MEDIO ORIENTE: EEUU no debe ver como enemigos a islamistas

Decenas de expertos en Medio Oriente enviaron una carta abierta al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pidiéndole que su política exterior se concentre en promover reformas en la región, pero sin considerar enemigos a los gobiernos islamistas.

Firmada por más de 120 académicos, activistas y expertos en general, la carta señalaba que la política de su predecesor, George W. Bush (2001-2009) estaba "equivocada" y "produjo una región cada vez más atormentada por una corrupción rampante, extremismo e inestabilidad".

Los firmantes de la misiva, tanto liberales como neoconservadores, llamaron a la administración de Obama a "estimular las transformaciones políticas no a través de guerras ni amenazas ni imposición, sino mediante políticas pacíficas que recompensen a los gobiernos que toman pasos activos y medibles hacia una genuina reforma democrática".

Al hacer esto, Estados Unidos debería acabar con su "miedo a que partidos islamistas lleguen al poder", porque la mayoría de ellos "no son violentos y respetan el proceso democrático", señalaron.

Mientras, refiriéndose a las relaciones con países árabes aliados como Arabia Saudita, Egipto y Jordania, los expertos dijeron que Washington "no debería vacilar para condenar cuando activistas de la oposición son llevados a prisión injustamente".
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La carta, divulgada el martes, fue coordinada por Radwan Masmoudi, del Centro para el Estudio del Islam y la Democracia, Shadi Hamid, del Proyecto sobre Democracia en Medio Oriente, Geneive Abdo, de la Fundación Siglo, Michele Dunne, del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, Larry Diamond, profesor de la Universidad de Stanfod, y Jennifer Windsor, de la organización Freedom House.

La sabiduría convencional en Washington indica que Obama frenó el doble discurso de su antecesor sobre "promover la democracia" en todo el mundo.

Mientras Bush hablaba de celebrar elecciones en Iraq, por ejemplo, congregaba fuerzas contra el gobierno electo de la Autoridad Nacional Palestina que incluía al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) y, en el nombre de la estabilidad, mantenía relaciones con dictadores autoritarios como el presidente egipcio Hosni Mubarak.

Lo que los firmantes piden no es una "continuación" de las políticas de Bush, sino, por el contrario, "una nueva iniciativa" para la democracia en Medio Oriente, explicó Geneive Abo, ex periodista y ahora integrante de la Fundación Siglo, durante la presentación de la carta a la prensa.

Abdo, además experta en estudios islámicos, dijo que la represiva situación política en la región no debería ser vista como una batalla entre el islamismo y el autoritarismo.

Indicó que abrir un proceso político obligaría a todos los partidos, no sólo los islamistas, a ser "más responsables ante su electorado y sus repúblicas".

Citando ejemplos específicos en Turquía, Indonesia y Marruecos, la carta señaló que "el derecho a participar en elecciones razonablemente creíbles y abiertas ha moderado a los partidos islamistas y fortalecido su compromiso con las normas democráticas".

"No hay sistema que yo conozca donde islamistas que han llegado al poder a través de la democracia hayan cancelado elecciones", dijo Saad Eddin Ibrahim, activista pro-democrático egipcio, quien en la rueda de prensa se mantuvo sentado debido al dolor en las piernas por las torturas que sufrió en prisión.

Reconocer a los islamistas como actores políticos legítimos y fuerzas democráticas permitiría a Estados Unidos superar sus metas, como por ejemplo poder negociar con un potencial gobierno de unidad palestino que contenga a Hamás y dialogar con otros grupos religiosos, como elementos relativamente moderados en el movimiento islamista Talibán en Afganistán y Pakistán.

Larry Diamond, profesor de la Universidad de Stanford, señaló que ese acercamiento no es tan difícil como parece, y citó como ejemplo el caso de los Consejos del Despertar en Iraq, integrados en su mayoría por ex insurgentes sunitas que se oponían a la ocupación y ahora colaboran con Washington.

Los miembros de ese movimiento seguramente habían atacado a las fuerzas estadounidenses y sus aliados, incluso con atentados terroristas, pero la decisión de incorporarlos claramente ha mejorado la situación de seguridad y la estabilidad en ese país, señaló.

Lo que queda claro de la carta y de la conferencia de prensa es que no hacer mención de los derechos humanos y la democracia sería algo inaceptable en la política exterior estadounidense.

"Esto está urgentemente en el interés nacional estadounidense. No tenemos una política en este momento. Simplemente rechazar lo que hizo Bush no es una política", afirmó Diamond.

El académico sugirió que si el gobierno hablaba en serio de promover la democracia debería comenzar a elaborar iniciativas para cada país.

Los firmantes lamentaron que en los viajes de la secretaria de Estado (canciller), Hillary Clinton, no se hizo mención de políticas diplomáticas concretas, y sugirieron que se podrían adoptar medidas económicas como forma de presionar por reformas.

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