El viaje este sábado a Argentina de Hilda Molina pone fin a un caso que en el pasado motivó fricciones y tensiones diplomáticas entre Cuba y ese país sudamericano debido a la negativa del gobierno de la isla a conceder el permiso de salida a esta médica disidente.
"Yo creo que la situación de mi madre es lo que decidió que por fin me dieran la autorización", comentó a IPS Molina, de 66 años, quien hasta 1994 dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren), una calificada institución de salud de Cuba.
La médica viaja con una autorización de tres meses (especie de visa para entrar y salir de este país), que fue estampada en su pasaporte este viernes, y pasaje de ida y vuelta. Pero explica que su regreso a La Habana dependerá del estado de su progenitora, Hilda Morejón, de 90 años, quien "está muy malita".
Morejón se encuentra desde mayo del pasado año en Buenos Aires, donde también reside el hijo de Molina, Roberto Quiñones, médico como su madre, casado con la ciudadana argentina Verónica Scarpatti y padre de dos niños de esa misma nacionalidad.
"A mi mamá, así como está, no la dejo", afirmó la neurocirujana. Añadió que al conocer que la anciana había enfermado escribió hace unas dos semanas al presidente de Cuba, Raúl Castro, y a otras autoridades. "Les dije que estaba dispuesta a jurar ante Dios que yo regresaba", afirmó y añadió que "también se han hecho muchas cadenas de oración" por su caso.
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"Ahora siento una mezcla de alegría y preocupación (
), porque voy a abrazar a mis nietos, a ver a mi hijo después de tantos años, pero temo por mi madre, que no me hayan dicho toda la verdad sobre su salud", indicó. Molina preparaba sus maletas este sábado para emprender viaje al atardecer de la isla.
La solución de su caso se conoció el viernes por voz de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, quien dijo a periodistas acreditados en la casa de gobierno que se trataba de una "muy buena" noticia. "Vemos con mucha satisfacción este gesto que ha tenido el gobierno de Cuba", añadió la mandataria, quien visitó La Habana en enero pasado.
En esa ocasión, Fernández sostuvo conversaciones oficiales con su par cubano, Raúl Castro, y un encuentro de algo más de media hora con el ex presidente Fidel Castro, apartado del poder y las actividades de carácter público desde julio de 2006 debido a graves dolencias que requirieron varias intervenciones quirúrgicas.
Sin nombrarla, el líder histórico de la Revolución Cubana se refirió a Molina en el prólogo a una reedición de 2008, en Cuba, de un libro sobre su viaje a Bolivia en 1993. En este escrito, Castro dice que la médica aspiraba a convertirse en propietaria del Ciren, "como hicieron algunos colegas" de la extinta Unión Soviética
"Se le descubre y se le destituye. Inventa la teoría de que ello se debe a su oposición al empleo de células madres de origen humano en las investigaciones. Nunca habló una palabra de eso", escribió Castro, quien admitió que a esta médica se le ha negado la solicitud de viajar al exterior. "No debe cederse ante el chantaje: fue la cesación", afirmó.
A su vez, Molina negó que hubiera querido "apropiarse" del Ciren. "Yo serví a mi país en el campo de la medicina ( ). Nunca tuve privilegios y todos pueden ver como vivo ( ). Decían que era conflictiva y bueno, yo siempre he defendido mis puntos de vista", comentó.
Según alega, dejó su cargo en el Ciren en 1994 por discrepar de la política oficial en materia de salud, pues se empezó a "privilegiar" la atención a extranjeros como fuente de recursos financieros. También abandonó su militancia en el Partido Comunista de Cuba y su escaño en el Parlamento unicameral.
Molina admitió a IPS que "disiente" del gobierno, pero no se considera una activista opositora. "En 1996 estuve en el Colegio Médico Independiente, sólo unos tres o cuatro meses. Había buenas personas, pero también algunos infiltrados del gobierno", aseguró.
Su caso introdujo fuertes tensiones en las relaciones cubano-argentinas, especialmente en diciembre de 2004, cuando su permanencia de casi 48 horas en la embajada de esa nación alimentó especulaciones de que buscaba el asilo político, extremo desmentido posteriormente tanto por la mujer como por su hijo.
Según dijo Molina a IPS, en ese entonces, ella y su madre acudieron a la legación diplomática para conocer el texto de una carta de respuesta de Fidel Castro a su entonces par argentino, Néstor Kirchner (2003-2007), esposo de la actual mandataria, sobre su caso y sostener una "teleconferencia" con su hijo, por invitación de uno de los diplomáticos.
"Nunca pensé que algo tan inocente fuera a provocar toda esta confusión. Yo no quisiera que haya problemas entre los dos gobiernos", afirmó Molina, quien aseguró que su permanencia en la sede diplomática se debió a una crisis de hipertensión sufrida por su madre.
El caso de la neurocirujana se destrabó pocos días después de que el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas adoptó, el miércoles, el informe cubano sobre la situación humanitaria en este país caribeño y previo al informe sobre el mismo tema de la Unión Europea (UE).
Según fuentes europeas, ese bloque se reunirá el próximo lunes en Luxemburgo y tiene previsto abogar por la profundización del diálogo político iniciado en 2008 con La Habana, aunque sin dejar de hacer hincapié en la necesidad de progresos en materia de derechos humanos.