Brasil producirá 200.000 toneladas anuales de plástico biodegradable hecho a partir de la caña de azúcar, que puede servir de materia prima para depósitos de combustibles en vehículos y envases para yogur, leche y detergentes, entre otros. La petroquímica Braskem anunció a inicios de mayo el proyecto de una planta que terminará de construirse en el sur del país, costará 235 millones de dólares y demandará inicialmente 400 millones de litros de alcohol de caña.
Ese plástico alternativo se decompone un año después de desechado, mientras el común, derivado del petróleo, requiere 200 años.
No es totalmente ecológico porque otros insumos de su cadena productiva pueden ser contaminantes, como las tintas, dijo a Tierramérica Felipe Amaral, coordinador del Movimiento Gaúcho en Defensa del Medio Ambiente. “Su degradación libera sustancias químicas”, advirtió.