Representantes del poder económico y político de América Latina y el Caribe intentan por primera vez dar respuestas a un problema del que no se consideran responsables, la crisis mundial, pero sí parte de la solución.
La voz cantante fue la del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien como anfitrión este miércoles de la edición latinoamericana del Foro Económico Mundial (FEM) aprovechó para reiterar una vez más los conceptos emitidos en los últimos encuentros similares.
"No hay solución sin participación efectiva de los países en desarrollo. No creamos el problema, pero somos parte fundamental de la solución", subrayó Lula, que abrió el foro con su par de Colombia, Álvaro Uribe.
Las soluciones, según Lula, pasan por un nuevo orden mundial, que tanto promovió en sus tiempos de sindicalista, y que hoy apuntan como necesario mandatarios de varios países ricos.
Para el presidente brasileño, la región puede dar respuestas proponiendo un nuevo sistema financiero "democrático" que establezca controles no sólo para los países en desarrollo, sino también para los desarrollados.
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Se trata de un sistema que no esté basado en el "lucro fácil" del pasado, una "economía virtual" que sustituyó la producción por "el intercambio de papeles, papeles y más papeles", agregó Lula al referirse a la especulación financiera.
En ese contexto, el mandatario se preguntó cómo "es posible" que "una parte del mundo tan sabelotodo, que daba tantos consejos sobre economía a los países emergentes", no percibiese esa realidad.
Lula criticó "que toda esa gente que durante años ganó trillones de dólares, que aparecía en la lista de los más ricos del mundo de (la revista) Forbes", no haya percibido que sus "fortunas no crecían a la par del crecimiento del producto interno bruto de los países pobres y de la mejoría de vida de la humanidad".
El discurso fue escuchado atentamente por Uribe, junto con Lula los dos únicos presidentes de la región presentes en la inauguración del FEM. A su turno, el mandatario colombiano buscó marcar sus diferencias ideológicas al referirse a lo que llamó un Estado participativo, pero no todopoderoso.
Documentos que circulan en el foro, que finalizará este jueves, destacan que el mayor desafío para América Latina es "armonizar la expansión económica" sin acentuar las desigualdades sociales.
La región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), verá este año reducirse a la mitad el volumen de las inversiones extranjeras directas, que sumarían unos 43.000 millones de dólares.
El director del FEM para América Latina, Emilio Lozoya, considera, por datos como esos, que la naturaleza de la crisis no es financiera para la región, sino una consecuencia de la reducción de la demanda externa de sus productos.
También según informes divulgados en el foro, las exportaciones de América Latina a otros mercados tendrán por lo menos una caída de nueve por ciento en 2009.
Al coincidir con otros participantes del foro en que la región está más "sólida" financieramente para enfrentar la recesión mundial, Lozoya consideró necesario contrarrestar la caída de las exportaciones a los países ricos con estímulos para aumentar la demanda interna, por ejemplo ampliando la capacidad de crédito.
"Hay una gran oportunidad para invertir en lo correcto en una situación de crisis", dijo Lozoya a IPS.
"América Latina ha tenido una tasa de crecimiento interesante en los últimos cinco años, de cinco por ciento, sin embargo no estaba creciendo a las tasas de China, e India —mercados más dinámicos— porque los grandes cuellos de botella eran la infraestructura y la educación", opinó.
El brasileño Marcelo Odebrecht, ejecutivo de la empresa constructora brasileña del mismo nombre, coincidió en la necesidad de invertir en obras de infraestructura para activar el mercado interno.
Representantes de los mayores grupos económicos de la región ahora van más lejos en su flamante descubrimiento de que se necesita un Estado más activo.
El constructor brasileño, que invierte en varios países además de Brasil, puso como ejemplo la necesidad de promover obras públicas de "cuño social", como programas de vivienda popular.
"No nos corresponde a nosotros, América Latina, arreglar lo que han hecho los países desarrollados, pero tenemos que combatir los efectos", dijo Odebrecht a IPS.
Ésa es una "tarea para el hogar", que se llevan los gobiernos y las empresas de la región, que están "preparados" para resolverla, agregó.
La "crisis como oportunidad" para la región prevaleció como concepto entre otros participantes latinoamericanos.
Para un gobernante como Lula, la oportunidad que se abre es la de exigir cambios y controles en los organismos multilaterales de crédito, entre otros.
Portavoces del sistema financiero nacional, como Ricardo Villela Marinho, consideran que la crisis es "fundamental" para que la región "se junte", "coopere" y "aumente su comercio" intrarregional.
Marinho es jefe ejecutivo del poderoso banco brasileño Itaú-Unibanco, con ambiciones de una mayor expansión mundial.
"Algunos creen que el mundo se está desmoronando, pero en realidad se está uniendo para encontrar soluciones a los desafíos actuales", subrayó Marinho en una conferencia de prensa en la que destacó actitudes como la de Brasilia, que decidió aportar recursos al Fondo Monetario Internacional.
Los asistentes a esta reunión del FEM discuten otros temas, como políticas de desarrollo sostenible, integración y combate al narcotráfico, en un ámbito previo a la Quinta Cumbre de las Américas que se celebrará entre este viernes y el domingo en Trinidad y Tobago.