CIENCIA: Genoma mexicano abre interrogantes

En México se buscan voluntarios obesos, diabéticos y afectados por cáncer u otras enfermedades para analizar sus genes. Es el paso que darán los científicos luego de trazar el mapa genético de la población de este país.

Investigando la secuencia del ADN. Crédito: Photo Stock (www.photostock.com.mx)
Investigando la secuencia del ADN. Crédito: Photo Stock (www.photostock.com.mx)
La ciencia genética promete contribuir a la definición exacta de los fármacos y las dosis más efectivas para tratar a una persona o grupo, de las estrategias epidemiológicas más adecuadas y de la mejor prevención de enfermedades, incluso permitiendo manipular determinados genes.

El atlas genético mexicano presentado el día 11 insumió cuatro años y unos 21,5 millones de dólares, y es parte central de un proyecto que apunta a mejorar la salud pública nacional, pero también abre interrogantes éticas en un terreno con poca o nula legislación, advierten expertos.

Su descubrimiento central es que la genética mexicana difiere de la de otras poblaciones ya estudiadas del mundo.

En cuatro o cinco años más, tras comparar los genes de mexicanos sanos y enfermos y contextualizar esos datos con el mapa genético, se podrá definir qué genes predisponen a contraer ciertas enfermedades, indicó a Tierramérica Gerardo Jiménez, director del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), creado en 2004.

Eduardo Rodríguez, coordinador de proyectos de la Unidad de Bioética de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, con sede en la Universidad de Chile, felicitó a México por este logro que lo coloca como "líder en genómica en el mundo en desarrollo".

Contar con un mapeo abre las puertas para solucionar muchos problemas de salud pública, "pero tampoco es la panacea", dijo Rodríguez a Tierramérica desde sus oficinas en Santiago.

La información genética puede conducir a estigmatizar a algunas poblaciones vinculadas con ciertas enfermedades y dar pie a una nueva discriminación.

"Además, hay una serie de otros problemas éticos y prácticos que irán surgiendo y que no han sido legislados en casi ningún país latinoamericano", advirtió Rodríguez.

El mapa genómico de México, con más de 107 millones de habitantes, es un análisis de muestras ofrecidas voluntariamente por 300 personas mestizas de seis regiones del país y de 30 indígenas zapotecas del sureño estado de Oaxaca.

"El hecho de que nuestro mapa sea básicamente de mestizos nos permite pensar que así sería también el de otras poblaciones latinoamericanas, pues tenemos un origen similar: indígenas, españoles y un poquito de africanos. En ese sentido, el mapa mexicano tiene un impacto regional", manifestó Jiménez.

Las diferencias detectadas entre estos mestizos y otras poblaciones de las que se tiene información genómica, como asiáticas, africanas y europeas, explicarían por qué los mexicanos padecen con mayor frecuencia diabetes, cáncer u obesidad mórbida.

También podrían ofrecer datos que develen la causa del aparente mayor riesgo de los mexicanos a morir si se contagian con el nuevo virus A/H1N1, de la gripe porcina.

Pero aún es pronto para sacar conclusiones. "El mapa que hemos presentado es un catálogo de variaciones genéticas frecuentes en la población mexicana, pero no está asociado con enfermedades específicas. El paso siguiente es descubrir esas relaciones", explicó el director de Inmegen.

Alrededor de 2014, el Inmegen ofrecerá datos que ayudarán a tomar "decisiones colectivas e individuales" en materia de salud, aseguró Jiménez, pediatra doctorado en genética molecular y posdoctorado en medicina genómica por la estadounidense Universidad Johns Hopkins.

Desde fines de los años 90, organizaciones públicas y privadas del mundo ejecutan proyectos para obtener el mapa genético de ciertas poblaciones.

En abril de 2003 el Proyecto Genoma Humano, liderado por Estados Unidos, presentó la secuencia completa del ADN (ácido desoxirribonucleico) del ser humano.

En América Latina sólo la gente adinerada saca provecho de la medicina genómica, y nada indica que eso cambiará en el futuro, pues "estamos en una región de mucha inequidad social", advirtió Rodríguez.

El estudio "El problema del manejo de la información genética en Latinoamérica", a cargo de la Unidad de Bioética y del que Rodríguez es coautor, advierte que sin una regulación efectiva de esta nueva medicina habrá "consecuencias sociales negativas".

"La región no tiene legislación adecuada. Chile, Brasil y México cuentan con algo reciente, pero en general falta mucho por hacer, y es urgente", dijo Rodríguez.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) promulgó en noviembre de 1997 la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, que estableció de forma no vinculante los derechos de las personas a la no discriminación por sus genes y a la confidencialidad de esa información.

El "Panorama sobre la legislación en materia de genoma humano en América Latina y el Caribe" realizado en 2006 por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética de la Unesco, constató muy pocos avances en la materia.

Argentina, por ejemplo, "carece de una legislación integral adecuada que contemple los problemas creados por el espectacular avance científico", afirma ese estudio.

Sobre Bolivia, Cuba y Chile, el documento destaca ausencia de normas y de jurisprudencia, aunque en el tercer caso lo atribuye al limitado desarrollo de las investigaciones.

Ni en Paraguay ni en Uruguay hay normas superiores o reglamentarias que mencionen al genoma humano, añade el Panorama.

Jiménez coincidió con este diagnóstico incluso para México, embarcado de lleno en el desarrollo genómico.

Pero en la edición del 7 de este mes de la revista médica estadounidense The New England Journal of Medicine, algunos científicos reportan que los procesos de comparación entre genomas de pacientes sanos y enfermos, que se propone emprender México, pueden resultar decepcionantes.

Según el artículo aparecido en esa revista, enfermedades como el cáncer o la diabetes parecen no ser detonadas por un gen específico, sino por una serie de combinaciones genéticas aún difíciles de precisar.

Además, ante las mismas variaciones genéticas, los riesgos de que se manifieste una enfermedad dependen de si fueron heredadas del padre o de la madre.

* Este artículo fue publicado originalmente el 16 de mayo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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