La borra de la soja (Glycine max) se puede convertir en un ventajoso biocombustible, según una investigación de la brasileña Universidad de São Paulo. Una nueva técnica aprovecha el residuo de la industria aceitera, con la ventaja de reducir el proceso de transformación de 24 horas a 30 minutos, empleando un catalizador reutilizable, de cobre y vanadio.
Brasil genera anualmente cerca de 300 millones de litros de borra de soja, arrojados a vertederos. Eso “permitirá producir 300 millones de litros de biodiésel” de buena calidad y conforme a las especificaciones para distintos usos, aseguró a Tierramérica el químico Miguel Dabdoub, responsable de la investigación.
Ahora se prepara la construcción de “una industria de gran escala” que usará la técnica ya comprobada en proyectos piloto, anunció.