Mahmoud Ahmadineyad fue declarado vencedor de las elecciones en Irán, pero su principal rival, el candidato reformista Mir Hossein Moussavi, no aceptó la derrota y sus seguidores protagonizaron escaramuzas con las fuerzas de seguridad este sábado en Teherán.
El Ministerio del Interior informó que Ahmadineyad, el actual presidente iraní de línea dura, obtuvo 62,6 por ciento de los votos en los comicios del viernes, mientras que Moussavi recibió 33,7 por ciento, resultados que desactivan una segunda vuelta electoral.
La participación llegó a 85 por ciento de los ciudadanos habilitados para votar, lo cual constituye una asistencia récord, según las autoridades.
El fin de semana previo a los comicios, Moussavi y Mehdi Karroubi, un clérigo moderado que también se postuló, enviaron una carta al ayatolá Ahmad Jannati, presidente del poderoso Consejo de Guardianes del país, citando grandes discrepancias en la cantidad de listas, entre otras cuestiones.
El reconocido director de cine iraní Mohsen Makhmalbaf, quien reside en París, dijo a la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán que este viernes las fuerzas de seguridad atacaron y clausuraron las oficinas de prensa de Moussavi en Gheitarieh, y que le pidieron a él que actuara como portavoz de la campaña en el exterior.
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"Anoche, funcionarios del Ministerio del Interior le dijeron a Moussavi y a su equipo que él había ganado las elecciones, pero que todavía no debían hacer pública esta información. Concordantemente, su gente comenzó los preparativos para los festejos públicos este domingo", relató Makhmalbaf, según activistas de la Campaña, una organización no gubernamental con sede en Nueva York.
Alrededor de la una de la tarde de este sábado en Teherán, Moussavi, ex primer ministro, emitió un comunicado al pueblo iraní.
"Los resultados oficialmente anunciados de las décimas elecciones presidenciales son conmocionantes. Personas que esperaron en largas filas y presenciaron el proceso de votación, y que saben por quién votaron, ahora observan con total incredulidad el desenlace de los trucos mágicos realizados por funcionarios electorales y por la radio y la televisión estatales", dijo.
"Yo registro mi protesta más fuerte ante el proceso actual y ante las obvias y difundidas irregularidades en el día de las elecciones. Advierto que no me rendiré ante esta peligrosa puesta en escena. Recomiendo a las autoridades poner fin inmediatamente a este proceso antes de que sea demasiado tarde", añadió.
El diario The New York Times informó a su vez este sábado que miles de policías fueron desplegados en la capital iraní y que arremetieron "directamente contra las mayores concentraciones de manifestantes".
Gholam-Hussein Karbaschi, director de la campaña de Karrubi, pidió a sus partidarios a través de la red social de Internet Twitter que mantuvieran la calma. "Debemos esperar. Estamos intentando contactar a la oficina del líder supremo", indicaron.
En la mañana del viernes, luego de sufragar, el ayatolá Ali Jamenei advirtió que podía haber disturbios. Algunos "pueden desear crear tensiones en los centros de votación y eso va en contra del proceso de votación", dijo, pidiendo a los iraníes hacer gala de su paciencia. Jamenei elogió a los partidarios de los candidatos por evitar confrontaciones en las calles en las noches anteriores a los comicios.
"La clausura de los sitios web reformistas, las limitaciones impuestas al envío de mensajes de texto, la escasez de listas en muchos centros de votación y los obstáculos para extender el tiempo de votación (contrariamente a elecciones anteriores) son algunos de los problemas que estos tres candidatos han identificado", señaló.
Los tres "están actualmente en negociaciones con las autoridades para solucionar estos problemas y evitar la violencia", agregó.
Sin embargo, no todos los políticos y clérigos coincidieron con esta posición. "Si la gente ve que (el gobierno) ha hecho trampa, debería protestar en las calles", dijo Effat Marashi, esposa del ex presidente iraní Akbar Hashemi Rafsanyani (1989-1997), presidente de la Asamblea de Expertos, que oficialmente controla el desempeño del líder supremo.
"La manera como fueron anunciados los resultados muestra que los votos de la gente fueron arreglados y fraguados en favor" de Ahmadineyad, escribió en su blog Ataollah Mohajerani, partidario de Karrubi y ministro de Cultura en el gabinete de Mohammad Jatami (1997-2005).
Según la ley electoral iraní, a cada candidato le corresponde un representante en cada centro de votación. Pero, según con los dos candidatos reformistas, Moussavi y Karrubi, solamente a un pequeño número de sus representantes se les permitió controlar el proceso.
"Los partidarios de los candidatos reformistas quedaron anonadados por el anuncio de que el presidente Ahmadineyad gana por aproximadamente dos tercios de los votos", dijo telefónicamente a IPS desde Teherán el periodista independiente Reese Erlich.
"Muchos sospechan que hubo manipulación de votos, pero hasta ahora faltan detalles específicos", señaló el también autor de "The Iran Agenda: The Real Story of U.S. Policy and the Middle East Crisis" ("La agenda de Irán: La historia real de la política estadounidense y la crisis de Medio Oriente", Polipoint Press).
Un día antes de las elecciones, el Ministerio de Comunicaciones cortó el sistema de envío de mensajes de texto en todo el país. Muchos jóvenes habían confiado en sus celulares para coordinar y enviar mensajes relativos a la campaña.
Además, las fuerzas de seguridad clausuraron sitios web reformistas, entre ellos los de Moussavi y Karroubi, el mismo día de los comicios.
Representantes de los reformistas apostados en varios centros de votación contaban los resultados en simultáneo con el escrutinio oficial del Ministerio del Interior.
Iban a enviar esos resultados por mensaje de texto para contrastarlos con los oficiales. Por primera vez, el Ministerio anunció el recuento final de votos sin haber recibido las cifras de todos los centros de votación, volviendo imposible confirmar los resultados de modo preciso.
Como consecuencia de estas elecciones, "deberíamos decirle adiós a la democracia y a los derechos humanos", dijo a IPS Asieh Amini, activista en Tehrán.
Mehrdad, estudiante universitario en la capital iraní, relató a IPS los problemas que halló cuando fue a sufragar.
"Cada uno de los cuatro candidatos estaban listados numéricamente, junto con un código específico, también numérico, al lado de su nombre. Se instruía a los votantes para escribir a mano el nombre de su candidato en sus papeletas en blanco, y también el número de código correspondiente", explicó.
"El código para Ahmadineyad era 44, aunque él estaba listado como el número uno. Moussavi estaba listado como el número cuatro. De ahí que la posibilidad y probabilidad de que el número cuatro terminara en la casilla correspondiente al código fácilmente pudo haberse malinterpretado como un voto por el candidato de código 44 y duplicarse como un feliz accidente para Ahmadineyad", agregó.