El presupuesto de Namibia para este año, que exonera impuestos a los más pobres, no alcanza a solucionar los problemas estructurales de la economía nacional, según organizaciones de la sociedad civil.
La ministra de Finanzas, Saara Kuugongelwa-Amadhila, despertó una salva de aplausos al anunciar recortes impositivos para los pobres por 80 millones de dólares, que se compensarán ampliando la franja tributaria en el extremo superior de la escala de ingresos.
Según el presupuesto presentado por la ministra al parlamento, aquellos contribuyentes cuyas ganancias anuales excedan los 75.000 dólares pagarán 37 por ciento de impuesto a la renta, dos puntos porcentuales más que la actual imposición.
La leche y el azúcar también se agregaron a la canasta de alimentos básicos exenta de impuestos.
Pero estas medidas no son suficientes para atacar el desempleo, hoy de 40 por ciento, dijo a IPS Hilma Shindondola, directora del Instituto de Recursos Laborales e Investigación (LaRRI) en Windhoek.
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"En vez de elevar el umbral tributario a los paquetes de reducción de gastos de 10.000 a 30.000 dólares, se debería haber nacionalizado las minas. Al no abordar las razones subyacentes del desempleo, el gobierno dio un paso en falso", agregó.
Zack Makari, de la Red Namibia de Organizaciones de Servicio sobre Sida (Nanaso), coincidió. "Sin trabajo, la población tendrá una dieta de mala calidad, lo que complica mucho los tratamientos antirretrovirales", señaló.
El LaRRI no participó en la redacción del presupuesto, pero presiona para que incluya más programas de alivio de la pobreza.
"Continuamos proponiendo un subsidio básico para todos los namibios, pero no lo adoptaron. Habrá más receptores de subsidios el año próximo, pero la cantidad por persona seguirá siendo la misma", explicó Shindondola.
Los pensionistas recibirán, según el presupuesto, una suma equivalente a 45 dólares por mes, y también se asignarán transferencias para asistir a huérfanos y otros niños y niñas en situación particularmente vulnerable, así como a personas con discapacidades.
Cada veterano de guerra registrado recibirá 200 dólares mensuales, indica el texto presentado por la ministra Kuugongelwa-Amadhila. El bienestar de los veteranos es una cuestión álgida. En el actual año fiscal, la asignación introducida en 2007 le costará 24 millones de dólares al contribuyente.
La educación recibirá, según el presupuesto, 530 millones de dólares, la mayor parte del presupuesto 2009/2010, de 2.550 millones de dólares.
A Air Namibia se le atribuyó un paquete de rescate de 10 millones de dólares, llevando a 246 millones de dólares la suma total que el Estado gastó en la aerolínea nacional.
El gobierno prevé un déficit de unos 400 millones de dólares, o 4,5 por ciento del producto interno bruto. Y se espera que la deuda del gobierno aumente a 2.320 millones de dólares en 2010/2011, es decir, 29 por ciento del producto.
Al Ministerio de Defensa se le asignó 260 millones de dólares, y al de Salud, 240 millones. Éste es el segundo año en que el gasto militar sobrepasa al de salud. El gobierno alega que es necesario poner a punto a las fuerzas armadas.
Pero las organizaciones de la sociedad civil lo consideran la constatación de un error en las prioridades.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la calidad de los servicios del sector es mala.
"Casi 20 años después de la independencia, nuestros hospitales y clínicas están en un estado deplorable", lamentó Makari.
"Se necesita personal y modernizar los recursos y la prestación de servicios. La salud es una cuestión fundamental. Realmente queremos saber qué criterios se usaron para asignarle más dinero a Defensa", añadió.
Pero la única voz con voto pertenece a la gobernante Organización Popular del Sudoeste Áfricano (Swapo), que cuenta con dos tercios de los escaños parlamentarios. La oposición considera inútil debatir el presupuesto porque "no se le cambia ni sola letra, ni un centavo", según el diario The Namibian.
La Nanaso fue incluida en el proceso de elaboración presupuestaria por el Ministerio de Salud, pero dijo que continuaría presionando a los parlamentarios y a los miembros del gabinete para jugar un rol más importante.
Lo que se necesitan son "más plataformas donde la sociedad civil y el público en general puedan comprometer activamente al gobierno en el presupuesto", protestó Shindondola.
Justine Hunter, directora del Instituto de Namibia para la Democracia, dijo que la sociedad civil está "moderadamente bien organizada, pero tiene un aporte mínimo a la toma de decisiones".
El año pasado, el Instituto publicó una "Guía para el presupuesto namibio", con la intención de fortalecer la comunicación entre la sociedad civil y el gobierno.
"Si la gente comprende el presupuesto, interactuará mejor con los políticos", dijo Hunter.
"Tenemos una capacidad única para evaluar las necesidades de las comunidades", dijo a IPS Anna Beukes, directora del Nangof Trust, que agrupa a varias organizaciones no gubernamentales.
"El Ministerio de Finanzas da la oportunidad de interiorizarse en la elaboración del presupuesto. Eso recorre un gran trecho al ayudarnos a identificar los puntos estratégicos" con vistas a aportes alternativos, agregó.
También dijo que Nangof ya comenzó un proceso de "presupuesto popular" para crear conciencia y mejorar el acceso a datos financieros, así como solicitar aportes para el presupuesto del año próximo.