El asesinato de un guardia del Museo del Holocausto en la capital de Estados Unidos a manos de un anciano supremacista blanco es el último episodio en una serie que, para muchos, preanuncia una nueva ola de violencia ultraderechista.
Expertos estiman que el fenómeno se alimenta, al menos en parte, por la elección de Barack Obama como presidente y por la crisis económica, luego de años en que el "terrorismo islámico" dominaba la atención del público y de los medios de comunicación.
El tiroteo en el Museo del Holocausto de Washington el miércoles sucede después del asesinato del médico abortista de Kansas George Tiller, el 31 de mayo.
El Departamento (ministerio) de Seguridad Interior incluyó en un reciente informe el terrorismo nativo entre sus preocupaciones. Desde el atentado con explosivos que en 1995 demolió el edificio del gobierno federal en la ciudad de Oklahoma, acabando con 168 vidas, que no se prestaba tanta atención al asunto.
El posible resurgimiento del extremismo de derecha en Estados Unidos —que tiende a unir ideas antisemitas, antiislámicas, racistas y xenófobas— amenaza con desbaratar la definición usual de lo que el gobierno del antecesor de Obama, George W. Bush (2001-2009) denominó "guerra contra el terrorismo".
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Algunos analistas procuraron pintar el tiroteo en el Museo del Holocausto como producido o relacionado por el antisemitismo en el mundo islámico. Pero la mayoría de los expertos acotaron que el atacante de casi 90 años, James von Brunn, pertenecía a la cultura supremacista blanca.
Y esa cultura se nutre del nacionalismo blanco, ultraderechista y combativo estadounidense, no del antisemitismo musulmán.
Los asesinatos en Kansas y en Washington también originaron controversia sobre la influencia que tuvieron entre sus perpetradores, y en otros cultores de la violencia extremista blanca, programas de radio y televisión populares como los conducidos por Bill O'Reilly y Glenn Beck.
Von Brunn fue herido y detenido el miércoles en el museo, a menos de un kilómetro de distancia de la Casa Blanca, luego de disparar sobre el guardia de la institución Stephen Tyrone Johns, quien era negro.
La prensa estadounidense abrió luego espacio a los escritos personales del atacante, en los que expresaba odio hacia judíos y negros, así como descreimiento sobre la verdad histórica del Holocausto del régimen nazi alemán (1933-1945) contra las comunidades judías europeas.
Poco después, analistas de derecha que apoyan con fuerza las políticas del gobierno de Israel y que critican a los del mundo islámico vincularon la acción de Von Brunn con el antisemitismo musulmán.
"No caigan en el error. Los musulmanes crearon esta atmósfera en la cual el odio contra los judíos está bien y debe ser tolerada como opinión legítima", escribió, minutos después del crimen, la columnista de derecha Debbie Schlussel. "El tiroteo de hoy es apenas otra manifestación que surge desde ese punto de vista."
El mismo vínculo trazó la presidenta del grupo proisraelí The Israel Project, Jennifer Lazlo Mizrahi. Según ella, los materiales antisemitas publicados por los grupos radicales vinculados con Von Brunn "parecen similares a los usados frecuentemente en el mundo árabe e incluso por aliados de Estados Unidos, como la Autoridad Nacional Palestina, Egipto y Arabia Saudita".
"Esas palabras me recuerdan a la retórica delk presidente de Irán, que niega el Holocausto", concluyó.
Pero expertos dedicados a estudiar la extrema derecha estadounidense desacreditan el supuesto vínculo entre el Islam y el supremacismo blanco.
"Soy muy escéptico ante aquellas afirmaciones según las cuales el antisemitismo de una pequeña fracción de la población musulmana promueve acciones de supremacistas blancos", dijo a IPS Chip Berlet, del centro de estudios Political Research Associates.
"Me parece que ésta figura entre las motivaciones menos probables", añadió. En cambio, lo que sí motiva la actual violencia ultraderechista es el recrudecimiento del radicalismo en los medios de comunicación de derecha, según Berlet y otros analistas.
"Allí encontramos a demagógicos expertos derechistas que apuntan contra una amplia gama de chivos expiatorios, que va desde los médicos que practican abortos hasta los homosexuales, pasando por los musulmanes y los inmigrantes mexicanos", ironizó.
"Eso crea un ambiente tóxico en el cual alguna gente cree que debe actuar, y algunos lo harán de manera violenta", dijo Berlet.
Bill O'Reilly, informativista de la cadena televisiva Fox News, solía acusar ante las cámaras de "asesino de niños" al luego asesinado médico Tiller.
El informe reservado del Departamento de Seguridad Interior, filtrado a la prensa en abril, desató una ola de críticas desde la derecha y de legisladores del opositor Partido Republicano, que cuestionaron la sugerencia de que veteranos de las guerras de Iraq y Afganistán podrían ser particularmente proclives a revistar en organizaciones extremistas y violentas.
La secretaria (ministra) de Seguridad Interior, Janet Napolitano, defendió el informe. "No podemos darnos el lujo de concentrar nuestros esfuerzos en un solo grupo. Debemos proteger el país del terrorismo, sea extranjero o doméstico, sin importar la ideología que lo motiva", dijo.
"La crisis económica y la elección del primer presidente negro en Estados Unidos representan móviles únicos para la radicalización y el reclutamiento de la extrema derecha", indica el estudio, que fue respaldado por muchos expertos.
Especialistas advertían, ya antes de la investidura de Obama el 20 de enero, que esos factores podrían derivar en un recrudecimiento de las organizaciones de extrema derecha y de actos de violencvia.
Organizaciones como la judía Anti-Defamation League y la defensora de los inmigrantes Southern Poverty Law Centre constataron un fuerte aumento de la actividad de esos grupos en Internet, así como cierto incremento de los ataques contra blancos judíos.
"El tiroteo en el Museo del Holocausto es parte de una ola de odio contra judíos e instituciones judías, entre otras", dijo el jueves el director de la Anti-Defamation League, Abraham Foxman.
"Me preocupa más la amenaza de los grupos identificados como cristianos que por los islamistas locales", dijo al diario The Washington Times Maria Haberfeld, profesora de la neoyorquina Universidad Jay de Justicia Penal.
"Estamos esperando un desastre. El hecho de que Von Brunn haya hecho lo que hizo puede ser sintomático de lo que podría suceder", añadió.
Supremacistas blancos o ultraderechistas armados se llamaron a silencio luego del atentado en Oklahoma, mientras las autoridades federales se lanzaban a reprimirlos.
Pero los atentados que acabaron con 3.000 vidas el 11 de septiembre de 2001 llevó a las agencias de inteligencia a apuntar hacia los grupos musulmanes. Desde entonces, las declaraciones del Departamento de Seguridad Interior y del Buró Federal de Investigaciones (FBI, policía federal) omitían cualquier mención a milicias, supremacistas blancos y antiabortistas en sus listas de las amenazas.