África debe «negarse al consenso» en la conferencia de la ONU en que se discuten esta semana salidas a la crisis económica internacional para asegurarse de que sus intereses sean tomados en serio, señaló el activista Patrick Bond.
La conferencia de alto nivel "Crisis financiera y económica mundial y sus efectos sobre el desarrollo" comenzó el miércoles en Nueva York en el marco de la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Bond, quien dirige el Centro de la Sociedad Civil de la Universidad de KwaZulu-Natal, en la oriental ciudad sudafricana de Durban, considera que la economía mundial debe basarse sobre una nueva lógica que defienda el ambiente y que cree empleos en sectores que no emitan gases de efecto invernadero.
Las mismas instituciones que perjudicaron a la economía y a las sociedades africanas son llamadas a rescatar al mundo, alertó Bond, para quien los gobiernos del continente no están listos para "romper con Washington" y forjarse su propio camino.
La conferencia de tres días que terminará este viernes iba a ser una cumbre, pero se tornó un encuentro de "alto nivel" por la reticencia de los países del Norte industrial a ser representados por jefes de Estado y de gobierno.
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IPS: La crisis financiera y económica tuvo consecuencias desproporcionadas en África, continente que no tuvo nada que ver con sus causas y carece de incidencia en la gestión de la economía mundial. ¿Qué deben reclamar los países africanos en la conferencia de la ONU de esta semana?
PATRICK BOND: Lo primero y más importante será reclamar, y sencillamente ocupar, un espacio político considerablemente mayor al que tienen ahora.
La triste ironía es que el principal motor del empobrecimiento de África es el Fondo Monetario Internacional (FMI), que destruyó las políticas sociales y la industria en las últimas tres décadas. Esta institución estaba moribunda en sus últimas reuniones, en octubre de 2008, y acaba de recibir un paquete de rescate de al menos medio billón de dólares del Grupo de los 20 (G-20) países más industrializados y emergentes.
Esto fue, en parte, gracias al ex ministro de Finanzas de Sudáfrica, Trevor Manuel, quien encabezó una poderosa comisión poco antes de la cumbre del G-20 de abril en Londres, en la cual el FMI fue relegitimizado y recapitalizado.
Eso fue posible con el único e insignificante costo de aceptar que el próximo director gerente no tuviera que ser necesariamente europeo, nimia reforma dada la disponibilidad de personalidades como Manuel, del Sur en desarrollo, que satisfacen los antojos del Norte industrial.
Mientras, no se avizoran cambios en las políticas del FMI hacia el Sur. Aquí en Sudáfrica, Manuel recibió instrucciones de recortar el déficit fiscal, aumentar las tasas de interés, continuar con la liberalización comercial y financiera y eliminar la indexación salarial. Una atrocidad.
El director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, fingiéndose amigo de África, visitó en marzo Tanzania y le recomendó al gobierno que recortara el déficit fiscal en 0,6 por ciento del producto interno bruto, hasta 3,1 por ciento.
IPS: Teniendo en cuenta la débil respuesta de los gobiernos africanos a la crisis, ¿usted cree que están preparados para defender los intereses del continente?
PATRICK BOND:No, excepto el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.
Los líderes africanos no están dispuestos a romper con Washington, a pesar de los excelentes ejemplos de los últimos tiempos en América Latina. Las fuerzas sociales progresistas de África no han crecido lo suficiente como para que políticos de la era pos-neoliberal lleguen al poder, como ocurrió en ese continente.
La excepción que confirma la regla es Mugabe, quien lanzó consignas antiimperialistas. Pero en 2005 estaba tan desesperado de atraer otra vez al FMI que vació las reservas de divisas del Estado y le pagó 200 millones de dólares sin recibir nada a cambio. Sus políticas no son un modelo para los progresistas.
La salida de la crisis viene del lado de la sociedad civil, que lanzó valientes iniciativas para desglobalizar las relaciones financieras y descomercializar ciertos bienes y servicios como medicamentos contra el sida y el suministro de agua.
La historia muestra que cuando los partidos nacionalistas africanos se vuelven neoliberales, sólo las coaliciones de movimientos sociales, de trabajadores, de iglesias, de mujeres y de jóvenes, sirven de contrapeso.
IPS: ¿Quiere decir que muchos de los participantes en la conferencia de la ONU son responsables de la crisis?
PATRICK BOND:Sí, y traban las posibilidades de que haya una discusión genuina, según el nicaragüense Miguel DEscoto, el presidente de la Asamblea General más progresista en la historia de la ONU.
En la conferencia paralela sobre la crisis financiera realizada por organizaciones no gubernamentales, DEscoto protestó abiertamente el viernes pasado porque los países del Norte "se resisten cada vez más a reformar el FMI y el Banco Mundial, a la espera de que la situación se normalice. También dejaron bien claro que no quieren una discusión seria al respecto en la ONU".
