiguales". El fallo provocó una revolución social.
Varios prominentes expertos legales dialogaron con IPS sobre la analogía con el béisbol.
"A pesar del actual triunfo público de la metáfora del árbitro, juzgar por lo general no se trata de aplicar objetiva y pasivamente una simple regla de un solo libro para una serie específica de hechos", sostuvo el conferencista de la Escuela de Leyes de la Universidad de Stanfod y presidente del Comité de Defensa de la Declaración de Derechos, Chips Pitts.
"Juzgar casos reales en este tiempo de grandes cambios sociales y tecnológicos, especialmente la clase de casos que llegan a la Suprema Corte, involucrando disputas complejas sobre significado, fuentes de autoridad legal y su aplicación a los hechos, no puede de ninguna manera ser encasillado en una caja tan formal sin causar un gran daño tanto a la verdad como a la justicia", añadió.
"Las ideas de que los jueces de la Suprema Corte son meramente árbitros o de que la interpretación de la Constitución tiene alguna similitud con seguir un libro de reglas de béisbol son ridículas", dijo por su parte a IPS Peter M. Shane, de la Escuela de Leyes de la Universidad del Estado de Ohio.
"La derecha ha animado tan exitosamente el temor del público al activismo judicial que cualquier reconocimiento de que el acto de juzgar implica de hecho el uso de la reflexión es visto como algo políticamente peligroso", añadió.