TRABAJO: Cumbre de OIT llama a urgentes reformas

La cumbre convocada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para frenar la pérdida de millones de empleos a causa de la crisis económica mundial llamó este miércoles a atender «a los trabajadores antes que nada».

"Debemos actuar ahora. Debemos actuar juntos. Necesitamos dar vida y compromiso a las sugerencias surgidas de esta reunión", dijo, al cerrar la Cumbre de la OIT sobre la Crisis Mundial del Empleo en esta ciudad suiza, el director general de la organización, Juan Somavía.

Nueve jefes de Estado, cinco vicepresidentes y decenas de ministros deliberaron junto con casi 5.000 participantes de más de 160 países, en lo que constituyó en la mayor reunión de la historia de esta agencia.

La conferencia se concentró en el debate sobre el Pacto Mundial de Empleos propuesto por la OIT, aplaudido por nueve presidentes, entre ellos Nicolas Sarkozy, de Francia, Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina, Tarja Halonen, de Finlandia, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, así como por la presidenta de la Central Sindical Internacional (CSI), Sharan Burrow.

Se prevé que el Pacto sea aprobado al cabo de la conferencia anual de la OIT, que comenzó el 3 de este mes, transcurrió en paralelo a la Cumbre y concluirá este viernes.
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A pesar de que la Cumbre no emitió conclusiones o recomendaciones, fue propicia para que jefes de Estado y de gobierno discutieran con representantes de patronos y sindicatos cuestiones nacionales clave.

La mayoría de los analistas presentes en Ginebra señalaron que el Pacto fijó el tono, pues gobernantes, trabajadores y empresarios se comprometían con su aprobación.

Luego de la Cumbre, Somavía explicó que el acuerdo involucra a las tres partes y que a éstas corresponde implementarlo en cada país.

"No daremos asistencia o apoyo financiero para hacer que funcione. Depende de los países implementarlo, y que lo hagan es en su propio beneficio", dijo ante un pequeño grupo de periodistas asiáticos y africanos.

El Pacto llama a elevar los niveles de empleo y de trabajo decente y a implementar una apertura económica que facilite oportunidades y justicia, así como sustentabilidad ambiental y crecimiento con poca emisión de carbono.

Se trata, según Somavía, de medidas ya en vigor en muchos países, pero que es preciso ensamblar, armonizar y legitimar. La mayoría de los discursos, incluso de los delegados europeos, criticaron al Fondo Monetario Internacional (FMI) por no prever la crisis.

El repentino encarecimiento del petróleo llevó a algunos oradores a acusar a los especuladores financieros y a advertir que no había tiempo que perder al respecto.

Sarkozy propuso reformar urgentemente la arquitectura de las agencias multilaterales, y solicitó al FMI y al Banco Mundial a respetar el ambiente y la calidad de vida de la población de los países.

También alentó la creación de un sistema mundial que financie a los empresarios y no a los especuladores.

"Es un enfoque suicida creer que esto es una crisis temporaria. No podemos esperar. Ya esperamos demasiado. Debemos actuar ahora", alertó el presidente francés.

Burrow afirmó que la crisis mundial se veía venir. "El error fue obvio. La codicia corporativa y el interés personal corrompieron no sólo a las empresas sino también a muchos gobiernos", indicó.

Los trabajadores están furiosos y reclaman cambios fundamentales, agregó.

"Nuestra ira se debe a que decenas de millones de trabajadores perderán sus empleos. Unos 200 millones se verán arrastrados a la pobreza extrema, uniéndose a los 1.200 que ya la sufren", añadió.

"La fiesta se terminó", concluyó.

Somavía sostuvo que el modelo del FMI fracasó hace tres años, cuando la mayoría de los países rechazaron la asistencia de la institución y advirtieron que no estaban preparados par cumplir con sus condiciones.

El propio FMI debió despedir a 300 empleados. "De hecho, me preguntaron si podría contratar a algunos de esos profesionales" en la OIT, dijo.

Los modelos del Banco Mundial y del FMI, basados sobre el ajuste estructural y el recorte del gasto del Estado, son cosas del pasado, enfatizó. "Ya no son válidos, y no entrarán en juego cuando el Fondo ofrezca dinero a los países que lo necesitan", indicó.

Pero dependerá de los países negociar desde una posición de fuerza, sin "permitir que el FMI dicte los términos" en una negociación, según el funcionario.

"No tenemos un sistema de gobernanza mundial que asegure el funcionamiento del Pacto Mundial de Empleos. Su éxito depende de cómo las partes trabajen en sus propios países", concluyó.

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