La infiltración de servicios de inteligencia en filas de ETA ha permitido darles duros y consecutivos golpes, como la detención del jefe de comandos, Jurdan Martitegi, que alienta la esperanza de un próximo fin del terrorismo en España, según expresó este lunes el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho.
"El Estado es hoy mucho más fuerte y ETA está mucho más débil", dijo Camacho, resumiendo su optimismo por la operación que permitió apresar el sábado en el sur de Francia al encargado de organizar los atentados y de sus seis directos colaboradores.
Martitegi es el tercero que cae en menos de seis meses de los conocidos como "jefes militares" de ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence), como se conoce a los responsables directos de sus acciones violentas aunque ese grupo esté lejos de poder ser considerado una fuerza castrense.
Fuentes policiales informaron a IPS que la detención fue fruto de un seguimiento sin precisar cómo se realizó el mismo de la cúpula etarra que preparaba un atentado en la ciudad de Vitoria, la capital del País Vasco, una de las 17 comunidades autónomas que integran España.
Añadieron que todo indica que el ataque iría dirigido contra Patxi López, secretario general de los socialistas de la región y electo presidente del gobierno del País Vasco, el primero ajeno al Partido Nacionalista en llegar a ese cargo desde que se aprobó, hace tres décadas, la Constitución en vigor. Las nuevas autoridades asumirán en mayo y son el producto de los comicios parlamentarios del 1 de marzo.
[related_articles]
El 12 de este mes ETA emitió un comunicado en el cual calificó de "nazi" a López, lo fijó como su "objetivo prioritario" y anticipó que se movería rápidamente contra él.
La caída de Martitegi y su comando en Francia y sobre todo que ya casi no logran perpetrar atentados trae a la actualidad unas declaraciones realizadas hace cinco años por dos históricos dirigentes de ETA, encarcelados entonces y que siguen en prisión, Francisco Mujika Garmendia e Ignacio Aracama Mendía.
"La lucha armada que hoy desarrollamos significa morir a fuego lento", señalaron en una carta firmada por ambos y enviada desde la cárcel a sus dirigentes. ETA nació hace 41 años, cuando España estaba regida por la dictadura del generalísimo Francisco Franco (1939-1975) y desde entonces mató a 827 personas, un promedio de 22 por año, aunque cabe destacar que en el último lustro ese promedio bajó más de 10 veces, mientras se incrementó el número de sus jefes detenidos.
Una de las razones de ese debilitamiento, quizás la mayor, es la actuación coordinada de las fuerzas de seguridad de España y Francia y en especial de sus servicios de inteligencia, así como de los órganos judiciales.
Una prueba de ello es que la operación que llevó a la detención de Martitegi fue organizada y coordinada por el juez español Baltasar Garzón, quien incluso se trasladó a Francia durante la ejecución de la misma.
Pero también influyen mucho contra ETA las condiciones políticas. En primer lugar, señalan expertos en el tema, una idea se podía tener de ese grupo hace cuatro décadas cuando se organizó contra una dictadura y en una época en que grandes sectores aprobaban usar la violencia contra ese tipo de regímenes.
Hoy en día, empero, no solamente se desaprueba el uso de violencia sino que no quedan ni rastros de la dictadura franquista, y además la población en general del país, incluída la vasca, desprecian el uso de las armas para luchar políticamente.
Y algo muy destacable es que ETA ha podido participar en elecciones con sus sucesivos brazos políticos y que reconocidos dirigentes suyos, como Arnaldo Otegui, ocuparon en el pasado bancas en el Parlamento Vasco, elegidos democráticamente.
"Si los etarras han podido ser candidatos, cobrar sueldos parlamentarios aunque sus diputados acudieran poco y nada al Parlamento, recibir subsidios electorales como los partidos democráticos, no se puede entender que sigan queriendo cometer atentados", dijo a IPS Mikel Aguirre, hijo de una familia que abandonó la ciudad vasca de Bilbao y se trasladó a Madrid tras sufrir amenazas del grupo terrorista por negarse a pagarles dinero.
La debilidad creciente de ETA se comprueba también con la escasez de armas, apenas tres pistolas, de los detenidos y su entrega sin resistirse, tanto los cuatro apresados en Francia como los tres que lo fueron en Vitoria, donde estaban juntando datos para preparar un atentado.
El también socialista y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, señaló que el gobierno español ha roto para siempre la posibilidad de un diálogo con la banda terrorista que lleve al fin de la violencia.
Eso ya se intentó varias veces, bajo diferentes gobiernos españoles, pero la propia ETA rompió las negociaciones al acompañarlas de atentados.
Sin embargo, ahora comienzan a tomar fuerza en el País Vasco figuras como Otegui, quien varias veces fue condenado por pertenencia a ETA y por cometer atentados.
Ex parlamentario del brazo político de ETA, al salir en libertad el año pasado dijo que apostaba por el diálogo y la negociación, lo cual implicaría el abandono de la violencia. Lo sucedido estos días puede ponerlo otra vez en el primer plano.