El alivio de restricciones a las remesas familiares y viajes hacia Cuba de connacionales residentes en Estados Unidos tendrá un impacto moderado en la economía de esta isla caribeña, en parte por la crisis financiera que sacude al país norteamericano, prevén expertos.
Investigadores consultados por IPS coincidieron en que la recesión de Estados Unidos limitará los beneficios esperados, además de que tampoco era tan significativo el número de viajeros de origen cubano que llegaban a este país hasta 2004, cuando el ex presidente George W. Bush (2001-2009), impuso las limitaciones.
"La gente de Miami no tiene trabajo, no puede pagar su hipoteca, ¿cómo entonces va a enviar más dinero o viajar a Cuba?", se preguntó uno de los expertos, que recordó, además, que el gobierno de Raúl Castro está restringiendo las importaciones, lo cual puede conllevar menos compras a Estados Unidos.
A su vez, Luis René Fernández, vicedirector del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, consideró poco significativo el impacto de las medidas en términos económicos, tras recordar que los viajeros cubano-estadounidenses eran algo más de 100.000 en 2004.
En su opinión, el segmento de emigración más interesado en mantener sus lazos familiares corresponde a personas que se fueron a partir de los años 80. "Se trata de un sector más vulnerable a la crisis allí y por más motivado que esté tiene menos posibilidades de viajar y aumentar sus remesas", indicó.
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Para este estudioso, lo verdaderamente importante sería la liberación de los viajes que incluya también a ciudadanos estadounidenses y una mayor disminución, o la eliminación total, de las restricciones en todos los casos.
En 2004 Cuba alcanzó por primera vez la meta de dos millones de turistas, aunque desde mayo se interrumpió la fluidez de los viajes procedentes de Estados Unidos, debido a restricciones que también alcanzaron a académicos y profesionales estadounidenses interesados en asistir a reuniones internacionales.
En 2003 habían sumado 115.142 los visitantes cubano-estadounidenses. Autoridades del sector estimaron en ese entonces que entre mayo y octubre, el flujo de visitantes procedentes del país vecino cayó en 50 por ciento, y en 38 por ciento el de los cubano-estadounidenses.
Analistas consideran que, de no existir la prohibición sobre ciudadanos estadounidenses de viajar a Cuba, a corto plazo podrían llegar 1,3 millones de turistas de esa nacionalidad. Otros estudios añaden que, si se levanta el embargo económico y comercial impuesto por Washington, los viajeros desde Estados Unidos podrían llegar a cinco millones al año.
El sector turístico comenzó desde hace un tiempo a prepararse para aumentar sus capacidades y mejorar las existentes, propósito que coincide con la posibilidad de un cambio de política hacia La Habana por parte del presidente Barack Obama, quien firmó el martes la ley de presupuesto que atenúa las disposiciones de su antecesor.
Según las medidas de Bush, los residentes de origen cubano podían visitar a sus familiares directos en Cuba solo una vez cada tres años, limitar su gasto diario aquí a 50 dólares y permanecer no más de 14 días. Además, el envío de remesas familiares no podía pasar de unos 100 dólares mensuales.
Los cambios, refrendados el miércoles con el visto bueno del director de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), Adam J. Szubin, incluyen autorización de viajes familiares con frecuencia anual, una estancia ilimitada y un gasto máximo diario de 179 dólares.
En verdad, las restricciones adoptadas por Bush no fueron derogadas. Pero la ley sancionada —que incluye asignaciones presupuestales diversas— eliminó los recursos para que el Departamento del Tesoro las hiciera cumplir, lo que implica en los hechos dejarlas sin efecto.
La única nueva disposición incluida en la ley establece una licencia general de viajes a Cuba para ciudadanos y representantes de compañías estadounidenses con el propósito de vender productos agrícolas e insumos médicos.
Las regulaciones de Bush requerían a los empresarios que desearan vender sus productos a Cuba solicitar una licencia específica para cada caso, un proceso considerado complejo, prolongado y, por lo tanto, desalentador.
De acuerdo con una legislación de 2000, Washington permite las exportaciones de alimentos a Cuba, pero en efectivo y mediante pagos anticipados. Desde 2001, esas ventas totalizan 2.700 millones de dólares, cifra que podría incrementarse si se suavizan las condiciones de transacción.
Hasta el jueves, la prensa cubana no había dedicado espacio a la flexibilización de algunas de las restricciones impuestas por Bush, aunque la noticia ya se comentaba por la gente que tiene parientes en Estados Unidos. Tampoco las autoridades se han referido al asunto.