El primer ministro japonés Taro Aso disolverá el parlamento el día 21 para llamar a elecciones nacionales en agosto, tras la derrota de su Partido Liberal Democrático (PLD) en los comicios locales de la capital.
"El llamado a elecciones nacionales cuenta con respaldo del PLD y nuestros aliados de la coalición, el Nuevo Komeito", señaló el primer ministro. "Acordamos realizar los comicios el 30 de agosto".
El resultado de las elecciones capitalinas del domingo, un barómetro de las nacionales, muestra el malestar de la población por los escándalos y cambios políticos drásticos del gobierno y por lo que se percibe como una incapacidad de Aso para lidiar con la peor recesión que aqueja a Japón desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), según analistas.
"El profundo malestar obedece a la incapacidad del gobierno para bajar los indicadores de pobreza y a que la gente se hastió de la falta de liderazgo de Aso", señaló Jeffrey Kingston, politólogo de la capitalina Universidad de Temple. "Tokio dejó bien claro que el PLD tiene los días contados".
Si las elecciones fueran ahora, el PLD tendría que hacer un traspaso de mando, según numerosos analistas, aun con la renuncia de Aso, cuya popularidad está por el suelo.
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Un triunfo del Partido Democrático de Japón (PDJ) sería histórico porque pondría fin a un predominio de más de 50 años del PLD. La agrupación gobernante llegó al gobierno en 1955.
El resultado de las elecciones del domingo significó un gran revés para el PLD, según el portavoz del gobierno Takeo Kawamura.
"Fue una elección municipal, pero tenemos que aceptar con sinceridad el resultado, reconoció Kawamura.
El PLD se quedó con 38 escaños de los 242 de la asamblea de Tokio, y el Nuevo Komeito con 23. A la coalición gobernante le faltaron tres asientos para conservar la mayoría requerida de 64.
El vicepresidente del opositor PDJ, Naoto Kan, señaló que el resultado de los comicios muestra que los habitantes de Tokio le dijeron "no" a Aso, al PLD y al Nuevo Komeito.
Por su parte, los políticos de la coalición gobernante están preocupados ante la posibilidad de que cambié de forma drástica el mapa político.
"Es una situación problemática para mí", declaró este lunes el alcalde de Tokio Shintaro Ishihara, del PLD. "El resultado del domingo muestra que el gobierno central es responsable de los problemas nacionales, que ahora llegaron a la capital".
El alcalde de la meridional prefectura de Osaka, Toru Hashimoto, calificó al PLD de insensible y lo responsabilizó del sufrimiento causado a la ciudadanía.
"Si el primer ministro Aso cree que las elecciones de Tokio no reflejan el sentir nacional respecto de él y de su partido, entonces debe dejar de ser político porque le falta" capacidad, añadió.
Aso declaró el sábado que no tenía pensado renunciar y que no cedería ante ninguna iniciativa para sacarlo del cargo. De hecho, los analistas creen que su decisión de llamar a elecciones en agosto es para tratar de evitar que le pidan la renuncia dentro de su propio partido.
"Aso debe darse cuenta de que si demora más las elecciones generales, la situación interna empeorará y se verá obligado a renunciar", dijo a IPS Robert Dujarric, de la Universidad de Temple.
"Desacredita más al partido de gobierno frente a los votantes, independientemente de que logre capear el temporal. La gente pensará que no hay muchas posibilidades de que mejore la economía con él", añadió.
El PLD quizá piensa que tiene más experiencia en organizar una campaña electoral que el PDJ, apuntó Dujarric.
"Los dirigentes del PLD piensan que si se apuran a organizar los comicios, tienen más posibilidades que los del PDJ de montar una campaña repentina", sostuvo.
Lo que hay que hacer ahora es aumentar las diferencias entre la coalición gobernante y la oposición, según el profesor Tomohiko Taniguchi, de la Universidad Keio. "Las diferencias radican sobre todo en cuestiones de defensa y relaciones exteriores, más que asuntos internos como salud, jubilación y empleo".
El PDJ ha mantenido un manto de silencio sobre cuestiones importantes como defensa y las relaciones de Japón con Estados Unidos. La población debe saber cómo lidiarán con esos asuntos si son gobierno.
De cualquier manera, sea quien sea, el próximo primer ministro de Japón tendrá que hacer frente a la ardua tarea de reanimar la economía en franco declive, una población envejecida y la falta de empleo en zonas rurales.
"Para el gobernante PLD, las posibilidades de ganar las elecciones generales parecen más escasas que nunca", indicó Tanoguchi. "Hay que reconocer, además, que otra lucha interna para lograr sacar de la galera un candidato a primer ministro pondrá fin a una tarea casi de excavación" dentro de esa agrupación.
Aso, quien asumió en septiembre de 2008, es el tercer primer ministro en apenas tres años. Frustrados por el bloqueo de sus iniciativas legislativas por parte del propio PLD, sus predecesores Shinzo Abe (2006-2007) y Yasuo Fukuda (2007-2008) tiraron la toalla.