Las crisis financiera, ambiental y social que vive el mundo someten al Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a reclamos y expectativas que la institución no puede atender, por las limitaciones manifiestas en su 50 reunión anual, celebrada hasta este martes en esta ciudad colombiana.
El incremento del capital del BID, para que pueda ampliar sus préstamos a América Latina y el Caribe, difícilmente contribuirá a mitigar los impactos de la depresión financiera internacional que ya desaceleraron la economía regional.
La Asamblea de Gobernadores, que reunió a representantes de los 48 socios del Banco el domingo y el lunes, mostró el consenso para promover la novena recapitalización del BID, pues Estados Unidos, principal contribuyente, la apoyó, y los países latinoamericanos y caribeños se verán beneficiados.
La Asamblea autorizó el "inicio inmediato" de estudios con ese fin. Pero el aumento del capital, que se pretende sea de 180 por ciento para alcanzar los 280.000 millones de dólares, requerirá años para materializarse y depende de acuerdos entre "los dueños" del Banco, o sea los gobiernos de 48 países, admitió el presidente de la entidad, Luis Alberto Moreno.
La depresión financiera no esperará tanto tiempo, se necesitan medidas inmediatas "a más tardar en abril" para ampliar los créditos que respondan a las necesidades urgentes de los países, reclamó el representante de México, Ricardo Ochoa, director de asuntos internacionales de la Secretaría (ministerio) de Hacienda.
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Si bien es "irrisoria" y tardía en relación a las demandas generadas por la crisis, la ampliación del crédito a través de la recapitalización del BID es interesante porque con pocos aportes, de solo cuatro por ciento del capital adicional, se incrementan mucho los financiamientos, lo cual es una "ventaja del modelo cooperativo", reconoció el ministro de Hacienda de República Dominicana, Vicente Bengoa.
La limitación de los recursos del BID queda patente no solo con relación a la caída de las inversiones extranjeras en América Latina, que pasaron de 184.000 millones de dólares en 2007 a menos de la mitad en 2008 y posiblemente a un cuarto este año, sino también a las remesas de los trabajadores emigrantes.
En 2008, según datos del mismo BID, América Latina y el Caribe recibieron 69.200 millones de dólares en transferencias de sus ciudadanos que viven en el exterior. La suma supera en más de seis veces el total de préstamos del Banco en el mismo año.
Esas remesas se reducirán por primera vez en 2009, con una caída estimada de 11 a 13 por ciento, siguiendo una tendencia iniciada en el último trimestre del año pasado.
Las consecuencias sociales de esta contracción serán graves porque en muchos casos, como en República Dominicana, las remesas de millones de emigrantes se destinan a la alimentación de sus familias, más que a la compra de bienes durables o a gastos de educación, destacó Bengoa.
El debate en la reunión del BID se concentró en el aumento del capital y de los préstamos, algo que es irrelevante para superar la crisis, según el economista colombiano Héctor Moncayo, del Instituto de Servicios Legales Alternativos.
Habría que hacer un balance de los 50 años de historia del BID para cambiar sus enfoques y mecanismos, de forma a promover mayor transparencia y participación de la sociedad en sus actividades, dijo Moncayo a IPS.
Moncayo participó en la Asamblea de los Pueblos, una iniciativa de 42 organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales que se reunieron en forma paralela entre el 25 y el 27 de marzo, e hicieron duras críticas al BID. Han sido "50 años financiando la desigualdad", según el lema del encuentro.
En los años 90, por ejemplo, el Banco solventó muchos proyectos de reformas institucionales, ingresando a un rubro netamente político. Sería conveniente evaluar esa "intervención política" que promovió la aplicación de ideas neoliberales, señaló Moncayo, ex profesor de la Universidad Externado de Colombia.
Los activistas destacaron que el BID no cumplió su mandato de reducir la pobreza y la desigualdad en América Latina.
La región sigue siendo la de mayor brecha entre ricos y pobres del mundo. Su índice Gini, que mide esa desigualdad, se redujo sólo de 0,58 a 0,52 en el período transcurrido entre 1970 y 2008, muy rezagada del promedio de 0,31 que tienen los países industrializados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Venezuela, que no contó con financiamientos del BID en los últimos años, logró reducir su índice Gini a 0,41 por ciento, compara la publicación "BID en la mira" distribuida por los movimientos sociales en la reunión de Medellín.
Pese a la Iniciativa de Energía Sustentable y Cambio Climático, adoptada por el BID en 2006, sus préstamos siguieron favoreciendo proyectos energéticos basados en combustibles fósiles, añade la publicación. Solo 12 por ciento de ellos se destinaron a energías renovables, ignorando la crisis climática y manteniendo "la brecha entre la retórica y la práctica en el BID", destaca.
Algunas acusaciones exageran el poder real del Banco para decidir sobre los proyectos que financia, que atienden sobre todo a políticas y pedidos nacionales. Pero una mayor participación de la sociedad civil en las decisiones fue reclamada por varios participantes de la reunión del BID, incluyendo al ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001).
A Washington parece preocuparle más la gestión del colombiano Moreno al frente de la entidad. El secretario (ministro) del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, dijo esperar "compromiso con la buena gobernanza" y un mejor manejo de los riesgos, anuncio que se interpretó como condiciones interpuestas por su país a la entrega del aporte necesario a la capitalización.
Las pérdidas de 1.900 millones de dólares que sufrió el BID en parte de 2007 y 2008, a causa de inversiones riesgosas en activos que se devaluaron rápidamente por la crisis financiera, recibieron críticas de varios parlamentarios estadounidenses, por ser muy superiores a las sufridas por otras instituciones financieras multilaterales.
Moreno restó importancia a esa pérdida, que es nominal, dijo, y que en la práctica sería mucho menor y terminaría cubierta por otros rendimientos, según aseguró.