Un año después del punto más álgido de la crisis que enfrentó al gobierno argentino de Cristina Fernández con los gremios agropecuarios, las partes volvieron a sentarse a dialogar con recelos y desconfianza mutua, pero sin ánimo de agravar la confrontación, al menos por ahora.
La recuperación de los precios internacionales de granos y oleaginosas contribuyó a morigerar el desánimo de las asociaciones de productores y permitió al gobierno aplazar, por el momento, la respuesta a un reclamo permanente: la eliminación de los derechos de exportación, impuestos aquí llamados retenciones.
El monto de las retenciones se erigió en el principal tema de choque entre el gobierno y el sector rural, y varios analistas confiaban en que las autoridades buscarían con una baja acercarse al reclamo de los gremios. Pero este sábado advertían que triunfaron los "halcones".
Se trata del sector encabezado por el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007), esposo de la presidenta y duro crítico de los reclamos agropecuarios y del funcionario de su mayor confianza, Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, reacios a ceder ventajas a un sector que consideran privilegiado en la economía argentina.
Otros miembros de la administración eran favorables a ceder en una baja del impuesto como forma de acercamiento, pero perdieron. Sólo consiguieron bajar la tensión y dar comienzo a una negociación.
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"No nos fuimos del todo conformes, pero fue el inicio de un diálogo", rescató en diálogo con IPS Omar Barzetta, secretario gremial de la Federación Agraria Argentina, una de las cuatro asociaciones de productores y cooperativas que conformaron hace más de un año la llamada Mesa de Enlace.
Barzetta se refirió así a la reunión mantenida el viernes por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el ministro de Economía, Amado Boudou, y su par de Producción, Débora Giorgi, con representantes de las cuatro entidades de la Mesa. La presidenta saludó a todos, y luego se retiró, dejando a sus ministros.
"En la reunión hubo predisposición, pero luego hicieron un resumen del encuentro en el que pareció que no hay tantos problemas para resolver", interpretó Barzetta aludiendo a la rueda de prensa de los ministros posterior a la cita, en la que explicaron por qué no se otorgaron rebajas impositivas.
No obstante, el dirigente gremial dijo que "hay que seguir discutiendo".
El encuentro fue precedido de enorme expectativa. En 2008, Fernández intentó incrementar las alícuotas de los impuestos a las exportaciones de granos y oleaginosas y su proyecto fue rechazado por el Congreso tras una protesta que se prolongó por cinco meses y que provocó un severo desgaste a su administración.
Fernández, que había asumido en diciembre de 2007, perdió apoyos en el Congreso legislativo y en el electorado que rechazó su intransigencia. Desde entonces, los gremios del campo están enfrentados con la presidenta, y el retroceso de la fuerza gobernante en las elecciones legislativas del 28 de junio forzó una vuelta al diálogo.
La presidenta hizo en julio un llamado a conversar con sectores de la oposición política y gobernadores y reunió a empresarios con sindicalistas. Pero la del viernes fue la cita que generó mayores expectativas porque los dirigentes rurales se erigieron en los más severos opositores al gobierno.
Antes del encuentro se especulaba con la posibilidad de que se anunciara la eliminación de las retenciones al trigo y al maíz y una baja de las que se imponen a la soja, principal cultivo de exportación en este país. Pero no hubo nada de eso. Sí en cambio incentivos a la producción y exportación de carnes y leche.
Al finalizar la reunión, la ministra Giorgi dijo que el gobierno gastó 21.700 millones de pesos —unos 5.700 millones de dólares— entre abril de 2008 y julio de este año en subsidios, compensaciones, ayudas no reembolsables y otros beneficios para el sector agropecuario que, en líneas generales, lograron aumentar la producción.
"Fue una política exitosa", destacó la funcionaria, en contra de las críticas. Según estimaciones oficiales, la cosecha de este año será de 96 millones de toneladas de granos, un resultado más auspicioso que las 65 millones de toneladas que había previsto en abril la Bolsa de Cereales de Buenos Aires ante una persistente sequía.
La ministra también remarcó que, a pesar de la crisis financiera internacional, a partir de diciembre de 2008, los valores de los cereales y oleaginosas se recuperaron. El precio del maíz, dijo, aumentó desde entonces 20 por ciento en dólares, y la soja, 39 por ciento. Al mismo tiempo, bajaron los costos en dólares de los insumos, aseguró.
Consultado por IPS, Barzetta admitió esta recuperación, pero señaló que muchos productores pequeños se endeudaron durante la sequía y ahora apenas pueden cancelar esas deudas. "Nos alegra que se aumente la cosecha, pero nosotros siempre decimos que queremos una producción con rostro humano", aclaró.
Para el gremialista, esa cosecha de casi 100 millones de toneladas, que podría duplicarse con políticas adecuadas según la Mesa de Enlace, "pueden conseguirse con 2.000 grandes empresas o con 300.000 productores", diferenció. Su entidad defiende una baja de las retenciones segmentada, favorable a los pequeños productores.
Pero el jefe de Gabinete sostuvo que para bajar las retenciones "tienen que decirnos de dónde sale ese dinero" vital para las arcas fiscales. El funcionario procuró dejar abierta la posibilidad de una caída en las alícuotas y al mismo tiempo defender la decisión del gobierno de mantener esos impuestos en los actuales niveles para no afectar el equilibrio fiscal.
Por su parte, el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, destacó que el gobierno asumió "compromisos" de medidas que "habrá que ver cómo evolucionan", pero también quedaron "respuestas pendientes", subrayó. "Nunca creímos que esto se iba a solucionar en una sola reunión", admitió el dirigente.
Para Buzzi, el encuentro con el gobierno estuvo "lejos de las aspiraciones", sobre todo luego de que los funcionarios admitieron que no había margen fiscal para bajar retenciones, un anuncio que no hicieron en la mesa, pero sí luego en rueda de prensa. Pero también reconoció "avances".
En tanto, el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcatti, también fue crítico pero reivindicó la apertura al diálogo tras un largo período de enfrentamiento. El representante de la asociación que reúne a los mayores terratenientes de Argentina habló este sábado en la apertura de la tradicional exposición rural en Buenos Aires.
La presidenta no fue a la cita. Tampoco lo había hecho en 2008, cuando estaba en pleno enfrentamiento con las asociaciones agropecuarias. Biolcatti cuestionó este año la "voracidad fiscal" del gobierno y calificó al Estado como "un predador insaciable" incapaz de "diseñar una política agropecuaria coherente".
"Pero continuaremos cultivando el diálogo", prometió y "reconstruyendo la confianza" a la espera de que las palabras se transformen en hechos", dijo.