El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sancionó este miércoles la ley que alivia el embargo a Cuba, al atenuar restricciones a los viajes, las remesas y las exportaciones a la isla.
La ley priva al Departamento del Tesoro (ministerio de hacienda) de financiamiento para asegurarse el cumplimiento de ciertas restricciones que impuso el ex presidente George W. Bush (2001-2009), lo cual, de hecho, las deja sin efecto.
La ley también permite la emisión de una licencia general para viajar a ciudadanos y representantes de compañías estadounidenses a Cuba con el propósito de vender productos agrícolas e insumos médicos.
La regulación impuesta por Bush requería a los empresarios que desearan vender sus productos a Cuba solicitar una licencia específica para cada caso, un proceso complejo, prolongado y, por lo tanto, desalentador.
Por primera vez en esta década, "el Congreso (legislativo) actúa para aliviar el embargo a Cuba y propone estas modestas reformas a un presidente que prometió cambiar la política, más que emitir amenazas de veto o mantener las cosas como están", se congratularon varias organizaciones en un comunicado conjunto.
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"Los cambios del Congreso y el presidente en su política hacia Cuba nos indican que el terreno se ha modificado y que hay impulso para reformas más amplias y duraderas", agregaron estas instituciones, entre las que figuran la Oficina en Washington para América Latina (WOLA), el Centro para la Democracia en las América (CDA) y el Grupo de Trabajo par América Latina.
La misma ley presupuestal que incluye estas disposiciones convierte en virtualmente permanente la prohibición de exportar bombas de racimo, lo que acerca a Estados Unidos al cumplimiento del tratado firmado en diciembre por casi 100 países para acabar totalmente con estas armas mortales.
Las bombas de racimo estadounidenses fueron usadas por Israel en su guerra de 2006 contra el Partido de Dios (Hezbolá) en Líbano, donde cientos de civiles y trabajadores a cargo de desactivar minas sufrieron la muerte o mutilaciones.
El alivio del embargo se concreta un mes antes de la presencia del presidente estadounidense en la Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, a la que asistirán todos los jefes de gobierno del continente excepto el cubano, Raúl Castro.
Se prevé que, antes de ese viaje, Obama cumpla con su promesa de levantar, mediante decreto, la limitación a los cubano-estadounidenses de un viaje cada tres años a Cuba y a las remesas de dinero que pueden enviar a sus familiares en la isla.
Entre las organizaciones opuestas al embargo figuran asociaciones empresariales como la Cámara de Comercio de Estados Unidos y de derechos humanos como Amnistía Internacional.
Ese conglomerado espera que el presidente estadounidense vaya aun más allá, posiblemente ampliando las potestades del Departamento del Tesoro de autorizar viajes a Cuba de carácter educativo y cultural.
Las fuerzas anticastristas, concentradas en el sur del estado de Florida y en el de Nueva Jersey, aún se oponen a cualquier medida que atempere el embargo. Sin embargo, crece el consenso en Washington hacia una normalización del vínculo entre los dos países.
La intención es alentar reformas políticas en el régimen cubano pero, sobre todo, afianzar los vínculos con el resto de América Latina, que ha solicitado virtualmente en bloque a Estados Unidos el levantamiento del embargo.
La organización continental radicada en Washington Diálogo Interamericano (IAD) calificó esta semana las políticas de aislamiento y sanción de "anacronismo que sirve principalmente para aislar a Estados Unidos del resto del hemisferio" occidental.
"Nada hará más" que una apertura hacia Cuba "por convencer a los gobiernos de la región de que el gobierno de Obama está determinado a cambiar su enfoque sobre los asuntos hemisféricos", añadió IAD en un informe que dio a conocer esta semana.
Esta institución de expertos está presidida por la ex representante estadounidense de Comercio Carla Hills y por el ex jefe de Estado de Chile Ricardo Lagos (2000-2006). Sus vicepresidentes son el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias y el jefe de equipo del ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) Thomas McLarty.
Diversas mayorías se conformaron en el Congreso en los pasados ocho años para mejorar las relaciones con Cuba, pero se vieron maniatadas por la amenaza de veto del entonces presidente Bush.
Dos de las tres medidas aprobadas por el Congreso y sancionadas por Obama son fundamentalmente simbólicas. Por una de ellas, se les permitirá a los cubano-estadounidenses visitar la isla cada tres años, pero el Departamento del Tesoro no podrá perseguir a quienes viajen con más frecuencia, porque carecerá de fondos para eso.
También se les seguirá ordenando a las compañías de alimentos y medicinas que reciban en efectivo y antes del embarque el pago por sus exportaciones a Cuba, y, del mismo modo, el Tesoro no podrá controlarlo.
La tercera medida permite al Tesoro emitir una licencia general para las empresas agrícolas y médicas que deseen exportar sus productos a Cuba. Esta provisión es un cambio de gran importancia, según Jake Colvin, vicepresidente del Consejo Nacional de Comercio Exterior que reúne a grandes multinacionales.
El hecho de que el Congreso legislativo haya dado el primer paso permitirá a Obama ir aun más allá de sus promesas de campaña de levantar las restricciones a los viajes y remesas.
"Esto demuestra cuán importante cambió el clima político de Estados Unidos respecto de Cuba", dijo Sara Stephens, del Centro para la Democracia en las Américas. "Creo que en el Congreso hay impulso para hacer a los viajes disponibles para todos, pero el presidente no necesita esperar por los legisladores."