MUJERES-RD CONGO: Llamado a boicotear '»minerales sangrientos»

El consumo masivo mundial de teléfonos celulares, computadoras y otros productos electrónicos exacerba la violencia sexual en República Democrática del Congo (RDC), advirtió la organización humanitaria estadounidense Enough Project.

El informe "¿Puedes escuchar al Congo? Teléfonos celulares, minerales conflictivos y la peor violencia sexual del mundo", divulgado el miércoles, describe cómo insurgentes de RDC compran armas con dinero de la venta de valiosos recursos minerales, causa directa de la generalizada violencia sexual en ese atribulado país africano.

"El conflicto en el este de RDC, el que ha causado la mayor cantidad de muertes desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), está exacerbado en gran medida por el multimillonario comercio de recursos minerales", sostiene el informe.

"Los grupos armados reciben unos 144 millones de dólares al año por la venta de cuatro metales: estaño, tantalio, tungsteno y oro", añade.

Con la ayuda de otras organizaciones no gubernamentales, Enough Project investigó todo el año pasado la cadena de suministros que vincula los minerales conflictivos con la mayoría de los productos electrónicos, incluidos teléfonos celulares, reproductores de música portátiles y computadoras.
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La violencia en RDC, derivada de la "maldición de los recursos", data de hace más de un siglo.

En los últimos 10 años, los diferentes grupos rebeldes y unidades militares que han dominado la zona conflictiva del país se disputan el control de las áreas ricas en recursos minerales y sus habitantes, en parte, mediante la violencia sexual.

Según la investigación, hay 1.100 denuncias de violaciones al mes, la mayor cantidad de casos de violencia sexual contra mujeres, adolescentes y niñas del mundo.

"Las mujeres de algunas comunidades que fueron desplazadas quedan tan traumatizadas que no quieren volver nunca más a su lugar de origen", escribió uno de los fundadores de Enough Project, John Prendergast en el periódico San Francisco Chronicle. La violencia "destruye familias, diezma comunidades y propaga el VIH/sida y otras enfermedades de transmisión sexual".

La región sufre conflictos desde hace años.

Tras el genocidio de Ruanda de 1994, en el que unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados por fuerzas gubernamentales y rebeldes, cientos de miles de hutus vinculados al régimen huyeron a RDC mientras que el Frente Patriótico Ruandés, respaldado por los tutsis, conquistaba el país.

Muchos de ellos regresaron a Ruanda, pero la presencia de "genocidas" en el este de RDC sirve a Kigali para justificar las repetidas incursiones a la zona de los últimos 12 años.

La divulgación del estudio de Enough Project coincidió con uno nuevo de Oxfam según él cual unas 250.000 personas fueron desplazadas en RDC tras una operación conjunta sin precedentes entre Ruanda y los propios efectivos congoleños contra los restantes rebeldes hutus.

La operación fue considerada un éxito por ambos países, pero tras el retiro de las fuerzas ruandesas hace unas semanas, rebeldes hutus regresaron a la zona y practican saqueos y tienen aterrorizada a la población local.

Oxfam sostiene que soldados congoleños también participan en acciones violentas.

"Hay saqueos generalizados, aldeas incendiadas y un máximo inaceptable de violencia sexual", señaló el director de Oxfam en RDC, Marcel Stoessel, a la cadena de radio y televisión británica BBC.

Los tres grupos armados responsables de la violencia, que controlan la mayor parte del comercio de minerales, son el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo, las Fuerzas de Liberación Democráticas de Ruanda y unidades renegadas del ejército congoleño.

Esas organizaciones armadas se quedan con las ganancias del comercio de minerales al controlar por la fuerza las minas y exigir coimas o impuestos a transportistas, compradores locales e internacionales y guardias fronterizos.

Los minerales del conflicto, estaño, tantalio, tungsteno y oro, van de RDC a los países de Asia Pacífico donde son procesados y convertidos en metales valiosos necesarios para producir una amplia gama de productos electrónicos.

El estaño se usa sobre todo como soldadura en placas base de computadoras. Las organizaciones armadas obtienen unos 85 millones de dólares al año por la venta de este metal, según el estudio.

El tantalio, empleado para almacenar electricidad en condensadores de iPods, reproductores portátil digitales de audio y de vídeo, cámaras digitales y teléfonos celulares, dejan a los rebeldes unos ocho millones de dólares al año.

El tungsteno, que se usa para hacer vibrar los teléfonos celulares, les genera unos dos millones de dólares al año.

Finalmente, el oro, empleado en joyas, es otro de los componentes de los productos electrónicos y deja a los grupos armados entre 44 millones y 88 millones de dólares al año.

Enough exhortó a las compañías de productos electrónicos a que se comprometan, como hicieron los joyeros y la industria de diamantes hace siete años con los llamados "diamantes de sangre", a no fabricar sus productos con minerales conflictivos y a someter su cadena de suministro a una auditoría transparente.

Empresas como las estadounidenses Apple y Hewlett Packard, la finlandesa Nokia y la japonesa Nintendo tendrían que "cambiar sus prácticas de abastecimiento y exigir a sus proveedores pruebas del origen de los minerales", sostuvo la organización.

Enough también urgió a los consumidores de todo el mundo a usar su poder de compra para reclamar a las compañías que revisen sus protocolos empresariales y se hagan responsables del origen de los minerales que emplean en la fabricación de sus productos.

"Pedimos a los consumidores que se pongan en contacto con las 21 compañías de productos electrónicos mediante nuestro sitio en Internet Crear Conciencia sobre el Congo para presionarlas a que fabriquen sus productos sin metales conflictivos", señaló Prendergast.

El estudio de Enough también insta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y al Congreso legislativo de este país a tomar medidas concretas a fin de garantizar el fin de la violencia en RDC al combatir sus causas.

"El presidente Obama debe romper de plano con la política anterior hacia la RDC, diseñada más bien para ocuparse, sin muchas ganas, de los síntomas del problema mediante asistencia humanitaria, acciones diplomáticas irregulares y fuerzas de paz", según Prendergast.

También instó al presidente estadounidense a nombrar un enviado de alto nivel con un equipo que lo acompañe para trabajar en coordinación con actores locales y regionales sobre las causas de raíz de la inestabilidad.

Además, podría respaldar la labor de la Corte Penal Internacional, que investiga los crímenes de guerra perpetrados en RDC, y presionar para que las violaciones, en tanto que arma de guerra, sean objeto de investigaciones penales en el este de ese atribulado país africano.

Enough también urgió al Congreso a aprobar leyes que "obliguen a las compañías a revelar el origen de los minerales que emplean y fijen sanciones para las que sigan comprando metales conflictivos".

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