Las 43 granjas de cría de cerdos que aún operan en la cuenca del norteño lago venezolano de Valencia deberán dejar de funcionar en breve y cambiar de rubro o mudar su actividad a otra zona, para revertir la contaminación causada por sus desechos. Desde 2007 se cerraron 59 establecimientos.
“Nuestro objetivo es sanear la cuenca, no dejar a la gente sin trabajo”, dijo a Tierramérica la funcionaria Carmen Cannata, de la autoridad ambiental regional. Los productores recibirán créditos y otras facilidades para reconvertirse. El presidente de la asociación de criadores de cerdos, Alberto Cudemus, respaldó la iniciativa.
El contaminado lago de Valencia ocupa 344 kilómetros cuadrados. Su cuenca, asiento de varias ciudades industriales, tiene 3.150 kilómetros cuadrados y es irrigada por ríos de curso corto, como Aragua, Turmero, Maracay y Cabriales.