AGUA-ZIMBABWE: Largo camino a la sostenibilidad

Conforme comienzan a escasear los fondos para los esfuerzos de reconstrucción en Zimbabwe, la reparación de la infraestructura dañada por años de negligencia se detiene.

Cuando el gobierno de unidad zimbabwense está por cumplir 100 días en el poder, el canciller Tendai Biti, quien se esfuerza por atraer donantes, afirmó que tomará tiempo retornar a los estándares previos a 1996, cuando este país de África austral, otrora segunda economía de la región, entró en crisis.

Hospitales deteriorados con las paredes despintadas, teatros sin medidas de seguridad, escuelas sin libros ni escritorios, calles llenas de pozos, cañerías que pierden agua y alcantarillas rotas han caracterizado al Zimbabwe urbano en la última década.

Funcionarios de gobierno en la nueva coalición coinciden en que, sin adecuado financiamiento, la población estará condenada a esta triste realidad por mucho tiempo.

Quizás por primera vez desde la independencia de este país de Gran Bretaña en 1980, los ministros emprenden misiones individuales en busca de fondos para oficinas debilitadas, mientras el país espera obtener al menos 10.000 millones de dólares de donantes internacionales para respaldar la reconstrucción económica y de infraestructura.
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Los ministros señalan que las partidas prometidas en el presupuesto anunciado en febrero no son suficientes para cambiar la situación.

Uno de los desafíos más apremiantes en la nueva administración es proveer agua limpia tras el devastador brote de cólera el año pasado, que evidenció el deterioro del sistema de administración de agua y la arcaica infraestructura.

El ministro de Recursos de Agua, Sam Sipepa Nkomo, señaló que llevar agua a las familias va a ser una tarea difícil, y admitió que heredó una cartera cuyo funcionamiento se ha visto obstaculizado por interferencia política.

"Ya me he embarcado en buscar dinero para llevar suficiente agua a los hogares del país", dijo Kkomo a IPS. "Por nuestras estimaciones, la partida presupuestal que recibirá nuestro ministerio podrá cubrir sólo 50 por ciento de nuestras necesidades más apremiantes. El resto vendrá de donantes".

Una de las grandes prioridades es aprovechar el agua de las represas en la región de Matebeleland, donde un ambicioso programa para construir un ducto de 450 kilómetros desde el gigante río Zambezi nunca fue implementado debido a la carencia de fondos.

Además de estos desafíos, las autoridades locales tienen la difícil tarea de reemplazar la infraestructura para el agua construida antes de la independencia en 1980.

"Sabemos que la ciudad tiene una infraestructura colonial, pero reemplazarla no es nuestra inmediata preocupación en este momento, aunque estamos al tanto de cuánta agua se pierde por los equipos viejos", señaló Joseph Thuso, ingeniero de la municipalidad de la central ciudad de Bulawayo.

"Tenemos informes de al menos 800 cañerías que se rompen por día en toda la ciudad. No sólo de aguas servidas, sino de agua purificada para uso doméstico y comercial", dijo Thuso a IPS.

A pesar de los continuos informes de agua que se pierde, el ministro Kkomo señaló que la ciudad de Bulawayo está mucho mejor que otras en el país.

"El equipamiento antiguo debería ser la última preocupación de Bulawayo. Otras ciudades fueron construidas mucho antes que los suburbios de Bulawayo, y si tenemos que embarcarnos en reemplazar infraestructura en todo el país, nuestros financistas no cubrirían los costos", dijo el ministro a IPS.

"Sabemos que se pierde agua por cañerías de suministro rotas, pero ésta es la responsabilidad de las municipalidades locales, que deben mantener y reparar la infraestructura, mientras que nuestro papel es llevar el agua de las represas a las ciudades", añadió.

Sin embargo, las municipalidades se quejan de que carecen de fondos para llevar adelante el mantenimiento o cumplir otros servicios.

En 1992, la región de Matebeleland, en la que se sitúa Bulawayo, experimentó su peor sequía en la historia reciente. Funcionarios municipales dijeron que el impacto de la sequía se ha atenuado, y el gobierno central ha llamado a construir más represas en la zona.

Activistas en defensa del agua señalaron que, incluso tras las fuertes lluvias que hicieron aumentar las reservas en las represas, la ciudad de dos millones de habitantes todavía no tiene capacidad de asegurar una provisión normal de agua.

"Lo hemos dicho antes: la ciudad necesita aprovechar el agua de las represas como la de Bubi-Lupane y la de Mtshabezi", dijo a IPS el activista Dumisani Khumalo, de una organización local. "Pero siempre se trata de dinero", añadió.

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