Pese a que la economía argentina reveló capacidad de resistencia frente a la recesión mundial, una contumaz desconfianza empujó en los dos últimos años la fuga del sistema financiero de 44.000 millones de dólares, para ser depositados en el exterior, guardados en cajas de seguridad u ocultados «bajo el colchón».
El volumen de la fuga esta vez es muy superior al capital que salió en 2001, cuando el entonces presidente Fernando de la Rúa (1999-2001) adoptó el llamado "corralito", una restricción a la extracción de depósitos bancarios que agudizó la crisis económica, social y política y terminó con su gobierno a la mitad de su mandato y a una posterior devaluación de la moneda.
En aquella crisis, la salida de capitales fue superior a 18.000 millones de dólares y se concentró en menos de un año entre mediados de 2001 y marzo de 2002.
Pero la situación económica actual contrasta fuertemente con la que se registraba en esos años. Las reservas internacionales, que no llegaban a 8.000 millones de dólares en 2001, hoy llegan a unos 45.000 millones. Además, el déficit fiscal que arrastraba De la Rúa actualmente se revirtió a un superávit, al igual que en la balanza comercial
De cualquier modo, el miedo y la desconfianza de los ahorristas argentinos son más fuertes y el excedente financiero en una alta proporción se canaliza en dólares y se sustrae a la inversión, al crédito y al consumo.
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Esta pérdida pudo ser afrontada hasta ahora gracias, entre otras cosas, al modelo de acumulación de reservas iniciado en el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), pero podría poner en apuros a la administración de su esposa y sucesora, Cristina Fernández.
El ministro de Economía, Armando Boudou, quien asumió hace menos de un mes, minimizó el asunto al explicar que "más que fuga, hay un cambio de cartera", pero diversos observadores sostienen que la salida de capitales representa el principal problema económico actual y consideran que revertir ese drenaje es un desafío urgente.
En momentos en que las cuentas públicas amenazan de nuevo con el déficit y la balanza del comercio exterior se mantiene favorable merced a la restricción de importaciones, muchos temen que a fines de este año la fuga sea mayor que el saldo comercial y que haya que usar reservas monetarias para suplir esa salida.
Un alto funcionario del área económica confirmó a IPS el volumen de la salida de capitales y lo atribuyó a factores externos e internos. Entre los primeros señaló la crisis financiera internacional, pero también admitió que hay en el país "inversores, pero sobre todo muchos minoristas, asustados que van al dólar como refugio".
Esto explica por qué la salida de capitales del sistema es más sostenida en Argentina que en países vecinos a pesar de que todos sufren los mismos embates de las dificultades de la economía global.
La fuente explicó que, en 2001, el ahorro en dólares por fuera del sistema financiero provocó una grave pérdida de reservas en Argentina. En cambio hoy, que hay reservas suficientes, la fuga se sustancia con el superávit comercial.
"Indudablemente es un fenómeno que debemos frenar porque esos recursos salen del sistema y no generan crédito ni se invierten", advirtió.
En una entrevista publicada el lunes en el rotativo local Clarín, la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, dijo que Argentina progresa desde el punto de vista económico, pero "lo más delicado es que sufre salida de capitales". "En la medida que haya diálogo y consenso se puede devolver la confianza", recomendó.
Para la mayoría de los analistas, la causa profunda de esta sangría está justamente la desconfianza que produce entre inversores y minoristas la tensión política y la incertidumbre por el rumbo económico. Precavidos, los que recuerdan el colapso de fines de 2001 prefieren por eso retirar los depósitos bancarios a la vista y comprar dólares.
Las cajas de seguridad de los bancos están operando al 100 por ciento de su capacidad instalada. En muchas entidades hay listas de espera para adquirir una y en Uruguay, una fuerte plaza de destino para ahorristas argentinos que sacan su dinero del sistema local, los depósitos en dólares de no residentes están en alza.
Desde el vecino país se admite que la mayoría de ellos son argentinos.
El temor se funda hoy entre otros temas, en el enfrentamiento que el gobierno mantiene con empresarios agropecuarios desde 2008, en el traspaso de la administración privada de fondos de pensiones al sistema de jubilaciones del Estado, y en la falta de transparencia en las estadísticas oficiales, sobre todo cuando informan sobre índices de inflación.
"La desconfianza de los ahorristas hoy es parte de su idiosincrasia", explicó a IPS el economista Mario Sotuyo, de la consultora Economía y Regiones, recordando los avatares de la crisis de 2001 cuando miles de depositantes vieron cómo sus ahorros en pesos (moneda local) quedaban atrapados en los bancos en medio de una fuerte devaluación.
Aun a pesar del contexto de reservas altas y superávit fiscal y comercial que se registra hoy, dijo Sotuyo, los capitales huyen al dólar. Para frenar este drenaje, el economista consideró que hacen falta medidas de confianza de largo plazo.
"La constante sangría de dólares del sector privado es uno de los temas más preocupantes de la dinámica económica actual", advirtió a su vez la consultora Ecolatina. "No es para menos, en los últimos 24 meses se fugaron por esta vía 44.000 millones de dólares, prácticamente el stock de reservas internacionales", alertó en su último informe.
Esta firma especializada también coincide en que "la desconfianza es el motor de la salida" de capitales. En el último año, la pérdida fue de 25.000 millones de dólares y desde abril el ritmo de retiro fue de casi 2.000 millones de dólares por mes, señala
Según Ecolatina, si bien en el último año cayeron las exportaciones también declinaron las importaciones por restricciones dispuestas por el gobierno. Eso permitió mantener un fuerte superávit comercial en el primer semestre. Pero ese saldo positivo financia hoy la salida de capitales, sin que se registre una caída fuerte en las reservas.
No obstante, en el mediano plazo, puede haber problemas, alerta Ecolatina. "La prolongación de la fuga de capitales podría conducir a problemas de balance de pagos y volatilidad cambiaria-financiera", advirtió.
En la crisis de 2001-2002, cuando el gobierno acumulaba un fuerte déficit fiscal y sus reservas en dólares eran menores, la fuga de divisas era liderada por grandes empresas e inversores. Ahora la salida de capitales es motorizada también por un importante número de ahorristas que prefieren hacerse de dólares.
Hasta la presidenta y su esposo, Kirchner, no escapan a esta lógica en sus inversiones privadas. En su última declaración jurada admiten tener depósitos bancarios por el equivalente a 8,4 millones de dólares y 62 por ciento de ese monto está colocado en la divisa estadounidense.