LA RECUPERACIÓN NO ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA

La economía mundial sigue siendo frágil y el panorama económico es todavía incierto. Hubo recientemente unos pocos signos alentadores. Algunos los interpretan como una indicación de que podemos doblar la esquina de la crisis con la perspectiva de un retorno a los viejos modelos de crecimiento económico.

Aunque los mercados financieros están mostrando signos de estabilización, la crisis está lejos de haber pasado. Los efectos del colapso de la demanda continúan afectando a la economía global, mientras que el desempleo sigue en aumento. No deberíamos olvidar que esta crisis no tiene precedentes en cuanto a su profundidad, amplitud e impacto global.

La economía mundial continúa contrayéndose, de acuerdo con las previsiones del Banco Mundial para el 2009, en un 2,9%. En lo que concierne al comercio, el último pronóstico de la Organización Mundial del Comercio (OMC) indica una contracción del comercio de mercancías del 10% en 2009 en términos de volumen, que implica una caída del 14% para las economías de los países desarrollados y del 7% para las naciones en desarrollo.

Algunos sectores del comercio en servicios parecen estar resistiendo mejor que otros y mejor que el comercio en mercancías en general. Estas son, por supuesto, noticias bienvenidas, aunque no lo suficiente positivas como para alterar el pronóstico de que la economía mundial seguirá probablemente en recesión o en bajo crecimiento por cierto tiempo en el futuro y que la recuperación, cuando llegue, sea probablemente más lenta de lo que nos gustaría.

El último informe de la OMC, divulgado el 13 de julio, presenta un cuadro variado de las recientes novedades en materia de política comercial.

Por un lado, hubo algunos signos de mejoramiento en cuanto más gobiernos han introducido medidas de apertura y facilitación del comercio en los últimos tres meses. Ello es exactamente lo que necesita el comercio en las actuales circunstancias, o sea reafirmar el compromiso con los mercados abiertos y la confianza en ellos.

Por otro lado, se ha producido un ulterior deslizamiento hacia las restricciones y distorsiones en ciertos sectores de bienes comerciables de la economía mundial. Y no hay indicación aún de que los gobiernos que introdujeron este tipo de medidas las estén removiendo.

No estoy sugiriendo que esto represente el comienzo de un proteccionismo de alta intensidad que conlleve un extendido recurso a las restricciones comerciales y a las contrarrepresalias. Sabemos que las reglas de la OMC para el comercio multilateral constituyen una barrera para impedir que el proteccionismo suba vertiginosamente y quede fuera de control. Pero hasta tanto se postergue la conclusión de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales mundiales, estaremos privando a la economía global del estímulo más eficaz..

Éste es uno de los mayores desafíos que el sistema comercial multilateral ha enfrentado en su historia. Es una crisis global que requiere soluciones globales; se ha comprobado que ninguna economía es inmune y golpea más duramente a la mayoría de los países en desarrollo. Ellos no tienen los medios financieros como para suministrar paquetes de estímulo económico ni subsidios para ayudar a sus agricultores o empresarios a sobreponerse a la contracción de sus mercados, ni redes de seguridad social para proteger a su población de los declinantes ingresos o para evitar que las familias sean empujadas por debajo de la línea de pobreza.

La comunidad global necesita actuar conjuntamente para ayudar a los países en desarrollo, especialmente a los más pobres entre ellos, a mitigar las peores consecuencias de la crisis.

Una cuestión es clara. Si la ayuda para el comercio era urgente antes de la crisis económica, ahora es esencial.

En momentos en que la economía es todavía frágil en todo el mundo y ante la caída sin precedentes en los flujos comerciales, debemos enviar el mensaje claro y creíble de que el proteccionismo no es la respuesta. Hemos tenido esa claridad por parte de los líderes del G20 en abril último, así como de los participantes en la reunión del G8+ en Italia entre el 8 y 10 de julio. Para la credibilidad no hay mejor garantía que la de concluir la Ronda Doha y en ese sentido estoy siendo testigo de la renovación del compromiso de alto nivel en las negociaciones y del deseo de llevar a esas conversaciones iniciadas en noviembre 2001 a un acuerdo final. (FIN/COPYRIGHT IPS)

(*) Pascal Lamy, Director General de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

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