CHINA-ÁFRICA: Explotación Sur-Sur

A las cinco de la tarde del domingo termina otra jornada para Thomas Haimbodi. Este carpintero trabaja en la construcción de la sede del Ministerio de Tierras y Reasentamiento de Namibia, en Windhoek.

Al retirarse de la obra, Haimbodi debe esperar que un camión lo lleve, junto a sus compañeros, a Katatura, en las afueras de la capital namibia.

"Trabajo nueve horas al día, siete días a la semana. No todos lo hacen, pero necesito las horas extra", explica.

Sus jefes chinos alientan horarios infernales. "Él ofrece un acuerdo informal, con una paga un poco mayor al salario habitual", dice.

En el caso de Haimbodi, "habitual" significa unos 10 dólares por día..
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La mayoría gana mucho menos que eso, pero el 40 por ciento de desempleo de Namibia hace difícil rechazar una oferta de trabajo.

El empleador de Haimbodi, China Nanjing International, se enorgullece de brindar "construcciones de calidad para el desarrollo nacional", según un gran cartel en el sitio.

Pero empresas namibias de la construcción acudieron, sin éxito, a la justicia para reclamar por la licitación de 8,7 millones de dólares por la que se asignó la obra a Nanjing.

"Las empresas estatales chinas debilitan a las compañías locales porque desacatan las regulaciones laborales", dijo Herbert Jauch, del Instituto de Investigaciones y Recursos Laborales de Namibia.

Jauch es coeditor de un estudio de inminente publicación sobre las inversiones chinas en África y su impacto sobre las condiciones de trabajo.

Los efectos secundarios de la política de "mirar a Oriente" adoptada por muchos países africanos son alarmantes, según el informe.

Diez países subsaharianos participaron en el estudio de la Red Africana de Investigaciones Laborales.

"E 2008, la mayoría de las empresas constructoras chinas pagaron en Namibia alrededor de 35 centavos de dólar por hora a los obreros, mientras que el salario mínimo nacional para la industria era de un dólar", señala.

Según Jauch, 70 por ciento de los grandes proyectos de la construcción en el país son manejados por firmas chinas. "A menudo no tienen los documentos necesarios, como certificados de igualdad laboral, pero aun así les conceden licitaciones valiosas", dijo.

Los investigadores de África lamentan la pérdida de empleos por la contratación de gran cantidad de chinos en proyectos de construcción en el continente, así como la competencia de importaciones baratas chinas en los comercios de las ciudades.

"China adjudicó importancia tanto a los beneficios políticos como a los económicos, y se retrató a sí misma como una atractiva socia financiera y amiga política", escribieron los investigadores.

"Para los gobiernos africanos, esto supuso una alternativa al 'Consenso de Washington', llamada 'Consenso de Beijing'. Esto es, un apoyo sin interferencia en los asuntos internos", agregaron.

Las inversiones chinas en África se concentran en los sectores energético, minero, manufacturero, minorista, financiero y de la construcción, revela el estudio. Los principales países analizados son Sudáfrica, Egipto, Nigeria y Ghana.

China es el tercer mayor socio comercial del continente, luego de Estados Unidos y Francia. Sin embargo, África concentra apenas tres por ciento de las inversiones extranjeras directas del gigante asiático.

"Hay un modelo de prácticas laborales injustas, de incumplimiento de regulaciones locales, violación de las convenciones internacionales, de las prácticas bancarias y de las regulaciones del mercado internacional de divisas, además de salarios bajos y una completa ausencia de contratos y beneficios", dijo Jauch a IPS.

China ofrece a los gobiernos incentivos para abrir sus puertas a las inversiones. El comercio entre Namibia y China asciende a 400 millones de dólares anuales, pero además el presidente chino Hu Jintao le extendió al país africano un préstamo de 100 millones de dólares, así como una línea de crédito de 72 millones de dólares.

A cambio de esa asistencia al desarrollo, el gobierno chino obtiene un acceso fácil a los mercados africanos, algo que ahora necesita más que nunca.

"La situación del desempleo en China, exacerbada por la crisis crediticia, hizo que el gobierno enviara a grandes cantidades de sus trabajadores al exterior. Estos obreros a menudo ganan más que sus pares africanos", explicó Jauch.

El estudio del caso de Namibia menciona persistentes rumores de que presos chinos son enviados a trabajar a África..

"Nos resulta muy difícil conseguir trabajos del gobierno, mientras que los chinos envían barcos con contenedores cargados de presos para esas tareas", dijo a IPS un portavoz de Oshiwambo, propietario de una empresa constructora.

En la obra donde trabaja el carpintero Haimbodi hay 15 capataces, todos chinos.

"El gran problema es la comunicación. Es una mezcla de inglés entrecortado y gestos con las manos. Por supuesto que cuando nos insultan en su propio idioma entendemos el mensaje", dijo.

Haimbodi y sus colegas se quejan de los bajos salarios, del acoso a los sindicatos, de las tensas relaciones y de la falta de implementos de seguridad laboral. Los obreros usan sandalias abiertas, señaló.

Hou Xue Cheng posee un comercio en el barrio chino del área industrial de Windhoek, donde vende verduras que cultiva en su granja de las afueras de la capital. Según él, sus aproximadamente 20 trabajadores ganan unos 50 dólares por mes. "Ellos están felices", insistió.

Namibia no tiene una ley de salario mínimo nacional.

Hou Xue Cheng no extiende contratos. "A menudo los trabajadores roban, y ése es un gran problema. Yo tuve que contratar guardias de seguridad. Si la gente tiene contratos iniciará una demanda ante el comisionado laboral. No quiero eso. Si usted roba, está despedido. Es así de simple", dijo.

Aparte de verduras, su comercio vende de todo, desde productos para el cabello hasta alcohol, todo etiquetado en cantonés y prolijamente apilado en filas de estanterías.

Hou Xue Cheng también siente que los namibios no son muy productivos. "El fin de semana se van temprano, pero nosotros nos quedamos aquí, los siete días, hasta las ocho de la noche. La gente trabaja durante la semana y quiere hacer compras el fin de semana", relató..

Pero, según Jauch, el Banco Mundial determinó en 2007 que los trabajadores namibios están muy capacitados.

Que los productos y servicios chinos tengan un acceso prácticamente ilimitado a los mercados africanos resulta "inconsistente" a la luz de las problemáticas negociaciones para llegar a un acuerdo de asociación económica con la Unión Europea, sostuvo Jauch.

"Lo que se vende como comercio Sur-Sur es, de hecho, mucha explotación. Los chinos tienen la oportunidad de jugar a favor de ellos mismos", agregó.

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