Vestida de novia, Perween, de siete años, esperaba el gran momento. Bajo su gran chal rojo escudriñaba su entorno con desconcierto mientras trataba de comprender la causa de tanto alboroto.
La ceremonia no era muy distinta de la que la niña celebraba con sus muñecas. Además, eran lindas las decoraciones pintadas con henna en sus manos y las pulseras de vidrio rojo en sus brazos.
En su aldea del distrito de Sanghar, en la meridional provincia de Sind, nadie parecía ni remotamente consciente de que el casamiento de Perween, celebrado el 23 de noviembre de 2008, era ilegal.
Rubina observaba los preparativos en silencio. Ella sí sabía lo que se le venía a la desprevenida Perween. A los 10 años, ella también fue entregada en matrimonio a un hombre de 45, ya casado y padre de cinco niños.
"No sólo no me preguntaron si estaba dispuesta a casarme, ni siquiera me dijeron que me iban a entregar a un hombre lo bastante mayor como para ser mi padre", relata Rubina, de 25 años.
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Sin educación, inmadura y frágil físicamente por no estar desarrollada, Rubina ni siquiera sabía que el matrimonio implicaba tener relaciones sexuales con un adulto. "No hablamos de sexo con nuestras hijas. No se considera correcto", dice con timidez.
Ni los padres de Rubina ni de su aldea parecían saber que el matrimonio infantil es delito.
El matrimonio prematuro o infantil es el casamiento de menores de 18 años, según la Convención sobre los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), suscrita por Pakistán en 1990.
La Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres, a la que se adhirió este país en 1996, menciona el derecho de las y los menores a ser protegidos del matrimonio infantil.
"El compromiso matrimonial y el casamiento de menores no tiene ningún efecto, y deben tomarse todas las medidas necesarias, incluida la legislación" para evitarlo, afirma el artículo 16 de esa Convención.
Además, la Ley de Familia Musulmana establece que una niña debe tener al menos 16 años para casarse y debe dar su consentimiento. También existe desde 1929 una norma que limita el casamiento infantil, que nunca fue implementada.
En marzo de 2004, la Comisión de Justicia y Derecho recomendó enmendar el Código Penal a fin de castigar el ofrecimiento o aceptación de una mujer, contra su voluntad, o de una niña en matrimonio, como forma de compensación. La reforma nunca fue aprobada.
Algunas estimaciones señalan que 30 por ciento de los casamientos entran en la categoría de matrimonio infantil.
Las niñas suelen ser obligadas a mantener relaciones sexuales con sus esposos aunque no estén maduras física ni sexualmente. "Eso puede tiene consecuencias para la salud", señala el ginecólogo y activista Shershah Syed.
"Mi esposo me obligó a tener relaciones aquella noche y todas las siguientes", recordó Rubina, con los ojos llenos de lágrimas. "Tenía tanta vergüenza que no me atrevía a contárselo a nadie. De noche, tenía tanto miedo que tenía fiebre".
Syed explica que se trata, ni más ni menos, que de "violación de menores".
"Todos los días atiendo casos de ese tipo. Y no es una costumbre típica de aldeas alejadas y conservadoras, sino que es común en ciudades modernas y cosmopolitas como Karachi", indicó.
Los padres suelen llevar al hospital a niñas "de apenas 11 ó 12 años con la vagina desgarrada", señaló, porque ya tuvieron su primera relación sexual. "Sé que acaba de casarse por el henna de sus manos".
En la mayoría de los casos, los casamientos prematuros terminan en embarazos precoces. "Los riesgos del embarazo se multiplican por cuatro cuando las madres son niñas", apunta. Las complicaciones que pueden sufrir son hemorragias, fístula, anemia y riesgo de padecer eclampsia.
Hay pruebas de que la fístula obstétrica está vinculada a las relaciones sexuales tempranas que conlleva el matrimonio infantil. También hay un fuerte vínculo entre la edad temprana y la mortalidad materna.
El investigador pakistaní Feryal Fikree, de la organización internacional Population Reference Bureau, sostiene que el casamiento infantil es una grave violación a los derechos de las mujeres. "El desarrollo de las niñas queda comprometido", subraya.
Las niñas casadas probablemente no terminen sus estudios y tengan más problemas de salud por las pesadas tareas domésticas que deben asumir y la presión de la maternidad, señaló Fikree.
A Perween no le preguntaron si quería casarse. Su padre no consideró que fuera necesario.
Fue un "matrimonio por canje". Su hermano mayor, Riaz Hussain, estaba enamorado de Bushra y la única forma de conseguir su mano era entregar a su hermana, de siete años, a su cuñado Zahid Ali, un viudo de 40.
El caso llegó a los canales de televisión y a los periódicos. Pero el gobierno no tomó ninguna medida.
Ali, al igual que el esposo de Rubina, ya tiene dos hijos de un matrimonio anterior.
En muchas partes de Pakistán, las comunidades mantienen costumbres medievales que atentan contra los propios principios del Islam, que conceden muchos derechos básicos a las mujeres. Los hombres suelen considerarlas como de su propiedad.
Las contiendas familiares suelen arreglarse entregando hermanas o hijas, algunas incluso de apenas meses de edad, una costumbre conocida como "swara" o "vani".
Hace tres años, la jirga (consejo) tribal de la aldea de Shikarpur, en la provincia de Sind, ordenó a Mohammad Ramzan entregar a sus dos hijas, de uno y nueve años, para compensar los tres búfalos que se había robado.
Por suerte para las niñas, el Alto Tribunal de Sind intervino y prohibió la transacción.
La organización no gubernamental Fundación Aurat señaló que la prensa informó de 25 matrimonios vani en 2008, según su estudio "Situación de la violencia contra las mujeres en Pakistán", divulgado en febrero.
Pero esas cifras son sólo la punta del iceberg, según especialistas, pues la mayoría de los casos no se denuncian.