El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, prometió tomar medidas concretas para que el mundo sea un lugar sin armas nucleares, pero en sus planes no están incluidas las convencionales, a juzgar por el aumento de las exportaciones registrado este año.
"El gobierno de Obama no le ha prestado mucha atención a la política de Estados Unidos en materia de comercio de armas", señaló Natalie J. Goldring, investigadora del Centro de Estudios de Paz y Seguridad de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior, de la Universidad de Georgetown.
La venta de grandes dispositivos, incluidos aviones de combate, misiles, buques y tanques de guerra aumenta, apuntó.
De hecho, parece que todo sigue igual pues Washington prevé vender este año una cantidad sin precedentes de armamento, añadió Goldring.
La venta de armas a los gobiernos de otros países superarán los 40.000 millones de dólares a fines de este año, según anunció el Pentágono, más que los 36.400 millones de 2008.
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A principios de ésta década, la venta de armamento fue de entre 8.000 millones y 13.000 millones de dólares al año. Pero en la primera mitad de éste año ya llegó a 27.000 millones de dólares y la tendencia sigue al alza.
Los compradores son los principales aliados de Estados Unidos como Afganistán, Bahrein, Corea del Sur, Egipto, Grecia, Jordania, Israel, Pakistán, Tailandia, Turquía y Emiratos Árabes Unidos, entre otros.
"Son buenas noticias para los fabricantes que históricamente han tratado de vender armas para contrarrestar un posible recorte del presupuesto militar", indicó Goldring. "Pero malas para quienes esperábamos que el gobierno de Obama reviera la política estadounidense en la materia".
Los datos brindados por el Pentágono no son claros, puntualizó Siemon Wezeman, especialista del Programa de Transferencia de Armas del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés), con sede en Suecia, y especializado en conflictos y asuntos de seguridad.
No queda claro si los 40.000 millones de dólares corresponden a las ventas reales o a las posibles, las proyectadas o las encargadas este año.
Dicho eso, las exportaciones de Estados Unidos muestran una clara tendencia al alza para lo cual hay varias explicaciones, indicó.
"La más importante es, quizá, que ahora hay menos fabricantes de grandes dispositivos de alta tecnología que hace 10 o 20 años, lo que disminuye las posibilidades para los compradores", explicó Wezeman.
El armamento de origen estadounidense suele ser de tecnología muy avanzada y muy diverso, lo que le permite al comprador adquirir todo lo que necesite, en especial en materia de insumos de combate complejos como aeronaves, misiles y dispositivos electrónicos.
Hay muy pocos fabricantes de armamento de alta tecnología, lo que aumenta el peso relativo de Estados Unidos, tendencia que probablemente se mantenga.
Un buen ejemplo es el avión de combate Joint Strike Fighter (JSF), creado este año. Es prácticamente único en su tipo y hay varios interesados. Es posible que las proyecciones oficiales de ventas de este año incluyan más pedidos de esta aeronave.
El programa del JSF se perfila como el más grande en términos de volumen de exportación, y tiene margen de crecimiento todavía porque casi no tiene competencia en el mundo.
Con eso basta para que las exportaciones de armamento de Estados Unidos permanezcan altas durante los próximos 20 años o más, indicó Wezeman.
Además, los grandes clientes tradicionales de Estados Unidos Australia, Arabia Saudita, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Gran Bretaña, Japón, Pakistán, Taiwán y Turquía, ya hicieron pedidos o tienen previsto hacerlo en breve.
Muchos de esos países aumentan sus presupuestos militares y prevén adquirir los últimos avances en la materia, pese a la crisis financiera internacional, subrayó Wezeman.
Las naciones reaccionan ante lo que interpretan como amenazas: la guerra contra el terrorismo, lanzada por el gobierno del ex presidente George W. Bush (2001-2009), el crecimiento de China, los programas nucleares de Corea del Norte e Irán o las actuales operaciones militares en Afganistán.
Taiwán tiene previsto hacer un pedido de varios miles de millones de dólares este año, tras ocho de negociaciones y muy pocos encargos a Estados Unidos en 2008.
Por su parte, Arabia Saudita anunció varias adquisiciones por un monto superior a los 10.000 millones de dólares. Los pedidos tienen previsto concretarse entre éste y el año próximo.
Además, Estados Unidos entró al enorme mercado indio con un "aperitivo" que asciende a entre 2.000 y 3.000 millones de dólares. Varios acuerdos fueron suscritos este año y hay otros previstos.
Este país también es uno de los principales proveedores de armas de Iraq, cuyas compras ascenderán a unos 10.000 millones de dólares y deberían concretarse en el periodo 2009-2010.
El gobierno de Obama comenzó lentamente a autorizar nuevas ventas de armas, según datos de la Agencia de Cooperación para Seguridad y Defensa (DSCA), del Departamento (ministerio) de Defensa, señaló Goldring, de la Universidad de Georgetown.
En los primeros cinco meses del actual gobierno, la DSCA notificó al Congreso legislativo de ocho grandes pedido de armamento. Pero las cosas se aceleraron en los últimos meses.
Sólo en julio, la DSCA notificó de otras ocho posibles ventas y, en la primera semana de este mes, remitió al Congreso otros 10 pedidos.
"A juzgar por declaraciones públicas, altos funcionarios del gobierno de Obama se tentaron con la posibilidad de expresar su amistad y su compromiso en las relaciones bilaterales y multilaterales mediante la venta de armas", señaló Goldring.
Funcionarios estadounidenses solían recurrir al argumento de que las armas que vendían permitían a los países compradores hacerse cargo de su propia defensa.
Pero las armas de Estados Unidos parecen haber exacerbado las mismas amenazas que debían evitar, alentaron la carrera armamentística, intensificaron las rivalidades regionales y aumentaron el costo en vidas humanas de los conflictos que se desataron, añadió Goldring.
Los políticos deberían tomar en cuenta las posibles consecuencias negativas de la venta de armas en vez de permitir los excesos del pasado.
El peso de la prueba debiera recaer sobre quienes quieren vender armas, no sobre los que tratan de detener el comercio, sostuvo Goldring.
Obama parece comprender las consecuencias negativas de la venta ilimitada de armas pequeñas y ligeras porque se expresó con elocuencia sobre los daños que ocasionaron y comenzó a trabajar para revertir algunas de las políticas implementadas por el gobierno anterior en la materia.
"Gran favor se le haría a nuestra seguridad nacional si esas iniciativas se expandieran al conjunto de armas convencionales", subrayó Goldring.