IPS: ¿Usted cree que el debilitado sistema de la ONU es un ámbito que sirve al Sur en desarrollo y a África, dado el poder que ejerce el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos y la Organización Mundial del Comercio (OMC)?
PATRICK BOND:La última iniciativa positiva que recuerdo de la ONU fue el Protocolo de Montreal, de 1996, que prohibió los CFC (clorofluorocarbonos) para proteger la capa de ozono. También recuerdo, antes de eso, los tratados contra compuestos tóxicos.
A diferencia de los que creen que la ONU hace frente a las instituciones que usted mencionó, los últimos acontecimientos sugieren que suele seguirle la corriente al poder.
Vea, por ejemplo, cómo el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) se plegó a la privatización del agua pese a las advertencias en contra, o cómo el Protocolo de Kyoto, de 1997, respaldó recursos comerciales engañosos, injustos e ineficaces.
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, de 2002, desplegó la alfombra roja a empresas que pretendieron tener prácticas favorables al ambiente.
La ONU invariablemente atrae a personas bienintencionadas, pero al mismo tiempo corrompe sus propósitos desviando cuestiones económicas a la OMC, al FMI y al Banco Mundial, como se vio en la conferencia sobre financiación para el desarrollo de Monterrey, de 2002.
Una vez que se sumen más países progresistas al pequeño grupo conformado por los latinoamericanos, se podrá volver al ámbito multilateral. Hasta entonces, es mejor dejar que neoliberales y neoconservadores libren batallas como las que llevaron a la paralización de la agenda de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales.
El punto muerto es lo mejor para la mayoría de los países que revivir instituciones internacionales, dado el actual desequilibrio de fuerzas.
IPS: ¿Qué posición cree que deben adoptar las naciones africanas en ámbitos multilaterales a fin de reclamar una mayor participación en el espacio político dominado por Estados Unidos y la Unión Europea (UE)?
PATRICK BOND:Es muy simple: negarse al consenso. Eso fue lo que hicieron en (las conferencias de la OMC en) Seattle en 1999 y en Cancún en 2003. A raíz del chantaje financiero de Tony Blair y de las maniobras del ministro de Empresas Públicas sudafricano Alec Erwin, los gobernantes africanos se vieron obligados a firmar la agenda de la Ronda de Doha en 2001, lo que se han lamentado a la vista de los devastadores efectos del libre comercio.
Pero vemos una estrategia muy diferente con el nuevo ministro de Comercio e Industria Rob Davies. Esa es una de las señales más alentadoras de que el poder de los trabajadores puede alejarse de las políticas serviles favorables al imperialismo que caracterizaron al gobierno de Thabo Mbeki.
Los acuerdos de asociación económica impulsados por la UE destruyen los bloques económicos de este continente mediante la estrategia "divide y triunfarás" y destruyen la resistencia montada hace un año por los países africanos.
Eso muestra la desesperación de los gobernantes por seguir recibiendo asistencia financiera, la que obviamente corrompe las políticas públicas y destruye décadas de arduo trabajo para construir foros regionales.
IPS: Es claro que el mundo debe realizar intervenciones de mayor alcance a fin de superar la crisis. ¿Cuáles cree que deberían ser?
PATRICK BOND:El primer paso es reemplazar la lógica de mercado por una socio-ambiental. Eso puede hacerse en cada una de las políticas públicas factibles de ser reformadas, a cualquier escala, siempre y cuando el equilibrio de las fuerzas sea favorable.
Las prioridades son aquellas que ya comenzaron a impulsar los activistas. El Foro Social Mundial y las organizaciones asociadas han realizado críticas profundas y presentado alternativas radicales. Lo que resta por hacer es "conectarlas" entre sí, lo que creemos que podrá hacer el FSM.
La mayoría de las organizaciones de la sociedad civil permanecen demasiado encerradas en su área específica de trabajo, realizando un gran trabajo trasnacional, pero por lo general en aislamiento. La capacidad de vincular la justicia económica con las otras cuestiones parece fuera de nuestro alcance.
IPS: ¿Qué pueden hacer los países africanos para proteger a sus ciudadanos de las consecuencias de las crisis?
PATRICK BOND:Se pueden aprender muchas lecciones de América Latina y Asia, como no pagar la deuda, imponer controles sobre las divisas, nacionalizar o volver a regular la actividad bancaria y aumentar de forma significativa los fondos de programas sociales, como los destinados a las mujeres, pero en especial los que impulsan la producción a fin de contener la inflación.
También lograr un sistema sostenible que genere puestos de trabajo en sectores que no dañen el ambiente a fin de tener en el futuro una economía con reducidas emisiones de carbono. Lo más importante, los sindicalistas y líderes comunitarios deben pedir cuentas a los gobernantes, de lo contrario no hay barrera de contención, simplemente correa de transmisión.
