PALESTINA: Agua que no has de beber

La septentrional aldea cisjordana de Faqua, burbujas de agua surgente en árabe, lleva su nombre por el importante acuífero sobre el que se asienta. Pero la población carece del vital recurso, controlado por Israel.

Los problemas comenzaron en 1948 con la creación de Israel, cuando 2,4 hectáreas de las 3,6 que tiene Faqua y la mayor parte del agua subterránea fueron tomadas por el estado judío.

Los palestinos siguieron padeciendo escasez de agua tras la firma de los acuerdos de paz de Oslo en 1993 y la creación de la Comisión de Agua Palestino-Israelí, señaló un informe del Banco Mundial divulgado en abril.

Cisjordania está divida en tres zonas: áreas A, bajo control palestino, áreas B, bajo control palestino e israelí, y las áreas C, bajo control israelí, dentro de la que se encuentra Faqua.

Para los residentes de las áreas C ha sido muy difícil conseguir los permisos necesarios de las autoridades israelíes para cavar pozos o conectarse a la red de agua de la empresa de Israel, Mekorot.

"Desde 2000 esperamos la orden de las autoridades israelíes para construir una red de cañerías", dijo a IPS Abu Farha, jefe del consejo de esta aldea. "Pero no nos lo quieren dar. Tampoco podemos cavar pozos ni reparar los que ya están construidos".

Sin embargo, "los colonos pueden hacer pozos mucho más profundos que nosotros y reparar otros", apuntó.

El consejo de aldea de Faqua piensa que Israel se propone expulsar a los habitantes de las aldeas de esta zona por su significado estratégico.

Faqua, en el septentrional distrito cisjordano de Jenin, se ubica en lo alto de una colina desde donde se tiene una visión panorámica del valle del río Jordán. Esta aldea, a una hora de automóvil de Ramalah, está cerca de las fronteras de Siria y Líbano.

Sus 5.000 habitantes se vieron perjudicadas por una barrera de seguridad construida por Israel para separar a esta aldea de Maale Gilboa, un kibutz religioso donde viven 400 colonos.

Esta localidad no está conectada a ninguna red de suministro y depende del agua que distribuyen tanques israelíes a un precio exorbitante, y, además, no alcanza para cubrir sus necesidades.

La mitad de los adultos están desempleados. Cientos de personas perdieron el trabajo que tenían en Israel a raíz del muro que, además, aisló a la aldea de sus tierras. Ahora las autoridades les niegan permiso para ingresar a Israel.

El ganado disminuyó de 7.000 a 2.000 animales a raíz de la falta de agua y de la expropiación de tierras para construir la barrera.

"Tenemos muchos problemas de salud por la mala calidad del agua, pero no tenemos más opción que tomarla", indicó Farha.

"No sabemos si es potable ni de donde viene. Muchos niños y niñas tienen diarrea y otras enfermedades causadas por bacterias como la Escherichia coli", añadió.

Los palestinos no tienen suficiente agua, mientras Maale Gilboa, a 500 metros del perímetro de Faqua, está conectada a la red de Mekerot y se pueden ver rociadores a cualquier hora del día bañando los exuberantes cultivos y los jardines del asentamiento.

Israel tiene cuatro veces más agua por habitante que los palestinos, quienes sólo pueden acceder a un quinto del acuífero de Cisjordania, según el informe del Banco Mundial.

"La desigual división de recursos, así como la falta de información sobre el suministro impiden a los palestinos tener sus propias fuentes de agua", señaló el organismo.

"La situación de emergencia tuvo graves ramificaciones en la economía, la sociedad y la ecología de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), la crisis humanitaria causada por la falta de agua son habituales en Cisjordania y Gaza", añadió el Banco Mundial.

La red palestina de agua está en muy mal estado.

Menos de 1,8 millones de personas, de las 2,4 millones que viven en Cisjordania, están conectadas a la red hídrica, señaló el director de la Autoridad Palestina de Agua, Fadel Ka’wash.

"Unos 227.000 palestinos no tienen agua por cañería, en tanto 190.000 no reciben una cantidad suficiente por los problemas de la red y el racionamiento del recurso", añadió.

Lograr un permiso de las autoridades israelíes para realizar reparaciones es una pesadilla burocrática eterna y, al parecer, infructuosa.

"Nos dijeron que nos darían más agua, pero que primero tenemos que reparar nuestra red", señaló Ihab Barghuti, de la unidad de gestión de proyectos de la Autoridad Palestina de Agua.

"Es un ciclo vicioso. No nos dan más agua hasta que no reparemos la infraestructura, pero nos niegan los permisos para hacer obras", añadió.

El consumo promedio de un hogar palestino es de unos 60 litros al día, en tanto en uno israelí es de 280, según la organización israelí de derechos humanos B’Tselem.

En Faqua se usan 30 litros al día por persona. El mínimo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de unos 100.

La ANP declaró una situación de emergencia en las 10 aldeas de esta zona. El Consejo de Iglesias de Cercano Oriente intervino para ofrecer asistencia de emergencia.

"Analizamos las necesidades de los más afectados, los hogares de al menos cinco personas con un jefe de hogar desempleado o subempleado y sin agua", señaló Ramzi Zananiri, director ejecutivo de la Comisión de Trabajadores Refugiados del Consejo De Iglesias de Cercano Oriente.

"Construimos 42 cisternas en siete de las 10 aldeas en situación crítica. Los recipientes almacenan agua de lluvia y permiten a una familia subsistir hasta cuatro meses en la época seca", explicó.

"Actualmente ayudamos a 45 familias, alrededor de unas 3.000 personas. Esperamos poder construir más cisternas en las tres aldeas que quedan.", añadió Zananiri.

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