Seis de los 10 distritos más pobres de Perú se ubican en el mayor centro de producción de cocaína del país, escenario de la más vasta ofensiva gubernamental para neutralizar a remanentes de la organización maoísta armada Sendero Luminoso.
Tintay Puncu es uno de los distritos más pobres de Perú, según la recién difundida evaluación del estatal Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), que investigó las condiciones de vida de la población en 1.832 de esas jurisdicciones
Esta localidad se ubica en la provincia de Tayacaja, en la región surandina de Huancavelica. Noventa y siete por ciento de los 8.511 habitantes viven en condiciones de pobreza, y 92,3 por ciento en extrema pobreza.
Tintay Puncu es un punto obligado de los narcotraficantes tanto para el ingreso de insumos químicos utilizados en el procesamiento de clorhidrato de cocaína como para sacar la droga del área de influencia del valle de los ríos Apurimac y Ene, conocido por sus siglas VRAE.
Pobladores del distrito y de otros aledaños, ante la escasez de empleos, se transforman en "mochileros" que sacan a cuestas la droga del VRAE por caminos secretos para eludir el control de las fuerzas de seguridad. Otros se dedican al cultivo ilegal de hoja de coca.
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Los distritos adyacentes al VRAE son escenario del conflicto entre los remanentes senderistas y las fuerzas del gobierno participantes en la contrainsurgente "Operación Excelencia".
Eso quedó en evidencia el 10 de octubre, cuando se registró en Tintay Puncu una emboscada guerrillera que acabó con la vida de 12 soldados del ejército y dos civiles.
Los otros distritos cercanos al VRAE que figuran entre los 10 más pobres del país son San Antonio de Antaparco (97,9 por ciento de la población vive en la pobreza), Salcahuasi (96,5), Anchonga (96,1), Surcubamba (95,8) y Chinchihuasi (94,9 por ciento), todos pertenecientes a la región de Huancavelica.
El gobierno de Alan García desplegó en 2007 el Pan VRAE, agresivo programa económico, social y militar para acabar con Sendero Luminoso y el narcotráfico en el el valle.
Pero los seis distritos más pobres de Huancavelica no están comprendidos en la estrategia porque geográficamente son aledaños al VRAE y no figuran en los ubicados en los valles productores de cocaína.
En los 13 distritos considerados en el programa del VRAE también cunde la pobreza, pero no tanto como en los seis de Huancavelica.
Por ejemplo, son pobres 92,4 por ciento de los pobladores de Chungui, 8,4 por ciento de la de Anco, 86,4 por ciento de la de Ayahuanco, 83,9 por ciento de la de San Miguel, 74 por ciento de la de Pichari, y 73,2 por ciento de la de Kimbiri.
El resto de distritos abarcados por el programa del VRAE (Pangoa, Rio Tambo, Santa Rosa, Mazamari, Sivia y Llochegua) registran niveles de pobreza entre 67 y 37 por ciento, muy por debajo del promedio de 95 por ciento de los seis distritos de Huancavelica.
Un funcionario experto en lucha contra la pobreza, Iván Hidalgo Romero, explicó a IPS que al Ministerio de Defensa le correspondió concentrarse en los distritos del VRAE que requerían prioridad.
El proyecto consiste en fortalecer el plan de inversiones en el VRAE para luego ampliar su radio de acción, con la finalidad de alcanzar a distritos adyacentes como los de Huancavelica.
Hidalgo es el coordinador nacional de Crecer, uno de los principales programas de lucha contra la pobreza, y presidente de Juntos, un proyecto de apoyo directo a los más pobres. También es secretario técnico de la Comisión Interministerial de Asuntos Sociales (CIAS).
"El Ministerio de Defensa primero identificó 13 distritos y ahora son 31, lo que demuestra un gran esfuerzo", dijo Hidalgo a IPS. "Nadie duda de que existe más pobreza en los distritos de Huancavelica que en los del VRAE, pero conforme avance la ejecución del plan se irán incorporando más. No hay nada cerrado ni nada que no se pueda perfeccionar."
El 14 de noviembre de 2007, un grupo senderista atacó la comisaría del distrito de Huachocolpa, en Huancavelica, que sirve como vía de acceso al VRAE. Los insurgentes mataron al comisario y se llevaron un cargamento de droga que la policía se había incautado.
De los 4.900 habitantes de Huachocolpa, según INEI, 93,5 por ciento viven en pobreza y 77,9 por ciento en extrema pobreza. Pero este distrito no está integrado al Plan VRAE de lucha contra la pobreza.
