De los pastos cultivados en invernaderos en la sureña localidad mexicana de Atlixco, a unos 150 kilómetros de la capital, puede surgir una nueva variedad de biocombustible. Se trata del pasto Miscanthus gigante, una especie híbrida e infértil originaria de Asia que aporta biomasa para producir etanol celulósico.
Es una planta “perenne, de crecimiento rápido y de gran velocidad de fotosíntesis”, explicó a Tierramérica el ingeniero químico Fernando Sánchez, de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México y promotor del proyecto.
Puede rendir 25 toneladas por hectárea, absorber carbono y reparar el suelo. Su rápido crecimiento, bajo contenido mineral y alta biomasa lo convierten en un abastecedor privilegiado de etanol, según Sánchez.
Pero su uso conlleva inquietudes, como su fuerte demanda de agua y el riesgo de ocupar tierras aptas para la siembra de alimentos.