El dominicano Parque Nacional de Jaragua, famoso por ser hogar del reptil más pequeño del mundo, quedará en peligro si reciben luz verde grandes proyectos hoteleros en lugar de iniciativas de ecoturismo y desarrollo sustentable, afirman ecologistas locales.
Los intereses turísticos, volcados a los hoteles "todo incluido", tienen puestos los ojos en las playas de arenas blanquísimas y aguas transparentes de esta zona de República Dominicana.
Situado en el sudoeste fronterizo con Haití, en la provincia de Pedernales, el Parque Nacional del Jaragua es la zona de mayor biodiversidad de las Antillas. En sus 1.374 kilómetros cuadrados se incluyen bosques, playas, mar, islas y cayos.
Conserva especies endémicas, como las iguanas rinoceronte (Cyclura cornuta) y de Ricord (Cyclura ricordi), en peligro de extinción. Desde noviembre de 2002 es uno de los tres núcleos de la reserva de la biosfera designada por la Unesco, junto con los parques Lago Enriquillo y Sierra de Bahoruco.
Aquí se descubrió el reptil más pequeño del mundo, el jaragua sphaero (Sphaerodactylus ariasae), de apenas 16 milímetros.
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En las playas del Jaragua desovan tortugas marinas como la carey (Eretmochelys imbricata) y la tinglar o laúd (Dermochelys coriacea), y es hábitat importante de la tortuga de agua dulce jicotea (Trachemys decorata), también amenazada de extinción.
El nombre de Jaragua procede de los indígenas taínos, para quienes la zona era parte del Cacicazgo de Xaraguá. Es la única parte protegida de la antigua formación geológica conocida como Paleoisla del Sur, una de las dos que se unieron para formar la actual isla de La Hispaniola, entre 20.000 y 30.000 años atrás.
La Sierra de Bahoruco, que ocupa todo el Parque y se extiende hacia Haití, era una formación separada, lo que explica que conserve tantas especies endémicas y haya servido como centro de colonización y diseminación de vegetales y animales de todas las Antillas, afirman especialistas.
Bahía de las Águilas, una playa virgen de siete kilómetros en la costa oeste del Parque, ha atraído en varias ocasiones a empresas extranjeras interesadas en inversiones turísticas.
El gobierno está estudiando algunas propuestas. Desde abril evalúa la iniciativa de una empresa minera canadiense —cuyo nombre no ha sido divulgado— para invertir 850 millones de dólares en la construcción de dos hoteles con campos de golf en Pedernales, muy cerca del Parque Jaragua.
El proyecto se emplazaría en Cabo Rojo, a pocos kilómetros de Bahía de las Águilas, dijo a Tierramérica el subsecretario de Turismo para la zona sur, José Altagracia Santana.
Si bien no está comprendido en el Parque, Cabo Rojo forma parte del mismo ecosistema y está dentro de la reserva de biosfera protegida por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
"Antes de cualquier evaluación, las empresas interesadas en construir hoteles tienen la obligación de entregar un estudio de impacto ambiental que incluya todos los elementos previstos por la Ley 64-00", dijo a Tierramérica el subsecretario para la vecina provincia de Barahona de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Joselin Livian.
En Cabo Rojo se desarrolla también la minería de bauxita, a cargo de la empresa Sierra Bauxita Dominicana. Una enorme instalación minera y portuaria, desde donde se exporta ese mineral y piedra caliza, altera el paisaje de playas y mar azul y ha expulsado a las tortugas que desovaban allí.
Para proteger de otras amenazas a las tortugas de Cabo Rojo y de las demás playas del Parque, el Grupo Jaragua, la organización no gubernamental más activa en la preservación de esta zona, ejecuta un proyecto para frenar los continuos robos de sus huevos y la captura de ejemplares carey, cuyos caparazones son muy codiciados.
Pero el turismo es otra historia. "El impacto de la llegada de un gran numero de turistas amenazará no solamente a las especies endémicas que viven en estas áreas, si no a todo el ecosistema, único en el mundo", dijo a Tierramérica la activista conservacionista Yvonne Arias, directora del Grupo Jaragua.
El turismo es la segunda fuente de divisas de este país caribeño, que cuenta con 676 establecimientos de hotelería y que entre 2007 y 2008 recibió a unos ocho millones de personas extranjeras y no residentes, indican cifras del Banco Central. República Dominicana tiene 9,5 millones de habitantes.
"Es necesario fomentar el desarrollo de microempresas locales e infraestructuras amigables con el ambiente para un aprovechamiento equitativo de estas áreas, que incluya a la población local a menudo excluida de los beneficios generados por el turismo 'todo incluido'", dijo Arias.
El ecoturismo sustentable podría ser una estrategia para desarrollar esta provincia, donde más de 60 por ciento de los hogares son pobres.
La mortalidad de niños de hasta cinco años de edad es de 38 por ciento en Pedernales, mientras la desnutrición crónica afecta a 15 por ciento de los menores de entre seis y 59 meses de vida, cinco puntos porcentuales más que el promedio del país, según la Oficina Nacional de Estadística.
Hay además un elevado desempleo juvenil: no tienen trabajo 30 por ciento de las personas de entre 15 y 24 años.
El empoderamiento de la población y las instituciones locales son otras estrategias para promover la conservación de la naturaleza.
Ese es el objetivo del Proyecto Araucaria-Enriquillo, desarrollado desde 1999 con apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, que trabaja en varias regiones del sur dominicano ayudando a fortalecer la gestión gubernamental del desarrollo sostenible en la reserva de biosfera.
* Este artículo fue publicado originalmente el 23 de mayo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.