La muerte de dos policías militarizados fue el resultado del estallido de una nueva bomba colocada por el grupo terrorista ETA este jueves en la isla de Mallorca, en el mar Mediterráneo, considerada uno de los puntos clave del turismo, el sector que más aporta a la economía de España.
Los dos agentes estaban dentro de un vehículo, debajo del cual se colocó el artefacto, que estuvo estacionado desde cuatro horas antes frente a un edificio sede de la policía local, el correo y la Guardia Civil. El estallido de la bomba, el segundo atentado de ETA en poco más de 30 horas, se produjo esta vez a las 13:50 hora local (15:50 GMT), 10 minutos antes de que los dos agentes fueran relevados.
En plena época turística por el verano boreal todos los hoteles de la isla están completos y el ambiente preparado para recibir al rey de España, quien pasa sus vacaciones en el Palacio de Marivent, ubicado a ocho kilómetros del lugar del atentado. También allí se reúne en esta época del año el Consejo de Ministros, que ya realizó la primera reunión la semana pasada.
Una idea del perjuicio que causa a España este hecho, además de muertos y heridos, es la reacción del gobierno británico, que este mismo día advirtió en su página en Internet que "hay una gran amenaza del terrorismo en España" y que los atentados pueden ser indiscriminados, "incluyendo los lugares frecuentados por viajeros extranjeros".
Refiriéndose al atentado de este jueves, Londres precisó que se produjo "cerca de una zona turística" y a esos problemas para los turistas se agrega que pueden sufrir contagios de la gripe A/H1N1 e incluso ser afectados por incendios "muy comunes en España".
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Las autoridades policiales informaron, además, que poco después de la explosión que mató a los dos policías, se encontró en la misma ciudad otra bomba adosada a un vehículo, que expertos hicieron detonar de modo controlado.
La primera reacción del gobierno español fue aislar la isla, suspendiendo vuelos y partidas de barcos de todo tipo y prohibiendo a los ciudadanos salir de sus domicilios, a la vez que las patrulleras de costa y los helicópteros recorren toda la zona en búsqueda de los responsables.
Según Ramón Socías, delegado del gobierno en las Islas Baleares, la mayor de las cuales es Mallorca, ETA podría tener una infraestructura en la isla para esconderse.
Tanto el gobierno como todos los partidos políticos con representación parlamentaria condenaron de inmediato el acto y manifestaron su convencimiento de que el terrorismo etarra acabará más temprano que tarde, reprimiéndolo a fondo de acuerdo a lo establecido en las leyes.
ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence) perpetró el miércoles un atentado en la norteña ciudad de Burgos, en el que no se produjeron muertes pero sí resultaron heridas a 46 personas, entre ellas dos mujeres embarazadas y seis niños de corta edad.
Desde el País Vasco, en el diario nacionalista de izquierda GARA se calificó este jueves a la posición de gobierno como "un falaz discurso triunfalista" y sobre la búsqueda de la paz añadió que es "irreal su propuesta basada única y exclusivamente en medidas policiales".
Según ese periódico, el gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero apela a una respuesta "puramente militar" frente a una situación en la que, "por mucho que se empeñen en negarlo los medios y los intelectuales españoles, el conflicto vasco es un conflicto político previo al nacimiento de ETA hace ya 50 años".
Y concluye afirmando que, "aun si la hipótesis de la derrota militar (de ETA) fuese factible, perduraría (el conflicto) mientras no se ataquen las causas del mismo, que es la reivindicación de la independencia del País Vasco, una de las 17 comunidades autónomas que integran España.
Todos los gobiernos de la democracia española intentaron en algún momento lograr la paz en el País Vasco negociando con ETA y todos esos intentos fracasaron, siendo el último el impulsado desde el gobierno de Zapatero cuando en 2005 reclamó que para negociar primero se debía producir el alto el fuego.
El grupo terrorista emitió un comunicado declarando un "alto el fuego permanente" que poco después, el 22 de marzo de 2006, lo declaró roto, situación que se mantiene hasta la fecha, pues Zapatero respondió que nunca, bajo ningún concepto, se hablaría con los etarras en tanto éstos no abandonen el uso de la fuerza y entreguen todas sus armas y explosivos.
La primera negociación se realizó en noviembre de 1976 en Ginebra, tras la muerte en 1975 de Francisco Franco, cabeza de la dictadura nacida en 1939, y luego bajo el gobierno de Adolfo Suárez.
Entonces varios sectores de ETA abandonaron las armas, acogiéndose a un indulto que decretó Suárez, pero el conocido como al ala "militar" continuó.
Después, bajo los primeros gobiernos socialistas de 1982 a 1996 bajo la Constitución vigente se realizaron varios diálogos, el primero de ellos en 1989, en Argel, precedido por un intento del entonces presidente Felipe González, en 1984, que no se concretó.
Más tarde, bajo el gobierno del centroderechista José María Aznar, la negociación con ETA se produjo en Zurich, tras una declaración de tregua por tiempo indefinido efectuada por el grupo en septiembre de 1998.
Esta negociación con dirigentes etarras fue llevada adelante por personas de la más absoluta confianza de Aznar y con fuerte peso: el secretario general de la presidencia, Javier Zarzalejos, el secretario de estado de Seguridad, Ricardo Martí Fluxá y el asesor personal del presidente, Pedro Arriola. Y también culminó con un rápido fracaso.