En las elecciones que se celebrarán este domingo en Argentina, convocadas para renovar parcialmente el parlamento nacional, se anticipa una contienda reñida con una única certeza: la pérdida de respaldos para el gobierno.
Cerca de 28 millones de personas están habilitadas para acudir a las urnas y renovar la mitad de los escaños de la Cámara de Diputados en los 24 distritos del país, y un tercio del Senado en ocho provincias. Se trata de la primera prueba electoral del gobierno de Cristina Fernández, que asumió en diciembre de 2007.
Los encuestadores coinciden en que el gobernante Frente para la Victoria, una alianza creada por el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) dentro del Partido Justicialista que él lidera formalmente, retrocedería entre 10 y 15 puntos porcentuales respecto de los comicios de 2007.
La merma de respaldos conduciría a perder la mayoría parlamentaria que tiene el gobierno en ambas cámaras.
La competencia decisiva se juega en la provincia de Buenos Aires, en el centro-este del país, que concentra 38 por ciento del padrón electoral nacional. Allí, la lista oficialista de diputados nacionales es encabezada por Kirchner, seguido por el gobernador del distrito, Daniel Scioli.
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"El domingo se juega mucho más que una elección legislativa", ponderó Kirchner en el acto del cierre de campaña en la noche del jueves, junto a la presidenta Fernández, los ministros del gabinete nacional, el gobernador Scioli y los demás candidatos de la nómina.
Un promedio de los sondeos de nueve encuestadoras realizados en ese distrito otorga a Kirchner 36,3 por ciento de las intenciones de voto y 33,3 por ciento a su principal rival, el diputado Francisco De Narváez, de la centroderechista Unión-PRO, integrada por disidentes del Partido Justicialista y miembros del centroderechista partido Propuesta Republicana (PRO).
Cinco de eso sondeos dan ganador a Kirchner y cuatro a De Narváez. Todos ubican tercera a la coalición Acuerdo Cívico y Social, integrada por la Unión Cívica Radical, la centroizquierdista Coalición Cívica y otros aliados. Las encuestas a esta fuerza entre 16,5 y 21 por ciento de apoyos.
Pese al tercer lugar en Buenos Aires, de los comicios de este domingo el Acuerdo podría emerger como la segunda fuerza electoral en el plano nacional.
Una de las nueve empresas encuestadoras es Analogías, que trabaja para el gobierno. Según su última medición, Kirchner obtendría 38,9 por ciento de sufragios y De Narváez 34 por ciento. Pero en diálogo con IPS, la directora de la consultora, Analía del Franco, advirtió que "la encuesta publicada es uno de los escenarios que le presentamos al cliente".
"Nosotros hacemos distintas proyecciones de indecisos, con distintos niveles de riesgo. Al cliente le damos todas, pero publicamos una", aclaró. En la proyección publicada, favorable a Kirchner en casi cinco puntos, los indecisos se adjudicaron en proporción a las intenciones de voto que recoge cada candidato.
Pero otras empresas de opinión pública insisten en que la mayoría de indecisos —estimados hasta hace una semana en 19 por ciento de los votantes del distrito— rechazan a los candidatos oficialistas. De acuerdo a cómo repartan sus apoyos esos votantes se definirá el resultado final.
"Sin duda es una elección complicada, con mucha indecisión hasta último momento", estimó Del Franco. "Desde 2003 que no teníamos una campaña así, tan complicada en la provincia y a nivel nacional. Estábamos acostumbrados a diferencias más amplias entre el oficialismo y la oposición", admitió.
La firma Giacobbe y Asociados, que no trabaja para los contendientes, estima que el ganador en la provincia más poblada del país será De Narváez por apenas un punto porcentual. Pero al ser consultado por IPS, el director de la consultora, Jorge Giacobbe, afirmó que "es imposible pronosticar quién gana el domingo".
"Nunca había visto una elección así en la provincia de Buenos Aires, con una brecha tan reducida, de menos de cinco puntos, entre el primero y el segundo", admitió.
En su estudio, 92 por ciento de los indecisos se definieron "opositores", o manifestaron voluntad de "que pierda Kirchner" porque "es mejor para el país". Eso les permitió establecer resultados probables que no son producto de una proyección lineal como la de la encuesta publicada por Analogías.
En la central provincia de Córdoba, la segunda en población después de Buenos Aires, el oficialismo, que había quedado segundo en los comicios de 2007, saldría cuarto si se confirman los pronósticos, y en la oriental Santa Fe, tercera en cantidad de habitantes, entre 37 y menos de 10 por ciento de las intenciones de voto se dirigen a los postulantes de la fuerza gobernante.
En los dos casos, el retroceso es atribuido por analistas al enfrentamiento del año pasado entre el gobierno de Fernández y las gremiales agropecuarias por el alza de impuestos a las exportaciones agrícolas. El conflicto, que se extendió por meses, erosionó la imagen de la presidenta y mermó sus apoyos en esos distritos donde la producción rural es importante.
En la capital argentina, la ciudad autónoma de Buenos Aires enclavada en la provincia homónima, se descuenta el triunfo de PRO, que gobierna el distrito desde 2007.
La favorita en los sondeos es la candidata a diputada Gabriela Michetti, que ejerció hasta abril la vicejefatura del gobierno de la ciudad, acompañando al jefe Mauricio Macri, líder de PRO.
Michetti, que renunció para aspirar a un escaño como diputada nacional, obtiene entre 30 y 37 por ciento de intenciones de voto en las encuestas.
Sin embargo, el fenómeno que llamó la atención de los encuestadores es el acelerado crecimiento que tuvo en las últimas semanas el respaldo al cineasta Fernando "Pino" Solanas, que encabeza la alianza izquierdista Proyecto Sur. Del cuarto lugar ascendió al segundo en siete de las nueve encuestas más recientes.
En la cámara baja de Argentina hay 257 escaños y este domingo se renovarán 127, es decir casi la mitad. El bloque del gobierno perdió 19 diputados en 2008, durante el conflicto rural, por lo que pasó de 134 a 115.
Ahora pone en juego 63 escaños en esa cámara y podría perder 16, quedando con un centenar de legisladores propios sobre 257. El Frente para la Victoria conservaría el bloque más numeroso de diputados, pero no tendría mayoría absoluta, lo que obligaría al gobierno a negociar respaldo para sus iniciativas.
En el Senado, con 72 escaños, el partido de gobierno pone en juego 12 de los 24 que se renuevan. De cumplirse el vaticinio de las encuestas, perdería cuatro senadores y también la mayoría necesaria para aprobar leyes sin negociar con la oposición.