Las mujeres deben participar en las conversaciones para resolver la grave crisis política y humanitaria de la occidental región sudanesa de Darfur, reclamó un panel de especialistas en la capital estadounidense, integrado por varias laureadas con el Nobel de la Paz.
"Nos animó el proceso de Qatar y los esfuerzos de gobernantes árabes para impulsar las negociaciones de paz entre el gobierno de Sudán y el principal grupo rebelde. Pero ahora esas conversaciones se desintegran y el presidente Omar al Bashir no asume su responsabilidad por el sufrimiento de su pueblo", dijo la presidenta de la Iniciativa de Mujeres Premiadas con el Nobel de la Paz, Jody Williams.
"Lo que necesita ahora Sudán son verdaderos intermediarios que impulsen la paz y no que apoyen a los líderes que están causando más problemas en la región", añadió.
La Corte Penal Internacional (CPI) emitió en marzo una orden de arresto contra Al Bashir, acusado de crímenes de guerra y contra la humanidad en Darfur.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que la guerra ya dejó unas 300.000 personas muertas y más de 2,7 millones de desplazadas en los últimos seis años.
[related_articles]
Al Bashir cuestionó la medida por considerarla un complot occidental para quedarse con los valiosos recursos naturales de Sudán. Como represalia expulsó a 13 grandes organizaciones humanitarias de Darfur con el argumento de que debía proteger la soberanía y la seguridad del país.
En consecuencia, 1,1 millones de personas se quedan sin asistencia alimentaria, 1,5 millones sin atención médica y más de un millón sin agua.
Al Bashir fue invitado por los integrantes de la Liga Árabe a la cumbre del grupo en Doha a fines de marzo. Los gobernantes consideraron la orden de arresto como una prueba del doble discurso de Occidente hacia los árabes, pues no se tomaron medidas similares por crímenes perpetrados por Israel en el territorio palestino de Gaza.
Por su parte, la ex legisladora sudanesa y premiada con el Nobel de la Paz, Wangari Muta Maathai, señaló que "no puede ser que Al Bashir viaje desafiando la orden de arresto y, lo que es más grave, expulse a organizaciones humanitarias de Darfur".
"Sudán debe permitirles regresar porque más personas van a morir de hambre y por la falta de servicios básicos", sostuvo.
La Unión Africana (UA) pidió posponer la orden de la CPI con el argumento de que sólo perjudicará el frágil proceso de paz y los esfuerzos por impulsar el Acuerdo General de Paz.
"La medida de la CPI distrajo el proceso de paz. Nos complace que la Comisión de la UA haya reflejado la postura única de África en contra de la Corte", dijo a IPS el embajador sudanés en Etiopía, Molieldin Salim, en enero.
Maathai señaló que el "apoyo" de la UA a Al Bashir refleja su temor a que cualquier jefe de Estado o de gobierno, que "no pueda o no quiera proteger a sus ciudadanos, sea acusado de crímenes contra la humanidad". La ex legisladora instó a los líderes africanos a dejar de violar los derechos de sus propios ciudadanos.
"Las otras naciones no nos respetarán si somos incapaces de proteger los derechos de nuestros propios ciudadanos", remarcó.
El panel de discusión, organizado el martes por Williams y Maathai, contó con la participación de la coordinadora en Sudán de Médicos por los Derechos Humanos (PHR, por sus siglas en inglés), Karen Hirschfeld, quien expuso nuevos datos sobre violaciones de mujeres refugiadas.
PHR entrevistó a casi 90 mujeres en el campamento de refugiados de Farchana, en el este de Chad, de las que 17 por ciento dijeron haber sido violadas en ese país y 19 por ciento en Darfur. La mayoría de las violaciones se cometen fuera del recinto, cuando las víctimas salen a buscar leña.
La actual crisis humanitaria propicia un aumento de los abusos sexuales contra las mujeres, coincidieron varias especialistas.
Hirschfeld mencionó varios asuntos a tener en cuenta cuando se buscan formas de ayudar a los refugiados así como el aumento de la cantidad de personas desplazadas "mientras la situación evoluciona de mal a intolerable", a raíz del estado físico y psíquico de las mujeres y en especial de las que fueron violadas.
También se refirió a la presión por la escasez de recursos, como la leña, en el entorno de los campamentos de Chad, a la falta de un sistema judicial y de investigaciones sobre las denuncias de violaciones en el este de ese país y al "miedo perverso que padecen las mujeres a diario".
Las participantes del panel subrayaron la importancia de incluir a las mujeres en las actuales y futuras conversaciones de paz.
"Es fundamental que todos los procesos de paz incluyan a las sudanesas, quienes ya construyen un camino de paz gracias a sus esfuerzos por habilitar el diálogo y las consultas" entre los involucrados, sostuvo Maathai. "Cuando no participan, se reducen las posibilidad de obtener justicia, de beneficiarse de indemnizaciones y de gozar sus derechos".
Carla Koppell, directora del Instituto para una Seguridad Inclusiva y de la oficina de Washington del Hunt Alternatives Fund, instó a que todos los procesos de paz "convoquen a otros actores, que no sean siempre los mismos, a fin de cambiar los incentivos de las negociaciones para ofrecer más espacio a las mujeres, y solicitar formalmente el aporte de organizaciones femeninas".
El Hunt Alternatives Fund es una fundación sin fines de lucro dedicada a promover el cambio social mediante un enfoque innovador e inclusivo.
El panel de discusión instó a la comunidad internacional a presionar a la UA para que deje de ser manipulada por Al Bashir y considere la situación de Sudán como un asunto de interés global.
"Es muy importante que el senador (estadounidense) John Kerry, quien visita Jartum esta semana, aproveche la oportunidad para presionar por la restauración de los servicios humanitarios en el entorno de Darfur", señaló Williams. "No es posible que el gobierno de Sudán use el sufrimiento de su pueblo como argumento político".
Al Bashir dijo el lunes al parlamento sudanés, tras la visita del enviado especial de Estados Unidos a esa nación, Scott Gration: "Nosotros, nuestros hermanos y hermanas, buscamos la paz y la estabilidad y no queremos que nuestro país viva bajo las sombras de las espadas y de la tensión".
"Nuestras manos permanecen extendidas hacia quienes reclaman paz y justicia según los principios de justicia y dignidad", añadió, repitiendo parte del discurso de asunción del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.