La carrera mundial por la captura del último pez de los océanos se detuvo en pocas regiones, donde las reservas pesqueras se han recuperado, señala un estudio publicado este viernes en la revista estadounidense Science.
Sin embargo, como 80 por ciento de las pesquerías mundiales ya están sobreexplotadas, urge tomar medidas para reducir la presión sobre estos recursos y mejorar su manejo con el objetivo de llegar a 2050 con una población de peces que permita su comercialización.
"Todavía vemos en todas las regiones una problemática tendencia al creciente colapso en las reservas" pesqueras, dijo el experto Boris Worm, de la canadiense Universidad Dalhousie.
Pero en la mitad de los 10 bancos de peces estudiados en detalle por Worm y 20 científicos y ecologistas, el ritmo de explotación disminuye y algunas poblaciones pesqueras repuntan.
"Esto significa que el manejo en esas áreas está preparando el escenario para una recuperación ecológica y económica. Es apenas un comienzo, pero me da esperanzas de que tengamos la capacidad de controlar la sobrepesca", dijo Worm a IPS.
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En 2006, Worm y sus colegas conmocionaron al mundo al declarar que la captura excesiva convertiría en improductiva toda pesquería comercial del mundo antes de 2050, y que los océanos podrían no recuperarse jamás. Sus advertencias se basaron sobre una investigación que insumió cuatro años.
La revelación verdaderamente atemorizante que se desprendió del estudio de 2006 fue que cuando en una región se extinguen demasiadas especies o quedan demasiado pocas, el propio ecosistema se desestabiliza. Esto hace que se pierdan más especies, hasta que queda poco más que medusas.
De hecho, ya hay partes de los océanos donde las existencias pesqueras no se han recuperado ni siquiera después de prohibiciones de las capturas implementadas durante una década.
Hace tres años Worm era pesimista en cuanto a las probabilidades de enlentecer o revertir esta carrera autodestructiva en la que estaban embarcadas flotas de China, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea (UE) por la captura del último pez.
Ray Hilborn, experto en pesquerías de la Universidad de Washington, desafió ese punto de vista, ofreciendo evidencias de que se están recuperando varias reservas en partes de Estados Unidos, Islandia y Nueva Zelanda.
Estos ecosistemas están mejorando, dijo el jueves en conferencia de prensa. Hilborn es uno de los autores principales de la investigación publicada en Science, titulada "Rebuilding Global Fisheries" ("Reconstruyendo las reservas pesqueras mundiales").
"Pero todavía hay un largo camino que recorrer: de todas las reservas pesqueras que examinamos, 63 por ciento están por debajo del objetivo y necesitan ser reconstruidas", agregó.
El estudio actual solamente se centra en la cuarta parte de las existencias mundiales de peces, porque no hay suficientes datos disponibles en otras partes para realizar el análisis adecuado y en profundidad.
De todos modos, Worm señaló que el análisis presentado constituye "un salto enorme, en términos de alcance, profundidad y representación de las diferentes disciplinas", y que sus conclusiones dan esperanzas en que el mundo está más cerca de poner fin a la sobrepesca.
El estudio deja bastante claro que si la presión sobre la pesca se reduce de modo significativo —a la mitad o más—, las existencias se recuperarán, aunque no totalmente, dijo Michael Fogerty, del Servicio Nacional de Pesquerías Marinas de la Dirección Nacional del Océano y la Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
En 1994, una clausura de las pesquerías en aguas de Nueva Inglaterra, impuesta por orden judicial, logró una importante recuperación de las poblaciones de abadejo, corvinón ocelado y ostión. Pero las de bacalao, platija y otras especies no han repuntado, dijo Fogerty en conferencia de prensa.
Reducir las presiones que experimentan los ecosistemas a través del cierre de algunas pesquerías, la creación de áreas protegidas, la limitación de las capturas y el cambio de equipamiento también implica costos económicos a corto plazo para lograr, a largo plazo, que haya más peces.
"El manejo de las reservas pesqueras es un asunto político, no científico", dijo Fogerty.
Aunque la mayor parte de los bancos de peces que mostraron mejoras son manejados por unas pocas naciones ricas, hay algunas excepciones notables.
En Kenia, por ejemplo, científicos, administradores y comunidades locales aunaron esfuerzos para cerrar algunas áreas claves a la pesca y restringir ciertos tipos de herramientas de pesca.
Eso generó un aumento en el tamaño y la cantidad de peces disponibles, y un consecuente incremento en los ingresos de los pescadores.
"Estos éxitos son locales, pero están inspirando a otros a hacer lo mismo", dijo Tim McClanahan, de la Sociedad de Conservación de la Naturaleza de Kenia.
Sin embargo, los esfuerzos de manejo en África y el Pacífico están amenazados por flotas pesqueras de largo alcance, de la UE, Japón, China y otras partes, que han agotado sus propias existencias y por lo tanto han pasado a explotar las de allí.
"Algunas reservas ya han colapsado en aguas de África y no pueden recuperase", explicó McClanahan.
Grandes empresas extranjeras de mariscos ofrecen contratos lucrativos a gobiernos africanos necesitados de dinero, sin darle importancia a la sostenibilidad de las existencias locales.
Los países donde se encuentran esas compañías deben hacerse responsables por las acciones de sus industrias en ultramar, y ayudar a países africanos y otros a manejar adecuadamente sus reservas, sostuvo McClanahan.
"En este momento, la prognosis para las existencias pesqueras africanas no es buena", declaró en una conferencia de prensa.
En general, el panorama mundial todavía parece nefasto, dijo Worm.
Sin embargo, "de algún modo tengo más esperanzas que las que tenía en 2006, porque está claro que hay herramientas de manejo de pesquerías para solucionar el problema", agregó.