Cuando se cumplen sólo ochos meses de su llegada al gobierno de Paraguay, el ex obispo Fernando Lugo ensaya cambios en su gabinete ministerial y afronta un posible desgaste de su alta popularidad tras la aparición de un hijo de dos años, al cual este martes reconoció ante la justicia.
La demanda judicial de filiación contra el mandatario trascendió el miércoles de la semana pasada, poco después de conocerse el pedido de renuncia del jefe de gabinete y secretario general de la Presidencia, Miguel Ángel López Perito, uno de los más cercanos al mandatario y quien fue jefe de la campaña de la hoy gobernante Alianza Patriótica para el Cambio (APC).
Pero López Perito volvió a sus funciones el lunes, argumentando haber superado el impasse con el presidente, originado por diferencias en la manera de tomar decisiones. Este dirigente es considerado el de mayor peso del ala más izquierdista de la heterogénea coalición de 10 partidos y una veintena de movimientos sociales en la que conviven también corrientes de centro y liberales. Su retorno fue la antesala del admisión pública de la paternidad por parte del mandatario, quien aprovechó para ello un comunicado de saludo pascual.
Lugo también adelantó en esa instancia el inicio de una nueva etapa de gobierno a partir del próximo lunes 20, cuando se cumplirá el primer año de su histórico triunfo electoral que puso fin a seis décadas de gobierno de la Asociación Nacional Republicana, más conocida como Partido Colorado y que sustentó entre 1954 y 1989 la cruenta dictadura del general Alfredo Stroessner (1912-2006).
"El reconocimiento de la paternidad descomprimió una situación que era insostenible. Con el poder que tiene cualquier presidente, Lugo podía tomar medidas más hipócritas y silenciarlo. Lo asumió y me parece que está bien", dijo a IPS la politóloga Milda Rivarola.
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Desde diferentes sectores de la sociedad se vertieron opiniones dispares en torno al caso, especialmente por parte de referentes de la Iglesia Católica, de la que se reconocen seguidores alrededor de 87 por ciento de los 6,2 millones de paraguayos.
El obispo de la sureña diócesis de Misiones, Mario Melanio Medina, uno de los más cercanos a Lugo, dijo a la prensa local que el mandatario mintió a la Iglesia pero, sin embargo, "reconoció su error y eso es un acto de valentía".
Medina destacó que algunos sectores buscan ubicar el caso como una cuestión de Estado, pero que en realidad se trata de una cuestión del ámbito privado. "Sólo le compete a Lugo dar la verdad y entender el caso", expresó el prelado.
Por su parte, el obispo de la vecina diócesis de Encarnación, Ignacio Gogorza, admitió que le causó dolor las declaraciones del presidente paraguayo, porque con lo ocurrido los religiosos corren el riesgo de perder credibilidad.
Precisó que Lugo mantuvo la relación de pareja cuando aún era jefe de la diócesis del empobrecido departamento de San Pedro, donde estuvo casi 10 años. Conocido como el "obispo de los pobres", el hoy presidente de Paraguay es un convencido adherente a la Teología de la Liberación, la corriente que pregona la obligación de la Iglesia Católica de defender a los oprimidos y excluidos.
Lugo logró la dispensa del Papa para convertirse al estado laical el 30 de julio de 2008, apenas dos semanas antes de asumir el gobierno. Lo había reclamado sin éxito desde antes de presentar su candidatura, a fines de 2006, pero sólo había recibido en respuesta la suspensión "a divinis" de su cargo clerical, el 1 de enero de 2008, por lo cual no podía ejercer el sacerdocio pero seguía sujeto a sus deberes.
Para la ministra de la Secretaría de la Niñez y la Adolescencia, Liz Torres, el presidente no perdió la centralidad puesta en el derecho del niño.
Recordó que Paraguay ratificó la Convención de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas, que entró en vigor en 1990 y que uno de los principios fundamentales es el derecho a la identidad.
"En términos político y ético es un paso histórico, en un país en donde no estamos acostumbrados a develar situaciones como ésta, en donde existe mucho ocultamiento. Sabemos de historias que se tejieron alrededor de tantos otros actores políticos, por lo que esto nos pone en un escenario diferente", dijo a IPS.
Apuntó que en este país existe una construcción cultural muy machista, donde existen cientos de padres que no reconocen a sus hijos y mujeres que no se atreven a utilizar los mecanismos administrativos y jurídicos que el Estado provee para garantizar ese derecho.
"La gente tiene que hacer uso de este mecanismo más allá de que haya investidura de por medio", acotó Torres.
Pero el gobierno se vio impactado por el hecho de que ambas situaciones, la demanda de filiación y la renuncia del jefe del gabinete ministerial, se sumaran prácticamente al mismo tiempo.
Así lo entiende Milda Rivarola, para quien el retorno de López Perito y la declaración de Lugo fueron hechos positivos.
"El gobierno tiene dos patas, una liberal que tiene apoyo parlamentario y otra popular, de reivindicaciones sociales. El vaciamiento de funcionarios de esa última tendencia hubiera dañado seriamente las bases del gobierno de Lugo", explicó.
El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) es la fuerza mayoritaria dentro de la APC, seguido del socialista Partido Tekojoja, a cuyas filas pertenece López Perito.
En las últimas elecciones generales, el PLRA obtuvo la segunda mayor cantidad de bancas en el parlamento nacional, detrás del ahora opositor Partido Colorado. De los 10 ministerios que integran el gabinete, tres están conducidos por políticos liberales.
"Ahora dependerá mucho de las medidas que adopte el presidente el 20 de abril, respecto de los cambios en los ministerios", dijo Rivarola.
Lugo informó que el relanzamiento de su gobierno tiene como objetivo la lucha frontal contra la corrupción, uno de los aspectos señalados por los sectores de oposición como de los más débiles dentro de su gestión.
Al parecer de Rivarola, las principales críticas al gobierno se levantaron sobre tres ejes: la supuesta inacción y dificultad en la toma de decisiones, el manejo de determinados ministerios, y la necesidad de una mayor apertura, de un diálogo más amplio por parte del mandatario.
Mientras la sociedad paraguaya se abre a un amplio debate sobre si la paternidad de Lugo atañe al ámbito privado o público y si el ex obispo mintió o no a su electorado, desde la oposición se tejen especulaciones sobre los posibles réditos que pueda recoger.