Hidalgo reconoció que se deben afinar los programas, pero acotó que es preciso admitir también que la pobreza se ha reducido notablemente.
Al inicio de la presidencia de Alberto Fujimori, en 1991, y en 2001, cuando comenzaba la de Alejandro Toledo, la pobreza afectaba a 54 por ciento de la población peruana, recordó.
En 2006, al comenzar el gobierno de Alan García, "no recibimos un país rico sino un país pobre con problemas estructurales de inequidad y desigualdad de ingresos, pero estamos avanzando", sostuvo Hidalgo.
La pobreza bajó de 48,5 a 39,3 por ciento en todo el país. "Muchas fallas hemos tenido, pero ha bajado la pobreza y la pobreza extrema. Hasta el Banco Mundial dice que Perú es uno de los 10 países del mundo donde la pobreza ha bajado con mayor velocidad", argumentó.
"Ahora bien, que falta rebajar más la pobreza, claro que sí, y estamos haciendo todo el esfuerzo. Los problemas de Perú son seculares y estructurales y no se van a resolver en uno o dos años. Debemos tener mirada a largo plazo para poder fijar políticas públicas que sostenidamente disminuyan la pobreza y todos sus factores determinantes", dijo.
Si algo explica que Tintay Puncu, San Antonio de Antaparco, Salcahuasi, Anchonga, Surcubamba y Chinchihuasi se encuentren entre los 10 distritos más pobres del país es que estas localidades son víctimas de la injusta distribución del presupuesto que asigna el Estado peruano a Huancavelica.
Según el Ministerio de Economía y Finanzas, en el año que pasó el distrito de San Antonio de Antaparco recibió una transferencia de 280.000 dólares, 0,33 por ciento del presupuesto de toda la región de Huancavelica. O sea, 91 dólares para cada uno de los 3.055 habitantes del distrito, 97,9 por ciento de los cuales viven en la pobreza.
La situación es similar en el resto de los 10 distritos más pobres de Perú.
Salcahuasi obtuvo en 2008 nada más que 633.000 dólares (0,73 por ciento del presupuesto), Surcubamba, 826.000 (0,95 por ciento), Tintay Puncu, 839.000 (0,96 por ciento), y Anchonga, un millón de dólares (1,22 por ciento).
En promedio, la inversión estatal por habitante en esos distritos no supera los 100 dólares al año.
"Es incomprensible que seis de los distritos más pobres del país, escenarios de episodios de violencia por parte de Sendero Luminoso y zonas de influencia del narcotráfico, no estén incorporados al Plan VRAE", dijo a IPS al consultor internacional Jaime Antezana, experto en estudios sobre violencia política y drogas.
"Dada la extrema pobreza de los distritos de Huancavelica en las vías de acceso al VRAE, los pobladores consideran natural la presencia del narcotráfico y Sendero Luminoso en la zona. Incluso se suman a las actividades de las organizaciones criminales porque no tienen otra opción", explicó.
"Son distritos pobres histórica y estructuralmente. No se podrá derrotar al narcotráfico ni a la subversión si no se acaba con los siglos de miseria, exclusión y desigualdad en esa zona", apuntó Antezana, coautor del ensayo "Narcotráfico: amenaza al crecimiento sostenible del Perú".
Narcotraficantes y senderistas captan a jóvenes de los distritos más pobres de Huancavelica para convertirlos en "traqueteros" —acopiadores de droga— y "mochileros" —transportadores de droga e insumos químicos—, a quienes les pagan en dólares, indicó el experto.
"Excluir de los programas de lucha contra la pobreza a esos distritos, que además son los más míseros del país, es como castigarlos por el simple hecho de ser pobres", dijo Antezana.
"Lo que se necesita es un programa con un presupuesto autónomo y exclusivo para el VRAE y las zonas aledañas, que incorpore a todas las localidades afectadas por el narcotráfico y el senderismo", recomendó.
En 2008, el gobierno invirtió en el programa Crecer 906,2 millones de dólares. Para este año ha previsto un presupuesto de 1.145,9 millones.
"La exclusión social, la desnutrición, el analfabetismo y la carencia de servicio básicos son problemas que no se van a resolver en uno o dos años. Pero hemos comenzado a hacerlo gradualmente", señaló Hidalgo: "El gobierno tiene la voluntad expresa de invertir en programas sociales."