Una clara derrota en las urnas sufrió la fuerza gobernante de Argentina en los principales distritos del país, incluida la populosa provincia de Buenos Aires, donde el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) se postuló como primer candidato a diputado nacional.
Con el retroceso, el Frente para la Victoria, lema fundado por Kirchner bajo el ala del Partido Justicialista (PJ) que presidió hasta este lunes, perdió la mayoría en las dos cámaras del Congreso legislativo, fenómeno que obliga al gobierno de Cristina Fernández, esposa de Kirchner, a negociar con aliados y opositores.
El resultado representa además un duro golpe al liderazgo de Kirchner en el justicialismo. Una de las primeras consecuencias fue su renuncia, anunciada este lunes, a la presidencia del PJ.
En un vídeo grabado en la residencia presidencial de Olivos, al norte de la capital, Kirchner anunció su renuncia indeclinable a la presidencia del PJ, una acción que consideró necesaria para reconocer la nueva realidad política y en busca de "moverse con mayor libertad".
El ex jefe de Estado, que terminó su mandato con una gran imagen positiva medida en encuestas, se proponía en estos comicios arrastrar apoyos para la presidenta. Pero acabó generando más reacciones adversas de votantes que, buscando castigar al gobierno, rechazaron su candidatura.
[related_articles]
Si bien Kirchner resultó electo diputado, no pudo devolver a Fernández el favor que ella le había hecho en las elecciones legislativas de 2005, cuando la fuerza gobernante obtuvo 40 por ciento de los votos nacionales y amplió su representación en el Congreso gracias al triunfo de Fernández, candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires, en el centro-este del país.
Esta vez el Frente para la Victoria llegó apenas a 30 por ciento de los votos en todo el país y perdió en Buenos Aires, que congrega al mayor número de votantes.
El analista Rosendo Fraga, del estudio Nueva Mayoría, dijo a IPS que la derrota en los principales distritos electorales "confirma un voto por el cambio. Si el oficialismo lo niega, es más probable que la gobernabilidad entre en dificultades", vaticinó.
Para evitarlo, la administración debería "compartir el poder", dijo Fraga, aunque reconoció que "no es fácil que lo haga". "La historia muestra que los líderes políticos cambian de ideología de acuerdo a las circunstancias, necesidades y conveniencias, pero difícilmente cambien de personalidad", alertó.
La lista de diputados del Frente para la Victoria se ubicó en cuarto lugar en la capital argentina, otro distrito clave, y en la muy poblada y central provincia de Córdoba, tercera en la oriental Santa Fe, muy lejos de las dos primeras, y segunda también con gran distancia en la occidental Mendoza.
Pero el mayor fracaso fue el segundo puesto en la provincia de Buenos Aires, inesperado para el "kirchnerismo".
En esa provincia, que concentra 38 por ciento del padrón electoral nacional, las encuestas vaticinaban un empate entre los principales rivales. Los votantes otorgaron 34,6 por ciento de voluntades a Francisco De Narváez, justicialista opositor del gobierno que encabezó la alianza centroderechista Unión PRO, y 32,2 por ciento a Kirchner.
De Narváez, que renovó su banca de diputado, admitió que "sería necio" negar que muchos votantes eligieron su candidatura como "castigo" al gobierno. "Espero que la presidenta lea bien el resultado de la elección; de nosotros tendrá el más absoluto deseo de colaborar", manifestó este lunes.
"Ya estamos en camino a retomar la iniciativa y reforzar la gobernabilidad, dijo Kirchner en la madrugada, evidentemente golpeado por el balance final. Ante la consulta sobre si el oficialismo aceptaría abrirse al diálogo fue esquivo. "Una cosa es dialogar y otra renunciar a los principios", advirtió.
También sorprendió al gobierno la derrota en la austral provincia de Santa Cruz, que gobernó Kirchner por tres períodos antes de ser presidente, y la de nororiental Entre Ríos, en la que se descontaba la victoria de las fuerzas gobernantes. Para varios analistas, se trata del comienzo del fin del ciclo kirchnerista, que comenzó en 2003.
De 60 escaños que puso en juego en la cámara baja, el kirchnerismo perdió 18 y otros cuatro de fuerzas aliadas que sometían a examen nueve. Las principales agrupaciones de oposición renovaban 45 lugares y consiguieron 72. El Frente para la Victoria, que ostentaba la mayoría desde 2007, quedó como primera minoría en la cámara baja.
En la Cámara de Senadores, el kirchnerismo tenía 40 escaños, 12 de ellos en juego en los comicios, de los cuales perdió cuatro. Mientras que la oposición tenía siete senadores en juego y consiguió 14. Así se quedó sin el quórum propio para sesionar, que había conseguido en las elecciones generales de 2007, cuando Fernández ganó la Presidencia.
"Hemos perdido por muy poquito, no tenemos problemas en reconocer nuestra derrota", dijo Kirchner en la madrugada de este lunes, cuatro horas después de que su principal rival, De Narváez, saliera a celebrar su victoria.
El jefe del bloque de diputados del Frente Para la Victoria, Agustín Rossi, que salió tercero en Santa Fe, con 7,7 por ciento de respaldos, prometió que su sector "no será autista", y hará un análisis de "las causas profundas del resultado para ver qué cosas hay que corregir".
Los análisis indican que el enfrentamiento de 2008 entre el gobierno y los gremios empresariales agropecuarios por un aumento de impuestos a la exportación dio inicio a una erosión del poder presidencial que se manifestó en fugas de diputados aún antes de las elecciones. Esa tendencia se cristalizó en las urnas el domingo.
Los gremios agropecuarios presentaron 17 candidatos propios en distintas expresiones políticas de todo el arco ideológico y consiguieron 11 legisladores. El malestar "rural" explicó el retroceso del gobierno en provincias agropecuarias como Santa Fe y Córdoba.
Según un artículo publicado este lunes por el diario Clarín, el Frente para la Victoria —sin la estructura del PJ, que se presentó en competencia con el kirchnerismo en numerosas provincias— se ubicó segundo en las preferencias del electorado nacional, con 30,7 por ciento de sufragios.
En primer lugar, con casi 30,9 por ciento de apoyos, emergió el centroizquierdista Acuerdo Cívico y Social (ACyS), integrado por la Coalición Cívica, la Unión Cívica Radical, tradicional rival del justicialismo, y el Partido Socialista.
Liderado por la ex diputada Elisa Carrió, segunda en la competencia presidencial de 2007, el ACyS logró una importante presencia nacional, pero se ubicó tercero en distritos clave, como la ciudad de Buenos Aires y la provincia homónima.
En la capital, gobernada desde 2007 por Mauricio Macri, del centroderechista partido Propuesta Republicana (PRO), triunfó la candidata oficialista Gabriela Michetti. Las encuestas le auguraban 35 por ciento de respaldos, pero obtuvo 31 por ciento. De todos modos, el resultado fue ampliamente celebrado por el jefe de gobierno de la ciudad.
En segundo lugar se ubicó el cineasta izquierdista Fernando "Pino" Solanas, de Proyecto Sur, con 24,2 por ciento de sufragios. Casi sin recursos económicos para su campaña proselitista, el director de "Sur" sorprendió a sus rivales al convertirse en la principal expresión del progresismo en la capital argentina. Su fuerza consiguió cuatro diputados.