NACIONES UNIDAS: Hasta dónde llegar para proteger a civiles

En lo que un funcionario de la ONU describió como «un acontecimiento histórico», la Asamblea General pasó buena parte de esta semana debatiendo sobre el principio de la «responsabilidad de proteger».

Este criterio exige a la comunidad internacional intervenir diplomática o, si es necesario, militarmente, en casos de genocidio, limpieza étnica, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

El secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Ban Ki-moon, dio a conocer el martes un informe en el que formuló una estructura concreta para la implementación de la "responsabilidad de proteger" (conocido por un acrónimo en inglés, R2P), que en los cuatro años transcurridos desde su presentación ha sido objeto de controversia política.

Ban presentó el reporte, titulado "Implementando la responsabilidad de proteger" ante la Asamblea General diciendo: "Podemos salvar vidas. Podemos defender los principios sobre los que está construida esta casa. Podemos demostrar que la soberanía y la responsabilidad son principios que se refuerzan mutuamente, y podemos afirmar la autoridad moral de esta institución".

La estrategia del informe se basa en tres "pilares": la responsabilidad de los estados en proteger a sus respectivas poblaciones, la responsabilidad de la comunidad internacional en asistir a las naciones que sufren con estos delitos, y la responsabilidad de la comunidad internacional en responder, potencialmente interviniendo en contra de la voluntad de los estados.
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La controversia rodea al concepto de "responsabilidad de proteger", a pesar de que fue aceptado y acordado por unanimidad por los países de la ONU en la Cumbre Mundial de 2005.

Las preocupaciones se refieren a la preservación de la soberanía de los estados y al posible mal uso del principio.

"Veo señales de convergencia en los primeros dos pilares de mi estrategia sobre responsabilidad del estado y asistencia internacional. Pero, como todos esperaban, persisten las diferencias sobre algunos aspectos del tercer pilar: en la respuesta", dijo Ban al respecto.

El secretario general también se refirió a la posibilidad de que el debate pueda cambiar de eje, pasando de la implementación de la R2P a la validez del principio ya aceptado.

Ban pidió a los países integrantes del foro mundial "resistirse ante quienes intentan cambiar de tema o convertir nuestro esfuerzo común por reducir las peores atrocidades de la historia humana en una lucha por la ideología, la geografía o la economía".

Sus palabras podrían ser una alusión al presidente de la Asamblea General, el nicaragüense Miguel D'Escoto, quien ha declarado poseer "puntos de vista fuertes" alrededor del principio.

El jueves, D'Escoto también reunió a un panel de cuatro expertos que se dirigieron a la Asamblea General antes del debate general. Según Jim Traub, del Centro Global para la Responsabilidad de Proteger, tres de ellos presentaron una "polémica crítica amplia".

El panel estuvo integrado por el lingüista y activista político estadounidense Noam Chomsky, el académico belga Jean Bricmont, el ex presidente del International Crisis Group Gareth Evans, y el escritor y profesor keniata Ngugi wa Thiong'o.

Todos ellos, a excepción de Evans, se mostraron críticos del principio y de su implementación. Chomsky y Bricmont, en particular, sugirieron que las declaraciones a favor de la intervención humanitaria —fuerza motora del R2P— pueden ocultar, en realidad, la pretensión de emprender aventuras colonialistas y de alentar la desigualdad entre las naciones.

"Las discusiones sobre el R2P o su prima, la asistencia humanitaria, son regularmente alteradas por un muerto en el ropero: la historia", sostuvo Chomsky. Luego enumeró una serie de genocidios de carácter imperialista cometidos con excusas humanitarias desde el siglo XVII.

Bricmont declaró: "El principal obstáculo a la implementación de un R2P genuino y aceptable son precisamente las políticas y las actitudes de los países que con más entusiasmo defienden el principio, específicamente los occidentales y, en particular, Estados Unidos."

Tanto Chomsky como Bricmont recibieron críticas de varios delegados, especialmente del embajador de Alemania, quien en respuesta a Chomsky dijo: "Usted ha enumerado una larga lista de ejemplos sobre la prima y el muerto, pero no hemos oído nada sobre el R2P tal como está claramente definido en el informe".

Los partidarios del principio sostienen que el R2P no es una norma occidental, sino que se originó en África.

"Antes de la Cumbre Mundial de 2005 aquí en la ONU, los gobiernos africanos ya estaban pensando en cómo abordar las atrocidades" cometidas en 1994 en Ruanda, dijo el miércoles Thelma Ekyior, directora ejecutiva del Instituto de la Sociedad Civil de África Occidental, en una declaración escrita.

Ekyior citó la Ley Constitutiva de la Unión Africana de 2000, que "usa el idioma del R2P", así como el mandato de prevención de conflictos de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental "al hablar sobre la responsabilidad de prevenir, reaccionar y reconstruir".

Los debates formales del jueves comenzaron con la yuxtaposición del apoyo de la Unión Europea (UE) al informe del secretario general con las preocupaciones del Movimiento de Países No Alineados.

En representación de la UE estuvo el sueco Anders Linden, quien confió en que la propuesta de Ban eleve el concepto de la responsabilidad de proteger "al nivel de las implicaciones prácticas y constituya una plataforma sobre la cual construir medidas concretas".

Entre los proponentes del informe también actuaron varios países sudamericanos y asiáticos, especialmente Chile e Indonesia.

Sin embargo, el embajador egipcio Maged A. Abdelaziz expresó la incertidumbre del Movimiento de Países No Alineados. "Todavía persisten sentimientos e ideas contradictorias sobre la implementación del R2P" y "preocupaciones por posibles abusos" al respecto, dijo.

Abdelaziz también expresó la preocupación de los No Alineados por la frecuente incapacidad del Consejo de Seguridad para actuar, debido a las discrepancias entre sus cinco miembros con poder de veto, particularmente en "instancias donde el Consejo de Seguridad no aborda casos de genocidio, crímenes contra la humanidad o crímenes de guerra".

Hasta ahora, no está claro cuál será el resultado real del debate. Sin embargo, los partidarios del R2P parecen confiados en que cualquier discusión es positiva.

Traub dijo a IPS que el primer día de discusiones fue "muy alentador", y que "el sentimiento es que no es necesario tener un resultado específico… el resultado es que estos países se pongan de pie y digan: ‘Necesitamos hacer algo’".

El secretario general y quienes están a favor del R2P citan con frecuencia el genocidio de Ruanda como un ejemplo donde la comunidad internacional debería haber respondido pero no lo hizo nombre de la soberanía.

Gareth Evans dijo que fueron "Ruanda, Srebrenica y Kosovo" los que presionaron a la comunidad internacional a aceptar la "responsabilidad de proteger" en 2005.

En sus declaraciones ante la Asamblea General, Mark Malloch Brown, ministro británico para África, Asia y la ONU, dijo esperar que de los debates emerja "una cultura de la prevención".

En última instancia, e independientemente de qué cambio cultural pueda ocurrir, serán las acciones futuras de la comunidad internacional las que determinarán si ha aprendido o no las lecciones del pasado.

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