IRAQ: Rumbo de colisión en Kurdistán

El vínculo entre las etnias kurda, árabe y turcomana de Iraq atraviesan nuevas complicaciones, en parte por disputas territoriales.

El proyecto de Constitución que será sometido en breve a referendo en la septentrional región autónoma del Kurdistán iraquí reivindica varias áreas en litigio, lo cual enfureció a las poblaciones ajenas a esa comunidad.

Esto ocurre en medio de una escalada de la tensión entre grupos étnicos y de desesperados intentos por la estabilización de Iraq por parte de Estados Unidos, que ya comenzó a retirar sus tropas de ese territorio.

El proyecto de Constitución aprobado a fines de junio por 96 de los 97 miembros del parlamento regional proclama varias áreas —como la petrolera Kirkuk, Khanaqin y los distritos alrededor de Mosul— como parte de la "entidad histórico-geográfica del Kurdistán iraquí".

Las autoridades se aprestan a someter el proyecto a referendo en breve en las tres provincias bajo su jurisdicción. Su aprobación se considera asegurada, a pesar de cierta oposición interna.
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Las muestras de indignación de las organizaciones representativas de las etnias árabe y turcomana no se hicieron esperar.

Miembros árabes del concejo de la provincia de Kirkuk llamaron al gobierno y el pueblo iraquí a "intervenir seriamente para que todos sepan que ésta es una cuestión nacional y que nadie puede resolverla por su cuenta para obtener réditos políticos".

La violencia en Kirkuk recrudeció en las últimas semanas. La detonación de dos bombas, una en el área turcomana y la otra en la kurda, dejó cientos de muertos y heridos. Quedó así de manifiesto la intención de gruidos insurgentes de medrar con la tensión entre comunidades étnicas.

El miembro turcomano del parlamento iraquí Mohammed Mehdi al-Bayati dijo a la agencia de noticias Aswat al-Iraq que "la Constitución aprobada por la legislatura de Kurdistán es un mensaje negativo para la estabilidad" de todo el país.

El proyecto kurdo "desafía algunos artículos" de la Constitución iraquí vigente, agregó.

A pesar de la cláusula que describe la "entidad histórico-geográfica" kurda, el proyecto no implica el pasaje de los territorios reivindicados a la región autónoma, lo cual, según reconoce expresamente, debería establecerse de acuerdo con el régimen constitucional iraquí.

El artículo 140 de la Constitución nacional aborda históricos problemas territoriales entre kurdos y árabes y establece una hoja de ruta para resolverlos.

Sin embargo, los no kurdos creen que la formulación de la hoja de ruta tiende a darle a Kurdistán, al cabo del proceso, el control de esas áreas, entre las que figuran vastos territorios dispersos por las septentrionales provincias de Kirkuk, Nínive, Diyala y Salahaddin.

El régimen del ejecutado ex presidente Saddam Hussein (1979-2003) expulsó a grandes contingentes de kurdos y turcomanos de esas áreas, en un proceso al que se denominaba "arabización" y que fue considerado una limpieza étnica por expertos de todo el mundo.

El objetivo del gobierno de entonces fue inclinar la balanza demográfica a favor de la mayoría árabe del país en esas áreas ricas en petróleo y gas.

Los partidos árabes y turcomanos atribuyen al proyecto de Constitución kurda la intención de apropiarse de tierras que no le pertenece. Mientras, los kurdos que lo critican acusan a sus autores de transigir, pues consideran poco clara en su definición de la "identidad kurda" de los territorios en disputa.

Los partidos árabes en el gobierno y el parlamento iraquí en Bagdad elevan la presión para que las autoridades kurdas den marcha atrás. Pero la dirigencia kurda, liderada por el presidente Massoud Barzani, parece más dispuesta a ceder a las críticas internas.

"El presidente de la región de Kurdistán no transigirá ni un palmo de territorio", señaló en un comunicado la oficina de Barzani.

El enfrentamiento de los kurdos con otros grupos étnicos del país tiene muchas facetas. Por un lado, involucra disputas territoriales con poblaciones árabes —tanto chiitas como sunitas— y turcomanas vecinas.

Por otra parte, hay profundas diferencias en materia de política exterior y por el reparto de poder y de la explotación del petróleo y el gas en la región autónoma entre el gobierno federal y el kurdo.

En un intento por afirmar su autoridad y robustecer sus credenciales nacionalistas, el primer ministro iraquí Nouri al-Maliki adoptó una posición dura hacia lo que él y muchos en Bagdad califican de "expansionismo kurdo" o hacia los intentos de mostrar una política a la que consideran demasiado independiente.

El gobierno iraquí tiene predominio chiita, pero en su disputa con los kurdos, al parecer, Maliki busca la cooperación de los partidos y organizaciones representativos de los árabes sunitas con los que está duramente enfrentado a nivel nacional.

Aunque oficialmente es parte de Iraq, el gobierno de Kurdistán firma acuerdos petroleros con empresas internacionales, establece relaciones diplomáticas con países extranjeros, controla un ejército de 100.000 efectivos y tiene tropas apostadas en todas las áreas disputadas.

Los líderes kurdos reivindican la constitucionalidad de sus políticas y han amenazado con la secesión en caso de que Iraq desconozca su autonomía militar, política y económica. De hecho, ciertas cláusulas de la Constitución nacional dan a las dos partes un amplio espacio de maniobra que legitima ambas posturas.

Las posibilidades de otro conflicto aumentan con la profundización de la brecha entre los dos bandos en pugna.

"Parecen estar en rumbo de colisión, y la única pregunta es cuán grave será el choque. Nadie lo quiere, pero no veo manera de solucionar esta cuestión", dijo a IPS Wayne White, experto en asuntos iraquíes del centro académico Instituto de Medio Oriente, con sede en Washington.

Cualquier estallido de violencia entre los gobiernos regional y nacional sepultaría las esperanzas estadounidenses de estabilidad en Iraq.

"Creo que Estados Unidos está marginalizado, dado que ha aumentado el poder tanto del gobierno central como del gobierno kurdo. Washington es percibido como apoyando a Bagdad y a los árabes sunitas", añadió Wayne. "Los estadounidenses no pueden hacer mucho."

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