La amenaza de Irán es exagerada en algunos círculos de Estados Unidos, concluyó un nuevo informe de una institución de investigación según la cual el discurso expansionista de la República Islámica es poco más que eso, un discurso.
"La estrategia estadounidense debe reconocer el papel de Irán como un influyente pero no omnipotente actor en Medio Oriente y trabajar para explotar las barreras existentes hacia las actividades dañinas de Irán, mientras que a la vez buscar áreas de involucramiento", señala el informe de la Corporación RAND.
Este grupo de investigación sin fines de lucro divulgó el estudio el martes, tras reunirse con líderes estadounidenses e israelíes para discutir el tema de Irán.
También fue presentado justo luego de que la agencia estatal iraní anunciara la exitosa prueba de un misil con un alcance de unos 1.900 kilómetros, esto es, con capacidad de llegar a bases de Israel y Estados Unidos en Medio Oriente.
El informe de 230 páginas, titulado "Peligroso pero no omnipotente: explorando el alcance y las limitaciones del poder de Irán en Medio Oriente", fue encargado por la Fuerza Aérea estadounidense para "evaluar con exactitud los desafíos que representa Irán sobre un horizonte de entre 10 y 15 años". El estudio además busca "constatar las motivaciones de la República Islámica, no sólo sus capacidades".
[related_articles]
El trabajo concluye que "las analogías con la Guerra Fría están equivocadas", porque Irán no tiene el mismo ideal de exportar su revolución como lo tuvo la Unión Soviética, a pesar del hecho de que usa un discurso con ese efecto. Teherán no desea un "agrandamiento territorial", subraya.
Como consecuencia, alertó RAND: "Las opciones tradicionales pueden en los hechos crear más oportunidades para que las aproveche Teherán, ampliando así esa influencia que Estados Unidos intenta mitigar".
Durante la Guerra Fría, la estrategia de contención de Estados Unidos fue llevada adelante con la amenaza de la fuerza militar como disuasivo y con el aislamiento multilateral con la ayuda de sus aliados. Esta última táctica hoy, en el caso de Irán, ha tomado la forma de sanciones.
Las fuerzas antiiraníes en Estados Unidos incluso presionan para sanciones más "paralizantes" contra ese país de 60 millones de personas.
"Una estrategia más útil sería una que explote las actuales inspecciones sobre el poder e influencia de Irán", indica RAND.
Pero eso no significa que la estrategia del presidente Barack Obama de involucrarse en forma significativa con Irán sirva efectivamente para resolver las diferencias.
"Aunque más atractivas (que las tácticas al estilo de la Guerra Fría), las políticas de involucramiento bilateral y/o las esperanzas de una suerte de gran negociación son igualmente irreales", sostuvo.
En cambio, RAND sugiere "una serie de medidas unilaterales para aliviar la tensión y continuos esfuerzos multilaterales destinados a los comportamientos iraníes que están alejados de las normas internacionales".
Una clave de este punto es que los esfuerzos estén dirigidos a temas específicos: el informe pide "sanciones internacionales y otras presiones financieras destinadas al tema nuclear".
El estudio alerta sobre "medidas punitivas que no tienen probabilidad de generar un amplio apoyo", y señaló que las "sanciones secundarias", también conocidas como "extraterritoriales", son "particularmente contraproducentes".
El informe también indica que Washington debe involucrarse en forma bilateral en áreas de interés mutuo y "construir un marco regional de seguridad multilateral que a la vez incluya a Irán y sea sensible a las necesidades de los países árabes amigos y aliados de Estados Unidos".
Irán, señala el estudio, ha demostrado tener una tendencia hacia el pragmatismo. Por ejemplo, aunque usa un discurso encendido, sólo lo hace para ganar apoyo en la región y por metas muy específicas.
"Muchos bajo el actual régimen parecen ver a Irán como una potencia regional indispensable, pero no necesariamente una hegemonía revolucionaria", dijo el informe.
E incluso el apoyo con el que cuenta Irán en Medio Oriente, de grupos islámicos y público árabe en general —aunque no de sus gobiernos, aliados de Estados Unidos—, no es tan grande como lo presentan muchos alarmistas.
"Irán tiene una influencia limitada sobre los llamados grupos delegados" de la revolución islámica, como la milicia chiita libanesa del Hezbolá (Partido de Dios), indicó el informe.