Cuando se cumplen 18 años de la firma del Tratado de Asunción, constitutivo del Mercado Común del Sur (Mercosur), la capital paraguaya es escenario de diálogos sociales e interreligiosos impulsados por el mandatario de este país, Fernando Lugo, que ejerce la presidencia rotativa del bloque.
Desde diciembre de 2008, Paraguay preside por un semestre el Mercosur, conformado también por Argentina, Brasil y Uruguay, con Venezuela en vías de convertirse en miembro pleno.
Lugo, ex obispo católico, abrió el miércoles el primer diálogo con las expresiones religiosas del Mercosur, el primero de seis encuentros previstos con diferentes sectores sociales.
Ante representantes de unas 30 instituciones, Lugo puntualizó la necesidad de que la dimensión social se erija como eje de la integración, para superar las asimetrías en los países del bloque.
El Mercosur —un bloque que afronta múltiples dificultades para cumplir sus cometidos de integrar el comercio y la economía de sus miembros— no debe ser simplemente una publicación de cuadrícula con tasas y tarifas, "sino claramente debe ser el horizonte de una mejor calidad de vida para hombres y mujeres que habitan nuestros países", dijo.
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Para el ministro sustituto de Relaciones Exteriores de Paraguay, Jorge Lara, la apertura de este espacio de reflexión se da en un contexto internacional relevante, marcado por la debacle financiera del Norte rico, causante de una depresión generalizada de la economía mundial.
"La crisis no solamente hace evidente el agotamiento de un modelo que se desarrolló fundamentalmente sobre la destrucción de economías, exclusiones, un modelo que hoy nos muestra el rostro deshumanizante", dijo Lara a IPS.
Pero la crisis, a su vez, no solamente pone en evidencia el límite del modelo económico, sino también deja relucir otras potencialidades de la sociedad, destacó.
Por eso, indicó, este espacio dentro del Mercosur es una oportunidad de intercambio de experiencias entre los y las habitantes de los países de la región.
Para la primera ronda de diálogo social, Lugo encomendó al Consejo Latinoamericano de Iglesias la coordinación de sucesivos encuentros con las distintas expresiones de religiosidad de la región, que se celebrarán en los cuatro países integrantes del bloque.
Entre los ejes temáticos de discusión propuestos están las leyes de culto y su relación con el Estado; ciudadanía religiosa; papel de las religiones en el marco socio-político; diferencias sociales: riqueza-pobreza; defensa del ambiente desde la perspectiva de la fe; y otro mundo es posible, no, otro mundo es necesario.
Lugo aprovechó el auditorio de invitados especiales —como los brasileños Frei Betto y Leonardo Boff, impulsores de la Teología de la Liberación— para reivindicar su opción por el Estado laico.
El mandatario tuvo una formación religiosa fuertemente ligada a la Teología de la Liberación, una corriente progresista de la Iglesia Católica latinoamericana. Luego de dejar sus hábitos para dedicarse a la política, en 2006, el Vaticano no aceptó la renuncia a su condición de obispo y lo suspendió "a divinis".
Pero, en julio de 2008, el papa Benedicto XVI le concedió la pérdida del estado clerical, en una decisión sin precedentes.
"Es importante insistir en que la equidad no es ateísmo, ni antirreligiosidad. La equidad es libertad en el orden del pensamiento y respeta esa libertad en nosotros", subrayó.
Con esas expresiones salió al paso de críticas de algunos sectores, sobre la necesidad de mantener las religiones y dogmas fuera de los espacios de gobierno.
Por su parte, Frei Betto resaltó que la laicidad es una conquista y derecho de los Estados.
"El Estado tiene que ser laico, no tiene sentido un estado confesional. Pero el Estado laico debe tener respeto hacia las denominaciones religiosas, garantizando su manifestación privada y pública", dijo a IPS el fraile dominico, cuyo verdadero nombre es Carlos Alberto Libânio Christo.
Betto remarcó que así se podrá construir una sociedad que, teniendo pluralidad, consiga una unidad dentro de objetivos comunes, como la erradicación de la pobreza y la promoción de una vida mejor para todos los ciudadanos y ciudadanas del Mercosur.
"Nosotros, desde la fe y la experiencia espiritual, tenemos mucho que decir. Nuestras religiones tiene mucho que contribuir para lograr los cambios que se requieren", agregó.
No es fácil reunir a tantas confesiones distintas, valoró Betto.
"Lamentablemente, las instituciones religiosas muchas veces vienen cargadas de discriminaciones y prejuicios, aspectos que deben ser superados. Este espacio de diálogo sirve para ello", concluyó.
Entre los convocados al encuentro están las iglesias Católica, Evangélica, Anglicana y Discípulos de Cristo. También miembros de las iglesias Evangélica Metodista, Menonita, Bautista, Asamblea de Dios, Centro de Adoración Familiar, comunidades indígenas, judía y musulmana.
Los restantes diálogos planteados por la presidencia paraguaya del Mercosur estarán dirigidos a trabajadores, jóvenes, parlamentarios y sectores sociales y uno sobre la cuestión energética.
Los resultados de estos encuentros serán presentados en la reunión de presidentes del bloque del 4 de julio, en Asunción, cuando asumirá la conducción del Mercosur el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez.