Al borde de la cesación de pagos, Ucrania evalúa sus posibilidades de superación de la crisis tanto al este como al oeste.
La rivalidad entre el mandatario de Ucrania, Viktor Yushchenko, y su primera ministra Yuliya Timoshenko, ex aliados pro occidentales y probables contendientes en los comicios presidenciales de enero de 2010, parece tener prioridad frente a las catastróficas consecuencias en el país de la crisis económico-financiera mundial.
La moneda nacional, grivna, oscila de forma vertiginosa y se volvió una fuente importante de beneficios para los especuladores. La crisis en la construcción y en la industria metalúrgica amenazan con propagarse a otros sectores de la economía de ese país de 46 millones de habitantes.
Sus reservas de oro y de divisas no bastan para cubrir las deudas del Estado, una coyuntura que, según indicó Yushchenko el año pasado, puede dejar al país al borde de la cesación de pago.
Organismos multilaterales y gobiernos occidentales, preocupados por un aumento de la influencia de Rusia sobre la vecina Ucrania, exhortan a los dos líderes a resolver sus diferencias y a cooperar para cumplir con los requisitos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y recibir un préstamo de 16.500 millones de dólares.
[related_articles]
Pero al FMI, al Banco Mundial y a varios funcionarios occidentales se les acaba la paciencia con la doble diplomacia ucraniana, la de Yushchenko, por un lado, y la de Timoshenko, por otro.
El 11 de este mes, los gobernantes ucranianos enviaron una carta al FMI en la que anunciaban haber resuelto sus discrepancias. El organismo aplaudió la declaración en tanto que demostración de buenas intenciones, pero sigue preocupado por la implementación de las medidas necesarias.
Ambos políticos ucranianos acordaron varias veces poner fin a sus peleas, para volver a apuñalarse por la espalda en la primera oportunidad.
Kiev mantiene contactos con varios países en busca de fondos, pero hay pocas posibilidades de que las potencias occidentales accedan a prestarle más dinero a menos que acepte las condiciones dispuestas por el FMI. Estos requisitos son revisar los indicadores macroeconómicos, aumentar en forma gradual la edad de jubilación y llevar el precio de venta al público del gas al nivel del mercado internacional.
Preocupados por las condiciones impuestas por el FMI, los sindicatos acusaron este mes al gobierno de "profundizar la crisis que recae sobre los más pobres a raíz de la inacción de las autoridades".
El pro ruso Partido de las Regiones, el principal de la oposición, también se opone a un préstamo del FMI con esas condiciones.
Al mismo tiempo, Timoshenko mantiene conversaciones con Moscú por un préstamo de 5.000 millones de dólares para cubrir el déficit presupuestal, pero se niega a hablar del asunto en público.
La ventaja de un préstamo ruso es que sus condiciones son más fáciles de cumplir. Sin embargo, la medida de la primera ministra "desató inmediatas especulaciones sobre sus posibles consecuencias", dijo a IPS Natalya Shapovalova, analista del Centro Internacional de Estudios Políticos, con sede en Kiev.
El entorno del presidente Yushchenko acusa a Timoshenko de traicionar a Ucrania haciendo concesiones a Rusia, pues Moscú puede querer aprovechar la crisis para controlar la red de gas local.
Shapovalova cree que no es realista pensar que Rusia, con todos los problemas que tiene, va a salir al rescate de Ucrania.
"Para cualquier gobierno sería peligroso tomar una medida similar cuando se vienen las elecciones presidenciales. Además, teniendo en cuenta las delicadas relaciones bilaterales, también es un asunto peligroso a largo plazo", señaló.
Desde que se instaló el gobierno pro occidental en Ucrania en 2005, Rusia se niega a suministrarle gas "subsidiado", lo que motivó la guerra de precios y los duros intercambios verbales.
Pero en los últimos tiempos hubo algunas señales de acercamiento.
El primer ministro ruso anunció que la estatal firma Gazprom no exigiría a Ucrania el pago de una multa por la deuda que tiene por el suministro de gas, teniendo en cuenta que su vecino está "al borde de la cesación de pagos".
La ciudadanía ucraniana responsabiliza a los políticos de la crisis. Las últimas encuestas indican que alrededor de 70 por ciento de los entrevistados piensan que las autoridades son incapaces de resolver los problemas del país y 64 por ciento están dispuestos a participar en manifestaciones pacíficas.
La empobrecida sociedad ucraniana se agita ante la catastrófica situación.
Cada vez hay más huelgas y robos a bancos. Estudiantes protestaron en Kiev bajándose los pantalones en razón de que se cuadruplicó el precio del boleto del tren metropolitano. Un canal de televisión local informó que una mujer había vendido su riñón en el extranjero para pagar una deuda.
En enero hubo una tendencia al alza en el retiro de depósitos. Además, es casi imposible pedir un préstamo al Banco Nacional de Ucrania sin poner en riesgo a todo el sistema bancario del país.
El Banco Nacional fue acusado de otorgar una dudosa asistencia financiera a bancos que no cumplían con los requisitos necesarios, los que, además, utilizaron los fondos para especulaciones, lo que contribuyó a debilitar la grivna y a agravar la crisis.
La nueva reglamentación dispuesta por el gobierno para las finanzas y sus consecuencias sobre la liquidez del sistema bancario puede obligar a varios de los 186 bancos de Ucrania a bajar la cortina.
"No es sólo un problema de falta de fondos, también político. El gobierno tiene que diseñar un programa para hacer frente a la crisis y ajustarse a las obligaciones de FMI", sostuvo Shapovalova.