Conocer la biodiversidad amazónica será más fácil a partir de marzo de 2010, cuando se inaugure el Museo de la Amazonia, cerca de Manaos. Miradores, acuarios gigantes y pasarelas suspendidas en medio de los árboles permitirán la observación directa. Será un “museo vivo”, donde los visitantes podrán “ver, sentir, oír y oler el bosque”, definió su coordinador, el físico Ennio Candotti.
“Las edificaciones tendrán estructuras mixtas de madera y coberturas alternativas. Buena parte del material se está adquiriendo de comunidades extractivistas”, señaló a Tierramérica el arquitecto Almir Oliveira, responsable del proyecto.
El museo ocupará un millón de metros cuadrados, 60.000 para áreas construidas. Su implantación restaurará una parte degradada por la extracción de arena, con reforestación y recuperación de cursos de agua.